viernes, 12 de abril de 2013

LA PIEDRA ZANATA Y EL MUNDO MAGICO DE LOS GUANCHES





Prólogo; una piedra polémica
Extraño libro el que tienes en tus manos. Tan inusual como las circunstancias que lo han hecho posible. Es un trabajo en el que se mezclan la alegría del descubrimiento con la zozobra provocada por una campaña extraña y ajena.
La prensa bautizó a una pieza arqueológica encontrada en Teneri­fe con el nombre de Piedra Zanata. Desde entonces así ha sido denomi­nada por todo el mundo, para bien o para mal.
Han pasado casi dos años desde que en los periódicos canarios aparecían titulares que iban desde expresiones como La Piedra de Zana­ta, el hallazgo arqueológico más importante de la historia de Canarias, hasta Pudo ser comprada a un comerciante en 150.000 pesetas. Denun­cias de escándalo sobre la Piedra Zanata. Asistentes al seminario de la "Menéndez Pe/ayo" hablan de falsificación. Sin embargo, al margen de estas noticias un grupo de personas seguía trabajando. Entre ellos me encontraba yo, aunque aislado totalmente, ya que mi campo de trabajo no era el arqueológico sino el de la filología. Aunque yo no era insensible a los juicios negativos de ciertos sectores, veía compensada con creces esa dificultad. Recluido en mí cuarto de trabajo observaba cómo, lo que al principio eran hipótesis, se iban transformando en tesis, en certezas. Unos días antes de la tremendista noticia citada, en la que se hablaba de fraude, tuve la suerte de encontrar la misma inscripción en un tratado de magia morisca, plagado de elementos bereberes. Esto alejaba la posibili­dad de una imitación en la piedra. En primer lugar, porque un talismán, que es en donde se encuentra la segunda inscripción, ha de escribirse sobre papel o tela, mientras que la Piedra Zanata lo está sobre un soporte bien diferente, lo cual implica que se inscribió en piedra porque se carecía de tela o papel, como ocurre entre los prehispánicos de Canarias. En segundo lugar, porque el hipotético autor del fraude tenía que haber conocido el manuscrito de la segunda inscripción, que se encuentra en los fondos manuscritos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de Madrid. Dicho manuscrito fue publicado en 1993, mientras que la Piedra Zanata se descubrió un año antes. Considero extraño que ese imaginario falsificador se dedicase a sumirse en los anaqueles de una biblioteca de manuscritos árabes para copiar precisamente esos signos y no otros.

No obstante, la inscripción segunda conllevaba nuevas dificulta­des: el manuscrito en donde se encuentra está datado en el siglo XIV; por otro lado, el manuscrito es morisco. A primera vista, la fecha parece excluir la antigüedad de la piedra, que se fija en la época de la domina­ción romana en el Norte de África. En segundo lugar, el carácter de morisco está anejo al de Islam, lo que excluiría la datación anterior, dado que el Islam nace en el siglo Vil.

A la dificultad, puesta por mí mismo, de la relativa modernidad del morisco, he de decir que muchas de las obras de la antigüedad se han conocido a través de copias muy posteriores, gracias a las cuales han podido ser rescatadas del olvido.
El escollo referente al carácter musulmán del manuscrito se sol­venta fácilmente, ya que la magia que aparece, no solamente en esta obra sino en otras como el Picatríx o en El Libro de las Cruces, es una herencia de la magia practicada en el norte de África, mucho antes de que los musulmanes invadieran la zona. Esta magia ha resistido las oleadas de nuevas y más racionales religiones, como son el Cristianismo o el Islam.

Todo lo que se reflejó en la prensa desde aquel 15 de septiembre de 1992 en torno a la piedra Zanata, demuestra que el pueblo canario ha participado activamente en el tema: desde sus defensores más fieles hasta los más implacables detractores han hecho de las líneas que siguen un libro vivo y palpitante. Aunque una publicación de este tipo no acos­tumbra a tener en cuenta la prensa diaria, en este caso ha sido impres­cindible su consulta. Porque, a las dudas que yo mismo me planteé he añadido las objeciones de los otros, tal y como se reflejaban en los periódicos.

Este libro es la reducción precipitada de una obra ambiciosa que cubriría todo el campo de los guanchismos registrados hasta el momento. La palabra zanata era uno más. Dentro del área de este vocablo se incluiría el estudio de la piedra Zanata. Pero esto suponía una labor de años; me sentía obligado a publicar lo que sigue en una edición de […]

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