lunes, 25 de marzo de 2013

DOCUMENTOS CANARIOS EN EL REGISTRO DEL SELLO 1476-1517




INTRODUCCIÓN
El propósito de establecer las bases documentales de la historia canaria quedaría in­completo si no se tuviesen en cuenta los fondos conservados en los archivos generales de la nación. Tales fondos permiten reconstruir aspectos que la documentación insular no ha conservado por diversos motivos: deterioros, expolios, etc., y aportan otros nuevos, propios de la óptica de la administración general.
En esta perspectiva hay que encuadrar la catalogación de documentos de tema cana­rio en el principal archivo de la Corona de Castilla, el de Simancas, y en una de sus sec­ciones más ricas, el Registro General del Sello.
El Registro General del Sello es la recopilación de las cartas expedidas con la garan­tía del sello real o de corte, de ahí su nombre. Está integrado casi en su totalidad por pro­visiones reales -cartas que los organismos de la administración libraban para que los al-balaes y cédulas reales tuviesen cumplimiento-. Aunque la parte conservada está consti­tuida por copias de los originales enviados a organismos y particulares su garantía es to­tal.
La documentación que presentamos abarca desde 1476, momento en que se inician las referencias a Canarias en dicha sección, hasta 1517; estando prevista una segunda parte que concluirá en 1525. Para el período 1454-1495 existe índice impreso, si bien sus fichas pretenden dar una indicación general de la materia tratada y no un resumen ex­haustivo de los documentos. Por otra parte, algunos de ellos están transcritos en obras de tema canario, especialmente en las de Ruméu de Armas y Wolfel.
La consulta de este material ha sido posible gracias a la colección del Instituto de Estudios Canarios, completada con 168 documentos de diversas épocas y con los 48 co­rrespondientes a 1512, que faltaban en la mencionada colección.
Las fichas de los documentos han sido realizadas con la idea de contener todos los nombres de personas, lugares, materias, cantidades..., de tal manera que no sea necesaria la consulta del original. Sólo hay seis casos en los que esto no ha sido posible dada su ex­trema amplitud, por lo que van diferenciados con un asterisco a la derecha de su número de orden. Las fichas se completan con la relación de suscriptores, debido a su importancia para fijar el organismo del que dimanan y ser un complemento en su delimitación crono­lógica.
El primer gran tema que encontramos en la regesta es el de la conquista de las islas. A través de la documentación podemos ver desde las capitulaciones para realizarla hasta la extraccción de algunos de sus participantes, pasando por apartados como los de comi­sarios reales o salarios. Paralelamente, se detectan los primeros contactos con la pobla­ción aborigen: distinción de bandos de paces o de guerra, participación de algunos natu­rales en los repartos de tierras, grado de adaptación a la nueva sociedad, reclamaciones de sus procuradores...; en definitiva la diferencia entre la política propugnada por la coro­na y la realidad del trato recibido, visible en el caso de los gomeros vendidos por doña Beatriz de Bobadilla y Pedro de Vera.
A renglón seguido se manifiesta la política de atracción de nuevos pobladores, con la renovación de las pragmáticas sobre el libre tránsito de personas y mercancías de unos lugares a otros del reino, y el asentamiento de los mismos mediante la entrega de tierras y aguas según el sistema de «repartimientos» -con los pleitos y «reformaciones» suscitados por el incumplimiento de las normas para su realización-. Las transgresiones comenza­ban por los propios monarcas que recompensaban con grandes datas a miembros del Consejo, a pesar de no ser vecinos de las islas, y que permitían a los grandes comercian­tes extranjeros poseer propiedades por encima de la tasa fijada para ellos.
De las actividades económicas de la población las que tienen mayor representación son las comerciales, debido a la preocupación de asegurar el abastecimiento de la pobla­ción, en especial de cereales, y de regular los intercambios con zonas de régimen especial, caso de Santa Cruz de la Mar Pequeña y Guinea, o con las que existían conflictos bélicos, primero Portugal y después Francia. También merece atención preferente lo relativo al azúcar, principal producción de las islas, en sus distintos aspectos de riego, diezmos, ins­talaciones, etc.
En el campo administrativo sobresalen dos aspectos, los relacionados con las rentas reales, una vez concluida la exención concedida para el poblamiento, y los vinculados con el funcionamiento de los concejos, tanto en el otorgamiento de rentas como en el nombra­miento de oficiales.
La intervención de la corona en el ámbito eclesiástico es patente en dos aspectos, la predicación de la bula de Canaria y la existencia de un patronado regio, especialmente visible en la presentación de dignidades y beneficiados. En ese ámbito hay que incluir los numerosos enfrentamientos entre autoridades eclesiásticas y civiles, por cuestiones de ju­risdicción, privilegios y de reclamaciones en torno a la villa de Agüimes, cámara episco­pal.
El último gran apartado corresponde a la administración de justicia: cartas ejecuto­rias, de emplazamiento, de receptoría, perdones, legitimaciones...; que se complementa con comisiones para fallar asuntos de gobierno, mercedes, confirmaciones de privilegios, etc.
La realización de este trabajo ha sido posible gracias al particular interés y apoyo de dos personas a las que quisiera agradecer su colaboración: don Leopoldo de la Rosa y don Miguel Ángel Ladero. También debo reseñar la extrema amabilidad del personal del Archivo General de Simancas, que ha facilitado grandemente esta labor.

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