viernes, 30 de agosto de 2013

CRISTO DE TACORONTE





GLOSA DE UN LIBRO QUE NO ENVEJECE
Van para veinte años que se publicó la primera edición de este libro señero de Gutiérrez Albelo, Cristo de Tacáronte, aus­piciada por el Instituto de Estudios Canarios en 1944. Tres años después fue lanzada por la misma docta entidad una segunda edición de mil ejemplares numerados, cifra casi astronómica en una tirada poética y reveladora del rápido éxito público de la obra. El éxito crítico corrió con él; pero no vamos a detenernos sobre esto.
Mucho y muy vario ha llovido desde entonces sobre el agro poético español, tan fértil en todos sus meridianos. Torrenteras y riadas han cambiado totalmente el panorama, durante esas casi dos décadas, en la que se ha venido llamando nuestra poesía de posguerra. Poesía de transición, en constante metamorfosis, la de este lapso sin precedente en nuestra rica historia lírica. A lo largo de él pudimos asistir al orto y al ocaso de infinitas "tendencias" cuya enumeración resultaría ímprobo resumir; bástenos citar, como ejemplo, las más destacadas: "neogarcilasismo", "postis-mo", poesía "social", los "novísimos"... Hoy las aguas vuelven a sus cauces, se serenan los espíritus, presentimos un "renaci­miento".
Por eso, al releer, al cabo de los años, el libro de Gutiérrez Albelo, nos asalta esa emoción de lo intuido, de lo salvaguardado. Porque su poesía era ya la que, después de tantas mudanzas y escarceos, ha venido a quedar vigente, tras lógica y necesaria evo­lución. En ella estaban, de nuevo, los temas esenciales y la forma coloquial; el paisaje vernáculo y su tipología humana; el alma fer­vorosa de sus campos y aldeas; toda una vida regional latiendo monocorde...[…]

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