viernes, 22 de marzo de 2013

LOS GUANCHES




INTRODUCCIÓN
El estudio de la población prehispánica de las Islas Canarias ha seguido el mismo proceso lógico que ha caracterizado a la investigación prehistórica en todos los países. A la curiosidad por las cosas antiguas, a la sugestión ejercida por culturas y pueblos desaparecidos, siguió el quehacer del anticuario y la actividad del coleccionista, para los cua­les, a falta de estímulo científico, el mayor goce consistía en reunir ob­jetos antiguos y curiosidades. Al desembocar la investigación en el campo romántico, sufrió un desvío pronto superado por los centros creadores de modernas técnicas. Canarias, no sólo por su situación mar­ginal, sino por el alejamiento y la falta de contacto o de contacto tardío con las corrientes innovadoras, retrasó notablemente la adopción de técnicas eficientes y mantuvo operante, casi hasta hoy mismo, un signo marcadamente romántico en la investigación de su pasado.
Tanto es así, que los únicos documentos de las culturas canarias aborígenes reunidos en los museos insulares eran meros objetos sin historia agrupados en las vitrinas según los tipos, clases o formas. Añá­dase a esto que las fuentes etnológicas eran muy escasas, generalmente tardías, y que no podía basarse en textos confusos, y con frecuencia desorbitados, la reconstitución de un pasado que desde el principio se presentía difícil y complejo.
Se puede afirmar que hasta fechas muy recientes el dato arqueo­lógico no ha podido ser manejado como testimonio ni como documento cargado de valor informativo. La cuestión estaba planteada de un mo­do ciertamente paradójico: se contaba con una notable riqueza de ma­teriales, pero con una manifiesta pobreza de teorías. Como de alguna manera había que llenar este vacío, el pasado prehispánico de Canarias sufrió el acoso de imaginaciones febriles y de encantadoras leyendas. Y el hombre primitivo, el guanche, fue considerado como arquetipo del "buen salvaje", habitante, por añadidura, de una Arcadia pródiga y feliz.
La letra y el espíritu de cronistas e historiógrafos, contaminados por las corrientes imperantes, ponían en manos del investigador, junto a la noticia veraz y el documento probatorio, instrumentos poco útiles para orientar a los embarcados en la empresa de reconstituir el pasado de Canarias.
Tal era el panorama que en este aspecto presentaban las islas no hace más de un cuarto de siglo. Y esto explica por qué el área cultural canaria no aparecía incluida en ninguna síntesis prehistórica del cer­cano continente y menos de Europa. Excluyamos la parte antropoló­gica, pues la presencia en Canarias de una importante población cro-mañoide atrajo la atención de muchos y notables investigadores. Los estudios antropológicos se realizaron desde el principio con gran se­riedad, la bibliografía se enriqueció muy pronto con importantes estu­dios y con la formulación de sistemas, trabajos que han servjdo de base a la nueva investigación movida por renovadas técnicas. A esto se debe que la rama antropológica sea la única que ofrezca un cuadro muy de­finido y una marcha sin solución de continuidad en su tarea.
Las excavaciones realizadas en estos últimos lustros han descu­bierto un panorama cultural verdaderamente insospechado y debe con­siderarse como uno de los mejores frutos el que haya revelado una di­versidad cultural que ha acabado con el concepto simple y monolítico de la cultura prehistórica del archipiélago. Gracias a esto se han po­dido señalar oleadas culturales sucesivas con determinación, más o menos afortunada, dado el estado actual de nuestros conocimientos, de las áreas de procedencia y las rutas de expansión.
Cierto es que, por las mismas características de los yacimientos ar­queológicos, la inmensa mayoría de ellos sin estratigrafía, ha habido que operar con una tentativa cronológica derivada del análisis tipoló­gico de los materiales y del paralelismo cultural que los mismos plan­teaban. Las nuevas técnicas de datación absoluta, como el C14, no han auxiliado todavía con la amplitud que fuera de desear, pues los mate­riales analizados han dado fechas relativamente recientes, todas den­tro de la Era. Esto quiere decir que se han manejado materiales perte­necientes a capas superficiales, muy modernas, y si se tiene en cuenta que parte del material analizado son huesos humanos, ello no revela otra cosa sino que las necrópolis de donde dicho material procedía con­tenían enterramientos más modernos que vinieron a ocupar el espacio de otros más antiguos, como se detalla en la parte correspondiente de este trabajo.
Pero hay otro factor en el estudio del pasado prehispánico de Ca­narias que conviene valorar debidamente: y es el espacio de tiempo transcurrido —menos de medio milenio— desde que aquella población fue alcanzada de lleno por la oleada renacentista que llegó con los con­quistadores. Poco más de cuatro siglos es ciertamente muy poco tiem­po, y esto favorece notablemente la aproximación a aquellos grupos […]

No hay comentarios:

Publicar un comentario