martes, 19 de marzo de 2013

ANTIGUEDADES DE LAS ISLAS AFORTUNADAS





La voltaria y caprichosa Fortuna ha permitido que actuales manos tengan el presente libro; es, como puede verse, un ejemplar de la edición facsí­mil de las Antigüedades de las Islas Afortunadas, del bachiller Antonio de Viana, obra conocida entre nosotros con el nombre de Poema, pues de un poe­ma épico se trata, género literario que el poeta lagu­nero se encontró cultivado en producciones muy di­versas y que siguió cultivándose después de la suya, aparecida en Sevilla, 1604, imprenta de Barlolomé Gomes, en la portada, con ese, y Gómez, con zeta, en el colofón.

La primera edición de las Antigüedades, o sea la príncipe, debió ser de mediana tirada; el estar dedi­cada la obra, conforme al canon del poema épico, a un señor, quien, la mayoría de las veces, costeaba la impresión, nos hace pensar que el mecenas de Viana, Don Juan Guerra Ayala (1563-1615), la uti­lizaría para documentar sus méritos y ascendencia, nómica de La Laguna, por donación del propio se­ñor Moure; se trata de un ejemplar que poseyó Don Lope de la Guerra y Peña (1738-1823), descendien­te del mecenas de Viana, ejemplar al que le faltan trece folios o sea veinte y seis páginas, que se han intercalado en el texto, manuscritas en letra del si­glo XVIII; así que ni siquiera los descendientes del mecenas poseían un ejemplar íntegro de la obra.

La rueda de la voltaria Fortuna se detuvo en un nuevo ejemplar de la príncipe, de venta en una li­brería de viejo madrileña, del que nadie tenía noti­cia; era un ejemplar completo, en buen estado, que en 1936 adquirió para su biblioteca, la Universidad de La Laguna, en aquel tiempo establecida en la ca­lle de San Agustín; implacable volvió a girar la rue­da, como giraba en algunas catedrales góticas: la he visto en la de Amiens o en la de San Zeno de Vero-na, porque el mundo cristiano medieval reverencia­ba también a la voltaria: el ejemplar adquirido en el terrible año de 1936 también desapareció misterio­samente y el profesor Cioranescu, en su edición de 1968-1971, de la obra de Viana y quien esto escri­be, en la suya de 1991, las hemos tenido que hacer por el ejemplar incompleto de la Económica. El pro­fesor Cioranescu, en el tomo II de su edición, pág. 48, escribe que hay otro de la principe en la Biblio­teca Nacional de Lisboa, pero tan misteriosamente como desapareció el citado, que jamás pude ver por por lo demás ya expresados en la carta-súplica que el Cabildo de la Isla (como se llamaba entonces su único Ayuntamiento) elevó al rey Felipe III. Las An­tigüedades, pues, es probable que sirvieran de aval al nombramiento de Don Juan Guerra como Gober­nador y Capitán General de Honduras, en 1605, y la mayor parte de la edición pudo llevársela al Nue­vo Mundo, donde murió.

Sea ello lo que fuere, la realidad es que los ejemplares de la obra eran muy escasos, y en el si­glo XVIII ya había copia manuscrita de la misma; en el siglo siguiente, el canarista Sabino Bérthelot (1794-1880) nos dice en su trabajo sobre el poeta, publicado en Revista de Canarias, de Santa Cruz de Tenerife, 1880, pág. 130, nota 2, que él vio en la bi­blioteca del marqués de Villanueva del Prado, en La Laguna, un ejemplar de la edición príncipe, en 1824, pero que había desaparecido. En la primera edición de la Bio-bibliografía de escritores canarios, aparecida en Madrid, 1932, su autor, Agustín Milla­res Cario (1893-1980), registra sólo dos ejemplares, de que se tenía entonces noticias: uno estaba en la Biblioteca Nacional de Madrid y otro, incompleto, pertenecía al cronista lagunero Rodríguez Moure (1855-1936).

En la actualidad el ejemplar de la Biblioteca Na­cional ha desaparecido, hace ya mucho tiempo, y el de Rodríguez Moure está en la Real Sociedad Eco-[…]


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