Chaurero
n Eguerew*
Dentro de la organización
social de los guanches gomeros, existía una institución que guarda total
paralelismo con otra existente en el mundo amazhig (berber) continental,
relativa a los llamados "pactos o alianzas por colactación". De esta
forma, Hernán Peraza estaba unido a través de un pacto con los bandos de
Amulagua e Hipalán, y precisamente a este último pertenecía la joven sacerdotisa
Iballa. Dicho pacto o alianza se realizaba mediante un ritual consistente en
beber leche de un mismo gánigo. Al mantener relaciones Hernán Peraza con una
mujer de su propio bando, considerada según dicha alianza como su hermana,
faltó no sólo al compromiso consuetudinario de la exogamia deshonrando a los
bandos que lo habían acogido como hermano de sangre sino que además rompió el
pacto establecido. Este hecho, además del despótico gobierno que realizaba el
señor sobre la isla, determinaría la conjura, en la que participó Hupalupa,
anciano encargado de vigilar el cumplimiento del pacto. Se decidió que
Hautacuperche matara al traidor Hernán Peraza, aprovechando su visita a la
cueva donde se encontraba Iballa, en Guahedum. Con su muerte, los gomeros
alzados decían en su lengua "ya el gánigo de Guahedum se quebró", en
señal de que el pacto se había roto. Sublevada la isla, con los gomeros
sitiando a la señora Beatriz de Bobadilla en la Torre de los Peraza o del
Conde, fue llamado a la isla judío converso Pedro de Vera, cruel y nefasto
personaje masacrador de pueblos que daría lugar a sangrientos episodios de la
Historia de la colonia de Canarias.
PRIMER
ALZAMIENTO DE LOS GOMEROS CONTRA LOS COLONOS EUROPEOS
La isla Ghumara o Gomera es la única del
Archipiélago Canario que nunca fue conquistada, la penetración europea se
produjo mediante pactos comerciales (casas de contratación) que paulatinamente
y mediante la habitual política de engaños y traiciones de los castellanos, les
permitió ir haciéndose fuertes en los territorios ocupados hasta hacerse con el
dominio efectivo de gran parte de la isla.
Ante el creciente poder militar de los invasores
asentados en el bando de Ipalam los gomeros resistentes se vieron obligados a
ir replegándose hacía los cantones de Agana y
Mulagua, para evitar ser esclavizados o muertos por los mercenarios del
cruel engendro Hernán Peraza.
En
el año 1477 estaba ya la isla de La
Gomera (Ghumara) sometida al poder feudal castellano-europeo,
con dominio pleno en Orone (Alajero/Arure/Valle G.Rey) e Ipalan (San
Sebastián), con influencia y sin pleno dominio sobre Mulagua (Hermigua/Agulo) y
Agana (Vallehermoso). Ese mismo año, enviado por su padre, llega a La Gomera el depravado Hernán
Peraza “El Joven”. Dando inicio así a un periodo trágico durante el cual el
colonialismo europeo mostró su autentico rostro esclavizador y masacrador de
pueblos. Desde Mulagua y Agana igualmente los extranjeros europeos se iban
apoderando poco a poco, por la fuerza de las armas, de la tierra, los ganados y
de las personas.
Esta
actitud de expolio y rapiña continuada por parte del desprovisto de conciencia,
soberbio y brutal Hernán Peraza y su banda de forajidos, que culminó con el
apresamiento mediante engaño de 100
incautos y confiados gomeros que, como queda dicho más arriba fueron enviados
en dos carabela para ser vendidos como esclavos en Valencia y Sevilla.
Esta
y similares actuaciones del asesino Hernán Peraza forzó a los gomeros
resistentes a romper el pacto de colactación, llevándose a cabo entre 1478 y
1479 actos de alzamientos y resistencias básicamente en Mulagua y Agana.
En
1482, llegó a la corte española Hernán de Peraza, gobernador de la Gomera, para explicar la
muerte de Juan Rejón, comandante de una flota que había sido enviada desde
Castilla para invadir y conquistar la
Palma y Tenerife. Rejón había sido asesinado por uno de los
vasallos de Peraza por instigación de éste tras desembarcar en la Gomera. Isabel
ordenó a Hernan Peraza “el joven” que se presentara ante ella.
Muchos, incluyendo el poderoso
duque de Medina Sidonia, intercedieron por Hernán.
La reina fue magnánima y le
perdonó con una doble condición: 1) que ayudara en la conquista de Gran
Canaria, aportando tropas de la
Gomera; y 2) que se casara con la hermosa Beatriz de
Bobadilla. El matrimonio con la
Bobadilla sólo puede entenderse como “castigo” si tenemos en
cuenta que sus relaciones con el rey Fernando y otros eran conocidas en la
corte. Inmediatamente después de celebrarse la boda, Hernán y Beatriz partieron
para la Gomera. Ochenta gomeros de los bandos de Orone y Agana
son reclutados por Hernán Peraza para ir a la conquista de Tamaránt (Gran
Canaria,) con lo que había sido condenado el sevillano como queda dicho por el
asesinato de Juan Rejón.
SEGUNDO
ALZAMIENTO DE LOS GOMEROS
Hernán
Peraza regresa a su feudo de la Gomera después de
pacificada la isla Tamaránt, continúa con sus maldades con el pueblo gomero, se
siguen expropiando nuevas tierras, se les somete al pago de impuestos abusivos
y sus mujeres son perseguidas y acosadas. No fueron estos hechos solamente el
que motivó la rebelión de los gomeros, a los mismos se debe añadir el gobierno
despótico que realizaba el impuesto y cornúpeta señor sobre la isla, sino que
además se dedicó, en contra de lo pactado, y para saciar su sed de rapiña, a
hacer razzias esclavistas entre “sus siervos” lo que determinaría la conjura,
en la que participaron los notables de los cantones ofendidos y dirigidos
por Hupalupa, anciano “hombre mascota” encargado de vigilar el cumplimiento del
pacto de colactación.
A
principios de 1488, Mulagua se rebela. La sublevación y alzamiento poco a poco
se va extendiendo a otros cantones, a toda la isla. El viejo sabio Hupalupo en unión de su hijo, y
el jefe guerrero del bando de Mulagua Hautacuperche y varios de los suyos se
trasladan a la Baja
del Secreto (Valle Gran Rey) para, con enorme sigilo y cautela organizar el
ajusticiamiento de Hernán Peraza e iniciar la liberación de La Gomera de la dominación del
yugo colonial, y para “cumplir el deber sagrado de liberar a sus hijos de esclavos”.
Se
decidió que Hautacuperche fuera el brazo ejecutor ultimando al traidor Hernán
Peraza, aprovechando una de las frecuentes visitas del sanguinario tirano a la
cueva donde se encontraba la sacerdotisa Yballa, en Guahedum. Con su muerte,
los gomeros alzados decían en lengua guanche: -“Ya el gánigo de Guahedum se
quebró”, en señal de que el pacto de colactación se había roto.
La
noticia del ajusticiamiento de Peraza, es comunicado a cada rincón de la isla
por medio del lenguaje silbado. Los gomeros comprendieron entonces que había
llegado el momento de alzarse contra la dominación colonial extranjera el 20 y el 23 de noviembre de 1488 sometieron
a los invasores a un justo castigo. Beatriz de Bobadilla con su familia y los
mercenarios que constituían su guardia se refugiaron en la denomina Torre del
Conde en cuyo asedio fue muerto el caudillo Hautacuperche. El intento de
masacre total del pueblo guanche de La Gomera por parte de los verdugos sin entrañas
Pedro de Vera y Beatriz de Bobadilla está profusamente recogido en la
bibliografía canaria.
Sublevada
la isla una ves más en justa defensa contra los colonos invasores, con los
gomeros sitiando a la señora Beatriz de Bobadilla en la Torre de los Peraza o del
Conde, fue enviado a la isla por los reyes católicos Pedro de Vera, cruel
y nefasto personaje masacrador de pueblos, que daría lugar a uno de los más
sangrientos y repugnantes episodios llevados a cabo por la barbarie de la
cristiana y “civilizada” España en la invasión y conquista de Canarias.
Mal
ejemplo toda revolución popular triunfante, a 4 de marzo de 1489, los reyes
católicos ordenaron a Pedro de Vera rescatar a “nuestra criada”, señora de
Gomera y Fierro, como tutriz de sus hijos. Aunque no lo necesitase, ampararía
de paso a la Peraza
que “posee por suyas ciertas yslas, que son de las yslas de Canaria”, para que
sus vasallos “no se sustraigan a su obediencia”. El gobernador se comportó, a
la manera oficial de la época y, la ex sitiada Beatriz de Bobadilla como no podía ser menos en seres tan
execrables, se dedicó a continuas y desmedidas venganzas. El intento de masacre
total del pueblo guanche de La
Gomera por parte de los verdugos sin entrañas Pedro de Vera y
Beatriz de Bobadilla está profusamente recogido en la bibliografía canaria.
Beatriz
de Bobadilla condenó a todo los gomeros mayores de quince años del Bando de
Orone y Mulagua a la muerte por “traidores”. Ordenó que fuesen arrastrados por
los suelos, ahorcados, cortaron pies, y
manos. No se perdonó la vida a ninguno de quince años para arriba, ejecutándose
diversos géneros de castigo; empalados, guanteados, exponiendo sus cuerpos en
caminos y otros sitios; llevados a la mar con piedras en los pies, manos y
pescuezo, echados vivos al mar, ahogados… Igualmente Beatriz dio orden a Alonso
de Cota que embarcase a un gran número de niños gomeros y mujeres para
venderlos como esclavos en Lanzarote. Cuando los niños llegaron a la isla de
Titeterogaka (Lanzarote) Inés Peraza ordenó que fuesen echados al mar y a los que
quedaron repartió como esclavos de sus
soldados.
Una
vez consumada la masacre Pedro de Vera pasa factura de la ayuda prestada a la
ninfomona Beatriz de Bobadilla.
Cobrados
1.000 castellanos en oro y 500 quintales de orchilla, a dos castellanos quintal,
por el gasto, Vera se reservó ambas partidas, dando “cautivos en pago de su
sueldo”, a “los escuderos e maestres de navíos e otras gentes, que fueron en lo
suso dicho”.
Valorado
el gomero o gomera, entre 7.500 y 10.500 maravedís, el obispo de la secta
católica de Canarias y Málaga, que residía en la ciudad andaluza, quedó a cargo
de la distribución de los gomeros esclavizados, no olvidando el gobernador
Pedro de Vera obsequiar a la reina Isabel, con un camello y 9 esclavas y al Príncipe D. Juan, con tres cajas de conservas y
una grande de azúcar.
De
regreso a Gran Canaria Pedro de Vera, temiendo que los gomeros residentes en
aquella isla que habían sido obligados a participar en la conquista, se
rebelasen, una noche hizo aprender a unos 200 entre hombres, mujeres y jóvenes;
a todos los hombres nos condenó a muerte, y ejecutó, y a las mujeres y
niños dio por esclavos.
En
julio de 1490, corrió que los gomeros, reducidos a esclavitud, tras la muerte
de Fernán de Peraza, que eran cristianos, no habiendo intervenido en el
ajusticiamiento, por tratarse de mujeres y niños. Falso lo primero pero cierto
lo último, fueron declarados no "ganados en buena guerra", quedando
en entredicho su captura. El Consejo retiró los libros a Pedro de Vera, ordenando
repesca de cautivos. Iniciada en septiembre, la dirigió el mismo obispo, que
los había comercializado. Dejaron los recuperados de padecer, bajo la férula
del comprador, para sufrir en “poder de personas”, que los “criasen” y
adoctrinasen, a cambio de trabajo, pero al ser declarados libres los naturales
“de la ysla de la Gomera,
que es en la Gran Canaria”,
la precisión semántica permitió a parientes de cautivos, víctimas de la guerra
de Vera, presentarse en la corte, que estaba en Córdoba, para reclamar la
libertad de los suyos. Entre los demandantes apareció un Juan de Guzmán,
sobrino de Juana Canaria, reclamando la libertad de la tía, esclava desde hacía
11 años. Citado Vera como vendedor, compareció su hijo Fernando, presentando
por fiador a Gonzalo de Burgos, escribano en Gran Canaria. Pidió un cuarto
plazo de 8 meses, que le fue concedido, por no pedirlo “maliciosamente”, al
estar los testigos realmente “muy lejos”. (L. Álvarez de Toledo)
Por
otra parte, especialista la monarquía castellano-aragonesa en el arte de
destruir individuos, molestos o desafectos, acumulando pleitos sobre su
persona, los acopió Pedro de Vera. En puertas su cese, le fue exigido la
cuadratura del círculo: “por una parte”, habría de depositar “todos los
maravedís que montan los dichos canarios vendidos, e por otra... facer
sequestración de sus bienes”. Evidente que ejecutado lo segundo, no tendría
posibilidad de cumplir lo primero, los monarcas entraron en razón, mandando
sobreseer “dichas nuestras cartas, desbaratándolas y no haciendo cosa alguna,
en virtud a ellas”. Aliviado el gobernador, se complicó la situación de Beatriz
de Bobadilla. Las dificultades que planteaba separar las Canarias de señorío de
las realengas, aconsejaban eliminarla. Se consiguió, creando el clima adecuado.
Un Francisco Martínez, al regreso de la pesquería de cazones de Guinea, entró
en Gomera para hacer aguaje. Traía barco nuevo de 20 toneladas, comprado en
26.500 maravedís, del que se enamoró Beatriz. Imprudente negarle el capricho,
Martínez aceptó como parte de pago dos
esclavas, valoradas en ocho y nueve mil maravedís. Embargadas por el
obispo, demandó a la
Bobadilla. A esta primera causa, siguieron otras. Sintiéndose
justificado, el fiscal exigió a la
Bobadilla depósito de 500.000 maravedís, para garantizar restitución,
a los compradores de gomeros.”
Pero
como entre truhanes anda el juego y a los reyes les urgía el acelerar la
invasión y conquista de las islas denominadas por ellos de realengo con vistas
a tener una plataforma en pleno dominio para las previstas invasiones de saqueo
de África y las Indias, les convenía evitar enfrentamientos abiertos con el
clero y los autoproclamados señores de las islas ya invadidas, quienes además
venían mostrando ciertas inclinaciones hacía las ofertas de Portugal. Por ello,
dictaron una serie de cartas aparentemente dirigidas a la protección de los
guanches esclavizados pero que después en la práctica no pasaban de ser papel
mojado en manos de los corruptos funcionarios.
Son
decenas los documentos existentes en el Registro General del Sello, relativos a
los gomeros esclavizados por Pedro de Vera y Beatriz de Bobadilla pero por
razones de espacio nos limitaremos a reproducir unos pocos ejemplos extractados
y publicados por el profesor español Eduardo Aznar Vallejo:
161.
1490 Agosto 27, Córdoba (f.363). Comisión a los obispos de Málaga y Canaria
para que pongan en libertad, por su condición de cristianos, a las mujeres y
niños cautivados en la Gomera
y vendidos como esclavos, en Castilla y Aragón, por Pedro de Vera, gobernador
de Gran Canaria, y Beatriz de Bobadilla, viuda de Fernando Peraza, en venganza
por la muerte de éste, por cuyo motivo mataron además a muchos vecinos. Dichos
canarios deben ser confiados a personas que lo críen y adoctrinen, llevando un
registro de los liberados, de sus antiguos compradores y de los precios pagados
por ellos, para poder actuar contra los compradores. Para cumplir tal comisión
se les otorga poder cumplido. Decanus hispalensis. Johannes. Antonius.
Didacus. Mármol.
162.
1490 (s.d.). Córdoba (f.50). Orden a Pedro de Vique, vecino de Jerez de la Frontera, para que
informe a quienes y a qué precio vendió los esclavos y esclavas que Pedro de
Vera, gobernador de Gran Canaria, trajo de la Gomera, y a los que vendió por doña Beatriz de
Bobadilla, emplazándole para que presente ante el Consejo los libros y
escrituras que sobre ellos tuviere. Don Álvaro. Deán de Sevilla. Andréas.
Antonius. Didacus. Castillo.
172.
1490 Octubre 30 (s.i.). (f. 202). Orden a Francisco de Mercado, para que
devuelva a Juan del Castillo, escribano de cámara, 1.100 maravedís que le llevó
por una esclava gomera, llamada Juana, que compró en Málaga, según parece por
una fe de Pedro de Madrid, escribano del Consejo de dicha ciudad. Don
álvaro. Decanus hispalensis. Johannes. Didacus.
173.
1490 (s.d.) Córdoba (f.237). Iniciativa a las justicias del reino, para que
conozcan en la demanda presentada por Juan Ruiz de Requena, vecino de Córdoba,
que reclama a Coronado y Campos, criados de Beatriz de Bobadilla, viuda de
Fernan Peraza, 6.750 maravedís que le pagó por un esclavo llamado Miguel, ya
que éste le fue tomado por mandado de Sus Altezas por ser cristiano y libre.
174.
1490 Noviembre 4. Córdoba (f.74). Orden a Gonzalo de Córdoba, escribano de
Cámara, para que ponga en libertad, por su condición de cristianos a las
mujeres y niños cautivados en la
Gomera , y vendidos como esclavos en los reinos de Castilla y
Aragón por Pedro de Vera, gobernador de Gran Canaria y Beatriz de Bobadilla,
viuda de Fernando Peraza, señor de la
Gomera , en venganza por la muerte de éste por cuyo motivo
mataron además a muchos vecinos, y los entregue a los obispos de Málaga y
Canaria para que cumplan las disposiciones reales, informándoles de quienes
fueron los compradores y a que precio para que puedan ser compensados. Para
cumplir su misión se le otorga poder cumplido y se ordena a las justicias que
le presten todo favor y ayuda.
190.
1490 Diciembre 23. Sevilla (f.252). Iniciativa al gobernador de las islas de
Gran Canaria, para que dé cumplimiento de justicia a Fernand Martínez de Alza,
vecino de Palos, que pide la restitución de 2 esclavas canarias de 10 años o su
valor en metálico, evaluado en 8 o 9 mil maravedís. Dichas esclavas le fueron
dadas a cambio de un barco de 20 toneles, que le tomó a la fuerza doña Beatriz
de Bobadilla, viuda de Fernán Peraza, cuando estando en la pesca de cazones
llegó a la Gomera
a tomar agua y bastimentos, y ahora han sido tomadas por el obispo de Canaria,
por ser cristianas y libres. Suscriptores: Don Álvaro. Don Juan. Johannes.
Andreas. Gundisalvus. Castillo.
1495 Febrero 13. Madrid (f. 48). Orden al bachiller Alonso Fajardo,
gobernador y justicia de las islas de Gran Canaria, para que informe, a
petición del obispo de Canaria, de la venta que hizo Pedro de Vera, gobernador
a la sazón de Gran Canaria, de los canarios que se entregaron para ser
bautizados. Don Alvaro. Joahnnes. Andreas. Gundisalvus. Felipus. Johannes
licenciatus. Badajoz. (E. Aznar; 1981)
1495 Abril (s.d.) Madrid (f. 393). Incitativa al gobernador de Gran
canaria, para que dé cumplimiento de justicia a Andrés de Navarrete, que
reclama el importe de dos esclavos gomeros que compró, por 12.000 maravedís, a
unos factores de doña Beatriz de Bobadilla y que le fueron tomados por el
obispo de Canaria, por ser cristianos y libres. Dicho pago ha de realizarse no
obstante la carta de sobreseimiento dada por el rey a doña Beatriz de
Bobadilla. Don Alvaro. Juanes. Antonius. Petrus. Juanes licenciatus. Castillo.
(E. Aznar; 1981)
1495 Abril ll. Madrid (f. 61). Orden a las justicias de Gran
Canaria, Tenerife, La Palma,
Lanzarote, Fuerteventura, El Hierro y La Gomera, para que reciban solemnemente la nueva
Bula de Cruzada concedida por Alejandro Sexto y acojan a García Arias, delegado
para dichas islas de los obispos de Salamanca y Avila, miembros del Consejo y
comisarios apostólicos. El Rey y la
Reina. Álvarez de Toledo. E. Aznar; 1981)
A
6 de junio de 1492, quedó cerrado el tema de los esclavos gomeros. Admitido por
los miembros del corrupto Consejo de Castilla que los gomeros mataron a Fernán,
para “perseverar” en sus errores de fe, es decir, para continuar manteniendo
sus ancestrales ritos, se acordó que nunca fueron cristianos, a pesar de que
todos ellos figuraban en las escrituras de venta con nombres cristianos, siendo
sobreseídas las cartas, dictadas contra Beatriz de Bobadilla, por ser lícito el
tráfico de infieles.
* Seudónimo de Eduardo Pedro García Rodríguez
* Seudónimo de Eduardo Pedro García Rodríguez
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