viernes, 7 de febrero de 2014

¿La justicia es igual para todos?




 La sentencia fue pronunciada por el Jefe del Estado español, Juan Carlos I, en su discurso de Navidad correspondiente al año 2011 a raíz del conocimiento público del caso Nóos, en el que, entre otros, están imputados su yerno, popularmente conocido como “Mangarín”, y su hija, la infanta Cristina, un defalco de inmensas cantidades de dinero público, pues según un informe de Hacienda entre 2002 y 2010 el holding controlado por el yernísimo y su socio facturó al menos 16,06 millones de euros (cerca de tres mil millones de las antiguas pesetas).
 A esos 16,06 millones de negocio real habría que añadir otros 8,8 millones que las empresas del entramado “sin ánimo de lucro” computaron como ingresos por pagos cruzados entre ellas, lo que constituye en ejemplo más de la podredumbre del régimen monárquico medieval y colonialista español, percibido así por el 95 por ciento de los encuestados en España en el recién publicado sociobarómetro de la Unión Europea, veinte puntos por encima de la media, que también resulta bochornosa.
 La afirmación del Jefe del Estado de que la justicia es igual para todos no deja de ser una demagógica confirmación de todo lo contrario, pues según la constitución española (CE) el apartado 3 correspondiente al artículo 56 dice textualmente: “La persona del Rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad”, o sea que el Rey no es responsable de sus actos, lo que le confiere impunidad ante la jurisdicción interna española, no pudiendo ser juzgado en España en el supuesto de que hubiera o hubiese incurrido en algún acto delictivo.
 Esto tiene una especial trascendencia política-jurídica, pues dado que se trata del Jefe del Estado en última instancia constituye la demostración de que no estamos ante un Estado de derecho y mucho menos ante una democracia, pues democracia significa gobierno del pueblo, mientras que el actual Jefe del Estado fue nombrado a dedo por el anterior dictador y la propia constitución contempla la continuidad hereditaria del régimen, como se recoge en el apartado 1 del artículo 57 de la CE que transcribimos literalmente en el siguiente párrafo:
 “La Corona de España es hereditaria en los sucesores de S. M. Don Juan Carlos I de Borbón, legítimo heredero de la dinastía histórica. La sucesión en el trono seguirá el orden regular de primogenitura y representación, siendo preferida siempre la línea anterior a las posteriores; en la misma línea, el grado más próximo al más remoto; en el mismo grado, el varón a la mujer, y en el mismo sexo, la persona de más edad a la de menos”.
 El Rey no sólo heredó el régimen del anterior dictador sino incluso el Rolls-Royce Phantom IV, creado en 1950 por el aniversario de bodas de Isabel II de Inglaterra y del que solo existen 18 ejemplares más, automóvil adquirido por Franco en los años cincuenta que paseó a la princesa Letizia el día de su boda en la Catedral de la Almudena y forma parte del parque móvil de más de 70 coches de lujo incluídos las últimas adquisiciones del monarca: dos Ferrari valorados en 500.000 euros que le regaló el jeque Mohamed bin Rashid al Maktoum a finales de 2011 ¿Por qué será? Item mas, el yate descaradamente bautizado Fortuna costó hacerlo cuarenta y dos millones de euros.


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