martes, 26 de marzo de 2013

LA MADRE DEL CIELO





INTRODUCCIÓN
Las páginas de este libro no contienen ningún tipo de doctrina o valoración religiosa, asunto que excede la competencia del autor. Diverso material lingüístico es sometido a un examen filológico que evita, en la medida de lo posible, cualquier juicio acerca de la calidad de las creencias expresadas en esas piezas o desarrolladas por corporación eclesiástica alguna. Ni los resultados positivos ni las consideraciones históricas obedecen aquí a otros criterios que los estrictamente profesionales, expuestos desde el máximo res­peto por las personas y su derecho a profesar los cultos que esti­men oportunos. Aunque las construcciones humanas, no todas honorables, poseen siempre causas precisas y sujetas a refutación, mientras que la espiritualidad pertenece sin duda a otros ámbitos menos evidentes para la investigación científica...
Y es que la divinidad femenina a la cual se dedica el presente estudio concita devociones muy arraigadas, tanto en Canarias como en varios países de América Latina, que la recibieron desde fechas muy tempranas a través de la ocupación hispánica. Una im­plantación popular que, en primera instancia, parece un poco con­tradictoria con la extrema dureza de los acontecimientos históri­cos, pues nadie ignora el papel desempeñado por algunas institu­ciones cristianas en el violento proceso de expansión colonial eu­ropea por el Atlántico. Sin embargo, más allá del amparo que le brinda esa coacción militar y social, la expresión terrenal de la ideología cristiana hacía ya tiempo que también había mostrado su disponibilidad y capacidad para asimilar ingredientes cosmogóni­cos de las culturas nativas. Igual que supo acomodar el natalicio de su Dios a los antiguos ritos de fertilidad celebrados con motivo del solsticio de invierno o su muerte y resurrección con la renova­ción estacional que despliega el equinoccio vernal, en América aceptó la identificación de la Virgen de Candelaria con el culto a la Madre Tierra y, antes, en la cultura amazighe de Canarias, con la estrella que viene simbolizada por la candela que sostiene en su mano izquierda.
He ahí el objeto de la indagación que principiamos con estas lí­neas: una advocación de la Virgen María que, según las fuentes coloniales, recibió por parte de los isleños el nombre de Chaxiraxi, una denominación en la que subyace algo más que la concepción cristiana. Esta obra presenta los elementos lingüísticos que, en al­guna medida, reflejan esa conjugación de ambos imaginarios.
El ideario cristiano halló en la cosmogonía ínsuloamazighe, de honda tradición norteafricana, recursos nada contradictorios con su propia formulación religiosa, de neta ascendencia egipcia. Una estrella primordial, pensada como la madre cósmica de cuyo seno nacen el universo y el espíritu celestial que lo rige, en realidad pa­rece incluso la versión original en la que se funda la religión de la cruz, muy posterior en el tiempo, y heredera de los cultos a la diosa madre y su hijo y/o marido (ampliamente difundidos por el Creciente fértil del Oriente Medio, escenario de la Revolución neolítica hace más de 9.000 años).
Porque, pese a no contar con pruebas incontrovertibles, son di­versos los indicios que dejan entrever cierto solapamiento, más o menos deliberado, de esta atávica deificación femenina por esa otra concepción judeocristiana más patriarcal (manifiesta ya en el culto faraónico). En cualquier caso, separar lo autóctono de las adheren­cias misioneras constituye una tarea que requerirá todavía un trabajo arqueológico, etnográfico y lingüístico mucho más denso del aco­metido hasta el presente. La obra que el lector tiene ahora en sus manos pretende compendiar una información excepcional para afrontar esos interrogantes. El valor gramatical y el alcance historiográfico de los materiales examinados sitúan las fuentes que se aducen aquí y su interpretación entre los recursos lingüísticos dis­ponibles más fecundos de la Historia Antigua de Canarias, aunque la situación de los estudios isleños y continentales no aconseje aún alejar en exceso las explicaciones de los datos concretos.

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