viernes, 29 de marzo de 2013

LAS PIRAMIDES DE CANARIAS Y EL VALLE SAGRADO DE GÚÍMAR






PROLOGO
Las Pirámides de Canarias y el Valle Sagrado de Güímar, es un trabajo apasionado sobre el cual, los autores me han invitado a que sobre él, escri­ba el prólogo. Un prólogo es dar al lector la noticia de una obra, y esta acción histórica, etnográfica y toponímica que invito a leer es producto de la ansiedad de Emiliano Enrique Bethencourt Miranda, de Francisco Pa­blo De Lúea López y de Francisco Enrique Perera Santana. Ansiedad por nuestra identidad. Lo escrito es una crónica que recorre al hombre desde su cuna africana, desde Lucy y los Suyos: Australopithecus afarensis, con una edad aproximada de 20 años y de uno veinte m. hallada en Hadar (en el Afar, al noroeste de Etiopía). El primer homínido erguido. Tres millo­nes de años. ¿Y después qué? La lenta evolución. El largo caminar. ¿Por qué el hombre? Todavía no lo sabemos ¿Fue el hombre siempre hombre o meramente un proceso evolutivo? ¿Es suficiente la teoría del cazador-depredador y de ahí el crecimiento de su cerebro y el salto cualitativo como manipulador de instrumentos? la cultura. ¿Es suficiente y nos deja plenamente satisfechos? Tal vez no. Lo que sí es cierto es que el hombre como hombre ha estado, ha vivido en estado de ansiedad. Sin fuego vivió en la oscuridad y sin escritura, no pudo dejar huella de su quehacer, de su experiencia, pero allá ente el III y IV milenio antes de nuestra era, apren­dió a escribir. Antes había recorrido un espacio enorme, un tiempo extraordinario, con su revolución neolítica, para no "vivir al día"o en pre­cario. Se hizo agricultor, domesticador de animales, artista con la cerámi­ca, dibujante. Se organizó y comenzó a fijar sus conocimientos por escrito. Constancias grabadas y crónicas de lo que aprendía para dejarlas como huellas fundamentales tras de sí. Recopiló datos. Algo más trascendente que la mera memoria. La escritura, pues, fue un instrumento técnico para sobre él levantar una jerarquía: sociedades con individuos que mandan y con otros que obedecen, y sobre este dilatado proceso de centenares de milenios, de complejos y extraordinarios acontecimientos, de orden y des­orden, descansa nuestra civilización occidental. "Primitivo y civilizado". Jefes y esclavos. Colonizadores y colonizados. Constructores y destruc­tores.
Esta crónica de la prehistoria y de la historia que tenemos delante, está escrita, narrada con la pasión razonada por saber qué somos, de dónde venimos y qué nos queda. Los primitivos pobladores de las islas Cana­rias, no pudieron escapar a la dinámica de la historia porque el devenir de los pueblos "está escrito". Las sociedades humanas están sometidas al imperio del más fuerte, sometidas a aquellos que acumularon más expe­riencia y más objetos prácticos. Las sociedades humanas también se so­metieron a la Naturaleza: los cambios climáticos que marcaron los gran­des desplazamientos de los pueblos, que les obligó a cambiar de aires, a ser navegantes y nómadas. El hombre es Naturaleza, sol y agua. No hu­bieran sido posibles las grandes civilizaciones sin agua. El culto al Sol y a la lluvia: los mitos. Lo sagrado. La elevación de formas para adorar, sacri­ficar y pedir a los dioses piedad y clemencia. La Naturaleza como madre con sus secretos. La Naturaleza como obediencia. Vivimos en plena so-fisticación pero la tecnología por sí sola no es suficiente desde el punto de vista "utilitario". Alejarse de la Naturaleza es un "suicidio masivo", y en eso andamos. Tal vez se nos haya dado la última oportunidad. Hay serios avisos que reclaman nuestra atención: la tala masiva de bosques. El ozono protector. El calentamiento de la Tierra. Vivimos sin mitos y sin leyendas. Los ancianos "no tienen nada que decirnos". Estorban. La materia cuyo símbolo es el dinero se ha convertido en el "valore máximum". Tener y no ser.
La Tierra es un préstamo y no un dominio. Lo queremos todo hoy. Acabamos con todo hoy. El Planeta Tierra es nuestra única morada posi-[…]

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