Chaurero
n Eguerew
Estos días
navegando por Internet me encontré con uno de tantos artículos ciertamente
desinformadores en torno a la
Historia colonial en nuestra Nación de los que habitualmente
circulan en la misma, tanto de autores criollos desinformados o desinformantes
como de otros foráneos que juegan con los acontecimientos históricos coloniales
de este país como si de un simple pasatiempo se tratara.
En esta
oportunidad es una página web cordobesa[1] la que publica un artículo
cuyo mensaje central nos presenta una hipotética reina de Canaria en “pelotas”
ahonda en el supuesto estado de atraso cultural en que los invasores
europeos han venido encasillando a la ancestral cultura del pueblo guanche,
cuando la realidad es que en los aspectos morales espirituales y sociales, la
antigua cultura canaria estaba a años luz de la bárbara europea, aunque cierto
es que esta ultima en los aspectos tecnológicos y armamentísticos estaba mucho
más avanzada en función del uso de la metalurgia, recurso este ausente en la
islas.
Para una mejor compresión
por parte del posible lector reproduzco algunos párrafos de dicho artículo
titulado “La Reina
de Canarias” y que trata sobre una escultura en bajo relieve del escultor
awuara Facundo Fierro:
“Esta realizada
por el artista palmero Facundo Fierro se encuentra en un lateral del patio del
Alcázar de los Reyes Cristianos de escultura Córdoba.
Habla de la Reina de Canarias que estuvo
durante dos años en Córdoba, bajo la protección de Isabel la Católica, mientras que su
padre Fernando Guanarteme negociaba la paz de súbditos guanches.
Este hecho histórico no está
claro en ningún sitio habiendo mucha y confusión leyenda.
Datos a investigar:
Thenesor Semidan (bautizado
como Fernando Guanarteme) era hijo del guanarteme (rey en guanche) Soront
Semidan, hermano del rey Guanache Semidan. A la muerte de su tío subió al trono
con 24 años de edad, se casó con Abenehara, de la que tuvo a la princesa
Guayarmina , llamada después de bautizada Dª Margarita que casó con Miguel de
Trexo Carvajal.
Tenesor Semidán, guanarteme
de Gáldar, fue hecho prisionero por parte de Alonso Fernández de Lugo y es
llevado en 1482 (para asombro de todas las gentes que salían al paso de la
comitiva) desde Cádiz, Sevilla, Córdoba, etc. hasta Calatayud dónde se
encontraba en ese momento la las Cortes. Allí se firma acuerdo entre los Reyes
Católicos y el Rey de Canarias Thenesor.
Deja a su hija y su sobrina
Masequera bajo la tutela de Isabel La Católica que según la leyenda al verlas desnudas
(al parecer en las islas no vestían ropas) les regala la mitad de su vestuario,
de ahí la imagen desnuda y vestida de la misma joven).
Durante su
"cautiverio" tuvo una hija (supuestamente Guayarmina tuvo una hija
llamada María y tres varones de nombres Bernardino, Alonso y Hernando).
La cuestión es que en la
placa se dice que en Córdoba estuvo la
Reina de Canarias cuando en todo caso fue Princesa como hija
de Rey, pero que no llegó nunca a ser reina.”
Aceptado la invitación del
articulista vamos a tratar de dar algunos datos aclaratorios referentes a los
personajes tratados y a algunas de las circunstancias recogidas por el mismo.
Según el articulista en la
mencionada página se recoge que: “Habla de la Reina de Canarias que estuvo
durante dos años en Córdoba, bajo la protección de Isabel la Católica, mientras que su
padre Fernando Guanarteme negociaba la paz de sus súbditos guanches en
Canarias.”
Efectivamente, Thenesor
Semidan (bautizado como Fernando Guanarteme) era hijo del guanarteme (rey en
guanche) Soront Semidan, hermano del rey Guanache Semidan.
Este pusilámine Guanarteme
consorte cuya dignidad ostentaba en función de su matrimonio con Benehara
autentica reina de Canaria (no de Canarias, como recogen algunos avispados
autores) de quien era viudo en el momento de su entrega o apresamiento,
posiblemente previamente pactado con los invasores, hecho que tuvo lugar el 12
de febrero de 1482 según Millares Torres.
En todo caso, la mayoría de
los cronistas que se ocupan del suceso no recogen el hecho de que en el viaje
de Thenesor Semidan a Castilla le acompañase mujer alguna, veamos algunas
referencias a dicho evento:
[...] trajéronle nuevas al
Alcaide Lugo que junto al pueblo de Gáldar, en una cueva que mira al nacer el
sol habían entrado ya cerca de noche quince hombres que allí han de dormir; y
fueron tres cuadrillas con la espía, rodearon la cueva y entraron donde estaban
dormitando que sin poderse menear ni aun rodear fueron presos y atados, y
algunos dormían con mujeres, y la espía dijo que el uno de ellos, que tenía una
mozuela, era el Guadartheme de Gáldar que por sus amores vino allí... (Marín de
Cubas, [1694]
[...] Con la prisa que se
pudo, en un buen navío bien pertrechado, envió a España Pedro de Vera remitido
a sus Altezas al Rey Guayedra con cuatro de sus camaradas, encargado al cuidado
del factor Miguel de Mujica con otros hidalgos aventureros... (Marín de Cubas,
[1694]
[...] Volviendo a Canaria
con felicidad de viaje Miguel Mujica y D. Fernando Guadartheme al Puerto de la Isletas, jueves 24 de
octubre del mismo año…(Marín de Cubas, [1694]
[...] caminando hacia el
pueblo de Gáldar, al amanecer entraron en el pueblo donde prendieron al
Guanarteme de Gáldar, Guanachesemeden, que aquella noche se había venido a su
casa con quince canarios; los cuales se entregaron a los cristianos con algunas
mujeres y niños que estaban en su compañía; que, como estaban atemorizados
andaban repartidos en cuadrillas por las cumbres y lugares ásperos: con esto no
hubo resistencia en la prisión del Guanarteme de Gáldar... (Abreu Galindo,
1977:223)
[...] Y trató y dio orden
como mandarlo a Castilla, a los Católicos Reyes, entregándoselo a Miguel de
Moxica, con otros cuatro canarios gayres de los más principales que habían
preso, para que los llevase con los demás a Sus Altezas, a Castilla. Dióle a
Juan Mayor por acompañado, por saber la lengua canaria para interprete...
(Abreu Galindo, 1977:223)
[...] Era Thenesor un hombre
fornido, de buena estatura, de regulares facciones y revestido de cierto
aspecto de dignidad que la costumbre del mundo había, por decirlo así, impreso
en su semblante. Contaba entonces treinta y cuatro años y se le consideraba
dueño absoluto del país. Sus cualidades morales no eran en verdad muy
relevantes. Carecía de aquel valor cívico que tanto distinguía a los canarios y
no sabía elevarse a esas alturas del patriotismo y abnegación, donde se olvida
de sí mismo para escuchar sólo la voz del deber, ni en la defensa de su reino
ni en los diversos combates que se habían sucedido desde la invasión
castellana, vemos aparecer el nombre de Thenesor como jefe militar... (A.
Millares Torres, t.2, 1977:180)
[…] Siendo peligroso que Thenesor permaneciera en la isla, decidió Vera enviarlo a España con
cuatro de guayres en cuyo número iba Adargoma restablecido ya de sus heridas, y
eligió para tan honrosa comisión al capitán Miguel de Mujica asistido del dicho intérprete Juan
Mayor.
Alistóse a los pocos días una carabela que estaba en el puerto y embarcándose en ella las personas designadas, llegaron sin contratiempo a
Cádiz, desde cuya ciudad, después de un breve descanso,
se trasladaron a Sevilla, Jerez y Córdoba, acudiendo en el tránsito mucha
gente a visitarlos, atraídos por los
extraños vestidos y arrogante postura e los cautivos. (A. Millares Torres,
t.2.1977:181)
Como queda
dicho no se registra la presencia de mujeres en el cortejo de Thenesor Semidán
en su viaje a Castilla, otro párrafo del mencionado artículo que contiene una
gran carga de desconocimiento y desprecio hacía la cultura sometida es el
siguiente:
“Deja a su
hija y su sobrina Masequera bajo la tutela de Isabel La Católica que según la
leyenda al verlas desnudas (al parecer en las islas no vestían ropas) les
regala la mitad de su vestuario, de ahí la imagen desnuda y vestida de la misma
joven”.
Así tenemos que según recoge
el mencionado artículo, los y las guanches y especialmente la supuesta reina de
canaria andábamos desnudos, lo que conmovió el “sensible” corazón de su
homónima castellana induciéndola a ceder la mitad de su vestuario a la
despelotada reina de Canaria. Afortunadamente el relato no pasa de ser una de
tantas falacias históricas creadas por el colonialismo para justificar su
bárbara invasión, pues me imagino el enorme sufrimiento que pudo haber supuesto
para la hipotética reina el verse obligada a vestir unos trajes
procedentes de alguien como la reina Isabel de Castilla que según recogen
algunos historiadores españoles solamente se baño dos veces en su vida,
por lo que es de suponer que dicha vestimenta sería el paraíso de millones de
parásitos chupópteros dado lo poco proclive que eran los castellanos de la
época a la higiene personal.
Pero siguiendo con nuestra
intención, vamos a continuar ilustrando al autor del susodicho artículo
mediante el testimonio de un clérigo invasor y uno de los primeros cronistas de
la conquista de Tamarant quien no describe algunos aspectos de la sociedad y de
la vestimenta de nuestros ancestros de la manera siguiente:
[…] Observaron entre sí
estos gentiles canarios buena orden y: admirable disposición de gobierno en su república. Tenían
trato y contrato de todas las cosas para su menester, tanto en ganados como
cebada, pieles para sus
ropas y otras cosas nesesarias, trocando unas por otras, remediando a los pobres huérfanos, viudas; y otras obras de piedad
usaban con grande amor, y caridad. Tenían pesos para unos, medidas para otras;
los granos que tuvieron fueron cebada, habas, y una cebada sin aristas que
llaman cebada pelada o ramana. Tuvieron trigo, pero algunos años primero que los españoles la
conquistasen a Canaria porque
antes no lo tuvieron; los ganados que primero tuvieron fueron cabras, ovejas
rasas [que no tenían] lana,
y después muchos puercos blancos. La mayor cantidad era de cabras mansas de que hacían manteca, que la guardaban en ollas por
mucho tiempo, y se les hacía rancia.
Las pieles adobaban a modo de gamuzas
de que hacían su vestido. El primero y más pulido era una tuniceta con medias mangas cerradas hasta la sangradera y por bajo de la cintura, era en nombres y mujeres principales. En las mujeres ponían encima como
naguas de faldellón otro atado a la cintura y después
otra ropa que las cubría todas como casacón o sobretodo. En los hombres eran
tres, el primero del modo que dijimos
a modo de justa cor [... roto] la rodilla
el último de pieles más gruesas y largo hasta los pies.
Tenían calzado a modo de
sandalias y medias de borceguíes. Los
plebeyos andaban descalzos de pie y pierna y trasquilados barba y cabello y con
un zamarrón de pieles sin costura por los hombros, los brazos de fuera y algunas veces con media manguilla y
en lo interior tenían por la cintura cubierta sus partes. Los nobles tenían cabellos largos, mayormente en lo alto de la cabeza le dejaban bien
crecido, y al rededor lo quitaban. La barba era larga y el bigote sobre la boca era quito.
El vestido le cosían con nervios y correítas hechas de tripas de animales, y con espinas de pescados y agujones de palo y tenían por leznas y eran costuras
muy finas y excelentes las gamuzas eran muy
buenas adobaban… con [...] caras de pino primero hervidas
y hecha tinta. Tenían mujeres dedicadas para
sastres… (A.Cedeño, 1993:14-16)
Por su parte, el historiador criollo Marín de Cubas cuando nos narra
la entrega a los invasores de la Princesa Arminda y con ella la soberanía de
Canaria a los mercenarios castellanos, nos describe la vestimenta de la
princesa y de algunos de sus parientes y Guayres: “Después del
mes de junio envió Pedro de Vera recado a D. Fernando Guanartheme, que hiciese
venir á su sobrina (Arminda) con los demás nobles sus parientes, al Real, a
entregarse como estaba pactado; y luego dieron orden de traerla desde Tirajana
por Telde, sin que viniese con ella ningún cristiano español, traíanla
en hombros cuatro capitanes nobles, de cabello largo rubio, en unas andas de
palo a modo de parihuelas, sentada, vestida de gamuza a modo de
badana o pieles adobadas, de color acanelado;
venían delante de las andas cuatro capitanes con capotillo de badana
llamados tamarcos, braguillas de junco, majos en los
píes y guapiletes en la cabeza, y lo demás desnudo; al lado de
las andas, algo hacía atrás, dos tíos suyos Faisajes, y después se seguía un
grande acompañamiento de hombres, todos que servían de traer las andas a
remuda. Salió Pedro de Vera con mucha gente al recibimiento, y ellos hicieron
su entrega por medio de la lengua o intérprete, diciendo que allí venía la Señora de toda la
tierra, heredera única y legítima hija de su señor Guanarthemy Guanachy
Semidan, legítimo dueño y señor de la verdadera línea y sucesión de
dominio y señorío de la tierra; y que ella entrega voluntaria, y todos sus tíos
y parientes que allí venían, gobernadores de la tierra, en nombre y debajo de
la palabra de su señor el muy poderoso y católico Rey D. Fernando entregaba su
persona y personas al Capitán Mayor de los cristianos que allí presente se
halla, que es Pedro de Vera, del Rey de Castilla y León. Pedro de Vera y demás
caballeros la recibieron a píe, fue abrazando a todos con mucho cariño; traían
todos los canarios el cabello suelto por las espaldas, y la Señora Arminda, que
los españoles llamaron Almendrabella, traía vestido un ropón de
gamuza con medias mangas hasta la sangradera y largo hasta los píes, y zapatos
de lo mismo pespuntados, y vestía una tunicela debajo de la ropa con cuerpo de
jubón a modo de justillo, de más delgada badana; era el cabello largo y rubio,
aderezado con arte, y en él puestas algunas cosas de tocado que le habían dado
a uso de España; y el faldellín pintado á colores; tendría veinte años, era
gruesa y más de mediano cuerpo, robusta, el color algo moreno, ojos grandes y
vivos y el rostro algo alegre y celebrada hermosura, la boca algo larga, la
nariz pequeña, algo anchas las ventanas, el cuello redondo y crecida de
pechos.” (Marín y Cubas) [1694]
Tal como se desprende de lo
expuesto por este y otros autores la soberanía de la isla Tamarant la ostentaba
la Princesa
Masequera (Arminda) quien había liderado con Bentejui la
defensa de la isla ante los ataques de Pedro de Vera y había rehusado las
ofertas de sometimiento propuestas por Fernando Guanarteme, en todo caso, la
isla no se consideró sometida hasta tanto no se entregó la princesa, entrega
que además se había pactado meses atrás, cesando durante el tiempo
transcurrido entre la aceptación del pacto y la entrega de Masequera las
actividades bélicas por parte de ambos bandos.
Durante este proceso el
papel de Thenesor Semidán fue el de un simple mensajero o intermediario al cual
ni siquiera se le permitió estar presente en acto de la entrega de su sobrina a
los invasores.
Por otra parte si bien Marín
de Cubas nos dice que la
Princesa Masequera era hija de Guanachy Semidán y sobrina de
Thenesor Semidán, según recoge el
investigador Manuel Lobo Cabrera, Masequera bautizada por el rito católico
como Catalina Hernández Guanarteme, falleció en total
pobreza en la villa de Agüimes en el mes de febrero de 1526, en casa de su
sobrina doña Catalina Garra de Urúspuru Guanarteme. Esta enterrada en la ermita
de San Sebastián de Agüímes, ya que en aquella villa la sorprendió la muerte.
Su
tercer marido, Blas Rodríguez, cumpliendo el mandato dado por su fallecida
mujer, registra su última voluntad en la Villa de Gáldar, el 10 de abril de 1526, ante el
escribano Alonso de Sanclemente. En dicho testamento ordenado por su tercer
marido este hace a doña Catalina hija de Fernando Guanarteme.
Debemos tener en cuenta que
la sociedad canarii (como las del resto del archipiélago) era una sociedad de
constitución matrilineal. Es la que posee un sistema de descendencia que se
define por la línea materna. En éstas, el individuo pertenece al grupo por su
vinculación con las mujeres del mismo.
En esta organización,
generalmente la autoridad es ejercida por el tío materno o avúnculo, el cual es
el centro del grupo, su varón principal. El marido no pertenece al grupo.
El conjunto matrilineal
incluye a la madre, la abuela materna, la madre de ésta, etc., y a sus
descendientes por línea femenina.
En la sociedad matrilineal,
forman parte del grupo los hermanos y hermanas de la madre de una persona. Los
hijos de la mujer son miembros del grupo de la mujer (no del grupo del padre).
Finalmente, si una mujer
quería el divorcio, ésta dejaba las pertenencias de su esposo en la puerta de
su casa. En caso de separación era ella quien mantenía a sus hijos y disponía
los matrimonios de estos. En el caso de la Princesa Masequera
o Catalina Hernandez Guanarteme, casada por tres veces sin haber sido
viuda de ninguno de ellos. A su muerte y estando casada como queda dicho con
Blas Rodríguez, también le sobreviven sus ex-maridos, el castellano Pedro de
Vega y el vasco Adán de Acedo, por lo que algunos investigadores ven ante la
facilidad de casarse y descasarse el respeto a las costumbres guanches:
[…] cumplir e pagar este
dicho mi testamento e las mandas e cláusulas en él contenidas e conplido e
pagado lo suso dicho mando en el dicho nombre que todo lo que fincare e
remanesçiere de los bienes de la dicha mi muger los ayan y ereden la dicha
Bastiona Mayor e María Azado e Violante Azedo e Juan e Pedro, hijos legitimos
de la dicha mi muger e de mi e de otros sus primeros maridos... (En: Manuel
Lobo Cabrera, 1980:148)
En cuanto a los supuestos
hijos de la
Princesa Guayarmina habidos en su supuesta estancia en la
corte castellana, por absurdo pasamos de comentarlo, pero no deja de ser
humillante y lacerante para cualquier canario con un mínimo de dignidad, que
atropellos como el que hemos tratado en este artículo, sean institucionalizados
con la presencia de esa caterva de descerebrados canarios de servicio fieles
servidores del colonialismo incluso de algún intelectual también de servicio
como es el caso del nacionalcatolicoimperialista Antonio Rumeu, según quedó
reflejado en una crónica publicada por el periódico El Día de
fecha 28 de noviembre de 2001 dedicada a la colocación de
dicha escultura[2], la cual reproducimos en
su totalidad:
“Inauguran
una ESCULTURA conmemorativa Córdoba-Canaria en el Alcázar de los Reyes
EL
DÍA, S/C de Tenerife
Promovido por la Casa de Canarias en Madrid,
tuvo lugar en el Alcázar de los Reyes Cristianos de Córdoba el descubrimiento
de una escultura bajorrelieve conmemorativa de homenaje a Isabel la Católica y la Reina de Canaria.
El acto corrió a cargo de la
alcaldesa de Córdoba, Rosa Aguilar, y la consejera del Cabildo Insular de Gran
Canaria Inés Jiménez. Asistieron, entre otras autoridades, la diputada al
Congreso Bernarda Barrios; la presidenta del Patronato de Turismo de Gran
Canaria, Concepción de Armas; el alcalde de Gáldar; el primer teniente de
alcalde de Telde; concejales del Ayuntamiento cordobés, dirección de Patrimonio
y de la Academia
de la Historia
y directora de los museos Mercedes Valverde, así como el presidente de la Casa de Canarias de Madrid,
Ángel Hernández. Inició el turno de intervenciones el artista Facundo Fierro,
como autor de la obra, que destacó su simbolismo.
Acto seguido, Antonio Rumeu
de Armas describió los pormenores del encuentro de las dos reinas y resaltó la
importancia del momento histórico para Canarias. La consejera del Cabildo elogió
la iniciativa.
La alcaldesa de Córdoba
aludió al marco histórico del Alcázar en una ciudad patrimonio de la cultura
mundial, que un día acogió a una reina canaria y a partir de ahora acoge a
Canarias entre sus murallas y su historia.
Antonio Rumeu de Armas, en
uno de sus artículos, señala que "de los abundantes pormenores recogidos
en la prosa vil de las cuentas de la conquista de Gran Canaria, ninguno puede
parangonarse, en cautivadora sugestión, a la captura de la reina de Canaria,
esposa del celebérrimo don Fernando Guanarteme". Añade que dicha mujer fue
hecha prisionera por el ejército conquistador, mandado por el capitán Pedro de
Vera, en el verano de 1482, siendo trasladada inmediatamente a la corte para
ser presentada a los Reyes Católicos.
El acto concluyó, en el
salón de los Mosaicos, con un espectáculo poético musical a cargo de Fabiola
Socas y Elsa López, y el timplista Domingo Rodríguez "El Colorao", y
se sirvió un cóctel en el patio Mudéjar junto al monumento escultórico que ya
forma parte del itinerario de visitas del patrimonio del Alcázar, donde el
nombre de Canarias se incorpora a su historia.”
En fin, en todos los pueblos
invadidos Tamarant (1483) Córdoba (1492) los conquistadores siempre han contado
con el apoyo de naturales desnaturalizados y carentes de dignidad dispuestos a
servirles fielmente a cambio de algunas dádivas. ¡ASÍ NOS VA!
Septiembre de 2009.
La Reina de Canarias
www.wiknadia.cordobapedia.es
Tomás Marín de Cubas, [1694]
Historia de las siete islas
de canarias
Editorial Globo. La Laguna-Tenerife. Islas
Canarias, 1993.
Agustín Millares Torres
Historia General de Las
Islas Canarias
Edirca. Las Palmas de Gran
Canaria, 1977.
Antonio Cedeño
Costumbres de la
Nación Canaria
Edi. Benchomo, Colección Tagorin.
ISBM: 84-85896-59-9
La
Cuesta-Tenerife. Islas
Canarias 1993.
Abreu Galindo, Fray.
Historia de Las Siete Islas de Canaria
Ediciones Goya, Santa Cruz de Tenerife 1977.
Manuel Lobo Cabrera
Nuevos datos sobre la descendencia de don Fernando Guanarteme
Boletín Millares Carlo, Vol. I. Nº I, pags. 139-148
Las Palmas de Gran Canaria 1980.
Capitulos publicadoss:
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