jueves, 4 de abril de 2013

LA ENCICLOPEDIA TEMATICA E ILUSTRADA DE CANARIAS





Los teóricos de la modernización, hace ya unas cuantas décadas, pronosticaron la progresiva desapari­ción de las identidades culturales, y en especial de los nacionalismos y de los movimientos étnicos. Su previ­sión se basaba en la premisa de que las identidades étnicas, consideradas un residuo de las sociedades tradi­cionales y premodernas, sucumbirían ante la fuerza de la sociedad moderna, con su marcada tendencia a la uni-formización cultural.
Podemos afirmar que la globalización no es un fe­nómeno actual sino una realidad de ahora y del pasado, aunque hoy el mundo está más interrelacionado. Fenó­menos de la globalización del pasado fueron la conquis­ta de América, las Cruzadas, el Imperio Romano, las invasiones islámicas,... Incluso podemos afirmar que la mayor parte de las culturas y poblaciones del mundo, de diversa manera y variada dimensión, han estado de algún modo relacionadas; han cambiado y evolucionado. Canarias, en su pasado y en su presente, ha estado es­pecialmente condicionada por los procesos de interna-cionalización económica y cultural, lo que la hace incomprensible sin aquéllos. Pero es a partir de las últi­mas décadas, especialmente desde la crisis de 1973 cuando se ha producido una extraordinaria expansión y complejización de las interrelaciones entre los diferen-tes pueblos del mundo, sus instituciones y sus culturas, isí como un desarrollo de una creciente conciencia de globalización. El proceso de globalización, por tanto, no puede ser visto sólo como un fenómeno meramente conómico, tecnológico o comercial de carácter uni-lineal, universal y necesario, sino también como movi miento de bienes y personas, circulación y consumo de símbolos, imágenes e ideas. Es consecuencia de la transnacionalización económica, donde a través de un proceso tendencialmente planetario y omnicomprensivo, zona habitada del planeta, en su totalidad tiende a invertirse cada vez más en un espacio interconectado -de este modo unificado-, más continuo que discreto, i virtud de múltiples y complejas interrelaciones, no solo desde el punto de vista económico sino también social, político y cultural.

      Fenómenos como el aumento y diversificación losflujos migratorios transnacionales, la difusión de nuevas tecnologías de procesamiento de datos, imaágenes visuales y sonido, la concentración de las redes de comunicación de datos y de los medios de difu-cion masiva de la información, la aparición de nuevas redes mundiales de relaciones gubernamentales y no gobernamentales, el proceso de mercantilización de sibolos étnicos y la politización global de las etnnidades y del ecosistema constituyen factores y mani-taciones del proceso de globalización. En ese
tido más que un mundo homogeneizado y uniformeriamos denominarlo un mundo más interconectado el correo electrónico e Internet, los aviones y los viajes a larga distancia, la televisión, los teléfonos mó­viles y el cine. Todos estos medios hacen que las in­fluencias culturales puedan extenderse por el planeta a una velocidad inédita. Los espacios cerrados, circuns­critos, los territorios étnicos cada vez son más fluidos, porque los seres humanos se mueven. La discontinui­dad espacial cada vez más se siente y percibe como reducida, pues las mercancías viajan a lugares antes recónditos, y gentes de culturas e identidades diversas comparten espacios y territorios comunes. A pesar de todo ello, por el momento sólo es posible señalar la existencia de tendencias demasiado variadas y des­iguales, y de relaciones demasiado complejas, a la vez que de factores de cambio contrapuestos.
Algunos autores plantean que la uniformización lin­güística es necesaria, que es preciso la canonización de una lengua, por ejemplo, como medio de comunicación, aunque ello lleve consigo la desaparición de la enorme variedad y rica multiplicidad de lenguas y dialectos. En cierto modo, hacer desaparecer el pasado es calificado de inevitable, ya que no se puede esperar que culturas tan atrasadas sobrevivan en un mundo moderno. Pero por paradójico que parezca, los procesos de globalización desde una perspectiva cultural no consisten en la difusión exclusiva de costumbres, prácticas y creencias de las grandes religiones establecidas, ligadas a las sociedades más avanzadas. En el consumo global, muchos elemen­tos culturales ligados a sociedades consideradas más atra­sadas ocupan un lugar relevante. Difusión de ritmos como la salsa o el reggae, comidas como los tacos mexicanos, cultos como el candomblé brasileño y la santería cubana, se introducen en las naciones desarrolladas con enorme facilidad, generalizándose su consumo por doquier. E in­cluso, en la creación de un mercado único, las empresas transnacionales por el momento han debido ceder a la multiplicidad lingüística para unificar todos los mercados.
Por otra parte, podemos afirmar que el proceso de globalización a la vez que estimula procesos de «homo-geneización cultural» también estimula, de diferentes maneras, revitalizaciones étnicas y particularismos e iden­tidades de diversa índole. Esas identidades en ocasiones resultan «locales», es decir vinculadas a una localidad o lugar, en otras ocasiones a varios. Se trata de identidades deslocalizadas o translocales que esencialmente se de­sarrollan incluso a través de las fronteras de los estados-nación.
Este proceso, a la vez que no es unívoco, tampoco en gran medida es democratizador, como se le considera a menudo. Pues, por ejemplo el acceso a las redes de Internet no es el mismo en todos los lugares del mundo, ni en todas las clases sociales. Crece así la polarización, las jerarquías urbanas, la concentración y la centraliza­ción, aunque es bien cierto que progresivamente casi to­dos los sectores sociales acceden de hecho a algunas ventajas de la globalización. […]

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