viernes, 12 de abril de 2013

LA BATALLA DE ACENTEJO: ENTRE LA HISTORIA Y LA LEYENDA





1. Introducción.
Así murió, colmado de sólida gloría militar, aquel héroe salvaje, después de haberse hecho un lugar tan distinguido entre los suyos por sus bríos, su capacidad, sus hazañas y aún por sus delitos.
(VIERA Y CLAVIJO, Joseph de, tomo I, p. 515).
M
ucho y mal se ha escrito y hablado de la batalla de Acentejo: reivindicada por unos como sentimiento patrio, vilipendiada por otros por formar parte quizás de la leyenda y desmitificada por los que han querido ver en ella uno más de los numerosos episodios de la resistencia de los guanches a la conquista de Tenerife, ha tomado forma dispar a lo largo de los siglos hasta confundirse en sí misma y ser imposible de saber lo que aconteció realmente aquel día de mayo de 1494. Desde los textos más antiguos que hacen alusión a la misma, como los de Torriani, Gaspar de Frutuoso, Alonso de Espinosa o Antonio de Viana, ya se observaba la falta de datos históricos fehacientes sobre la misma y el resultado final es una mezcla entre realidad y excesiva ficción, entre lo que pudo ser la batalla en sí misma y el componente de leyenda que viene asociado a la misma. Esto nos permite afirmar que ya desde ese mismo momento lo que se contó sobre ella estaba en cierta medida desvirtuado, pero no porque así lo pretendiesen los autores de esos textos -salvo el poema de Antonio de Viana- sino porque carecían de fuentes documentales que hubiesen dejado constancia de la misma y porque las orales no lo eran de carácter primario, sino que recogían a su vez una tradición oral. El resultado final condicionó el propio hecho histórico, desvirtuado con el paso de los siglos hasta llegar un punto en que realidad y ficción se dieron la mano. Eso ha perjudicado cualquier análisis serio que se haga de este tema y de la conquista de Tenerife en general, pero ineludiblemente debemos recurrir a esas fuentes históricas e historiográficas para poder dar a conocer lo que sucedió en esa zona del norte de la isla y separar de ellas todo ese componente de leyenda que reduce aún más la información fiable sobre la batalla […]

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