sábado, 6 de abril de 2013

HISTORIA DE CANARIAS



[5 TOMOS]
Presentación
LA Historiografía canaria surge con los primeros intentos europeos por anexionar las Islas. La crónica de los franceses Fierre Boutier y Jean Le Verrier, redactada a principios del siglo XV, constituye el primer ca­pítulo de esa literatura histórica. Un capítulo que, como el de las crónicas castellanas, redactadas a continuación (Ovetense, /.acúnense, Matritense...) tienen el valor de lo testimonial.
A partir de estas fuentes cabe establecer dos hitos en el desarrollo de la Historiografía de tipo general: antes y después de Viera y Clavijo; antes y después de la escuela universitaria lagunera.

Antes de Viera y Clavijo (1731-1813) hemos de tener en cuenta la recapi­tulación de Leonardo Torriani (Descripción e Historia...); el aporte de fray Alonso de Espinosa, muy concreto y que citamos porque quizá por haber vi­vido el autor en América tuvo presente el mundo indígena insular; y la solvente y siempre requerida Historia de la Conquista... de fray Juan de Abreu y Galindo. Son tres nombres del Quinientos a los que siguen otros tres en el siglo XVII: Juan Núñez de la Peña, gran compilador que fue cronista ge­neral de Castilla y León y autor del Libro de las Antigüedades; el erudito Tomás Marín y Cubas, a quien debemos una Historia de las siete islas...; y fray José de Sosa padre de una curiosa Topografía de la Isla Afortuna­da de Gran Canaria.
El aristócrata Pedro Agustín del Castillo (1669-1741) cabalga entre dos centurias y su Descripción histórica y geográfica..., obra clásica, que ha merecido una edición crítica a cargo de Miguel Santiago donde no sabemos si las notas y aclaraciones de éste encierran más valor que el texto de don Pedro Agustín. Cuando éste muere, Viera y Clavijo tiene diez años. El fecun­do arcediano dedicará buena parte de su vida a las Noticias de la Historia General de las Islas Canarias (1772), obra imposible todavía de olvidar. Siempre hemos de recurrir a ella, porque Viera y Clavijo como nadie había hecho hasta su momento produjo un libro imprescindible.
En la centuria siguiente, Francisco María de León quiso continuar el tex­to de Viera, y otros como José Agustín Alvarez Rixo o Domingo Déniz Grek produjeron libros laboriosos y sobre concretos periodos o resúmenes.
Digno del empeño de Viera y Clavijo sólo destacaría en el siglo XIX, don Agustín Millares Torres, notario-compositor e historiador, autor de una His­toria General de Canarias reeditada con notables añadidos o puesta al día por autores contemporáneos.
Hemos de aguardar ya dentro de nuestra centuria a la década de los 40 para toparnos con el que hemos considerado segundo e importante hito en el desarrollo de la historiografía insular: la escuela universitaria de La Lagu­na, encabezada por el maestro Elias Serra Ráfols, pero representada por un conjunto dentro del cual entran los nombres de Buenaventura Bonnet, Juan Alvarez, Leopoldo de la Rosa y Alejandro Cioranescu. Serra Ráfols creó toda una escuela y dio un decisivo empuje al cultivo de la ciencia histórica con especial énfasis en la prehistoria y el siglo XVI.
Independientemente tuvo lugar una tarea individual con aportes referi­dos a diversas épocas y materias, prueba del interés despertado por el cono­cimiento del pasado insular, al que no eran ajenas tres revistas señeras: la «Revista de El Museo Canario», la «Revista de Historia» y el «Anuario de Es­tudios Atlánticos». Al citar a esta extraordinaria publicación, que sin duda tuvo como ejemplo al «Anuario de Estudios Americanos» creado en Sevilla, hemos de referirnos a su factótum, Antonio Rumeu de Armas, que por si sólo constituye un capítulo de la Historiografía canaria.
Si, como hemos visto, las aulas universitarias, la presencia de unas re­vistas y el ejemplo personal de un conjunto de figuras fueron notables catali­zadores o promotores del profesionalismo histórico isleño, semejante ha ocu­rrido con un nuevo fenómeno incorporado en el año de 1976, gracias a la […]


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