lunes, 18 de marzo de 2013

CINCO AÑOS DE ESTANCIA EN LAS ISLAS CANARIAS





NOTA PRELIMINAR (*)
por el doctor JULIO HERNÁNDEZ GARCÍAR. VERNEAU, CANARIAS Y LOS CANARIOS DEL XIX
Hemos querido así intitular las líneas que siguen, producto de nues­tra lectura —y personal visión— de la obra del doctor francés Rene Verneau «Cinco años de estancia en las Islas Canarias» (en su momento premiada por la Academia de Ciencias de París). De tres partes habrá de constar este discurso: I) La nueva edición; II) El autor (Rene Ver­neau), y III) La obra (estructura y análisis interno).
I)    La nueva edición
El artífice de esta nueva edición (edición 1981) es don José Antonio Delgado Luis, a quien de entrada debemos alabar el empeño y la tra­ducción de la obra del doctor francés (con el asesoramiento del profesor don Antonio Lorenzo Ramos). ¿Por qué decimos esto? Porque debido a su esfuerzo e interés el estudio de Verneau ya no es exclusivo de una élite conocedora del francés, sino que es patrimonio común; pertenece —si se nos permite parodiar al poeta Blas de Otero— a la «inmensa mayoría». Por otro lado, trabajos como el que hoy nos ocupa, así como su difusión, son necesarios para la historia de Canarias, aún por hacer (y en esa historia posible pensamos que un capítulo clave ha de estar dedicado a las distintas opiniones de los extranjeros que nos han visitado y que nos han visto con otros ojos, menos apasionados, sin duda. Y el estudio de Verneau constituye un buen paradigma).
Además, el artífice de esta nueva edición ha tenido el acierto de arroparse (para mejor comprensión y «puesta al día» de la obra) por uno de los especialistas más cualificados hoy de Canarias: el profesor don Manuel J. Lorenzo Perera (quien también se ha ocupado de la con­fección de unos didácticos mapas, insertos al final del trabajo). Doble mérito, pues, el de don José Antonio Delgado Luís (un canario que ha sabido quitarse el pelo de la dehesa y ha mirado más allá de la torre de la iglesia de la Concepción, de La Orotava: ha vivido en Inglaterra, Ale­mania y Francia).
¿A quién puede interesar esta nueva edición? Aparte de al «hombre de la calle», ya explicitado; al historiador, evidentemente; al antropó­logo; al botánico; al sociólogo; al arqueólogo, etc. Asimismo, esta obra (lo que no deja de ser importante) permite estudios comparativos de ca­rácter histórico. Nos explicamos: si enmarcamos la obra de Verneau en un contexto más amplio (esto es: Canarias vista, a lo largo de su historia, por los extranjeros) podemos confrontarla con las opiniones de Nico-losso da Recco, George Glas, Sabino Berthelot, Alejandro de Humbolt, Miguel de Unamuno, Alejandro Cioranescu, Arturo Uslar Pietri...
Y como quiera que estamos ante un libro al que auguramos una nue­va edición, para cuando llegue ese momento quizá sea oportuno (ello lo planteamos como sugerencia, «nunca como consejo») no limitarse a reproducir simplemente las palabras de J. del Río Ayala sobre nuestro personaje, sino enriquecerlas actualizándolas, tanto en prosa como en material gráfico. ¿Cómo? Acudiendo a la consulta de la prensa, siempre útil para estos menesteres; entrevistando a aquellas personas que hayan podido tener algún contacto con el profesor Verneau. E, igualmente, en­marcando a Verneau en ese contexto más global al que antes hacíamos referencia (y ello —insistimos— no se interprete como crítica, sino como modesta sugerencia, que puede o no ser compartida).
II)    El autor (Rene Verneau)
¿Quién es Rene Verneau? En economía de palabras, Verneau es un extranjero, un francés, que visita las Islas Canarias en el pasado siglo y en las primeras décadas del actual, con el objetivo de realizar estudios acerca de la población de las Islas Canarias. El paréntesis de su vida se abre en 1852 y en 1938 se cierra. Distintos rasgos destacaremos en el autor de «Cinco años de estancia en las Islas Canarias» (que muy bien podía haberse titulado «Cinco años de soledad en las Islas Canarias», ya que la tristeza, la soledad, es una de las constantes en la obra del sabio francés, especialmente cuando hace referencia a las islas de Lanzarote y Fuer te ventura). Comentaremos estos rasgos:
Verneau escribe bien, con las palabras justas y se preocupa por no ser reiterativo (su estilo, en ocasiones, nos hace rebordar al isleño José Martí). Sirva como ejemplo esta cita, en la que alude a la soledad que Verneau encontró en Lanzarote:
      «Todo se esconde en Lanzarote. Los habitantes, en sus ca­sas; los coches, en sus cocheras, y los árboles, en sus agujeros...» […]

(*)   Las líneas que siguen constituyen las palabras de presentación de la obra de Verneau, en la localidad de La Orotava.

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