domingo, 3 de febrero de 2013







El mito de los nueve Menceyes: Según Buenaventura Bonnet



La tradición o leyenda acerca de los nueve reyes o Menceyes que gobernaban en Tenerife, nace de las correrías de los soldados de Herrera por aquella isla aun sin conquistar, y proporcionada sin duda por alguno de los guanches hecho prisionero; relato quizá equivocado, que, si en otro tiempo pudo ser verdad, ya no lo era en los tiempos de la conquista por Lugo.

Examinemos los testimonios que poseemos referentes a este particular, anteriores a la sumisión de la isla.

El veneciano Alvise Cadamosto, es el primero que habla de esa división:

"Esta isla (Tenerife) está gobernada por nueve señores llamados Duques (jefes), los cuales no son elegidos por derecho de sucesión o de herencia, sino por el de la fuerza." (In questa isola hanno fra loro nouo Signori chiamati Duchi, non sonó Signori per natura che suceda il íligliuolo al padre, ma obi ipiu poute e signori...)

Sabido es que Cadamosto aportó a la isla de la Gomera en 1454, donde fue recibido por Diego de Herrera (1) y su mujer, y allí adquirió la noticia de los nueve reyes que le dio, sin duda, el mismo Herrera, porque el viajero veneciano" no desembarcó en Tenerife. Solamente visitó la Gomera y el Hierro; tocó en la Palma, pero no saltó a tierra. He aquí 811 tegiimonio: "lo Aluise fui in due di dette isole di Canaria, ció e neirinola Gomera, e nel Ferro che sonó de christiani, e anche ai isola dellíi Palma, ma in quesia non dismontai per seguir il nostro viaggio".

Segun este autor, la división de la isla en nueve distritos con un jefe a la cabeza, correspondía a nueve formas religiosas, distintas en cada distrito. Veamos sus palabras: "Non hanno fede, ma adorano alcuni 11 Solo, altri la Luna. e altri pianoto, e  hanno miove fantasie di idolatria

.." Por consiguiente, la religión daba la división de la isla, siendo el Mencey el representante de cada idolatría.

El portugués Eannes de Azurara (1455) que conoció el relato de Cadamosto, según demuestra S. Berthelot (Etn. págs. 51-65)', escribe:

"E.-'lári divididos (los ha'bitantes de Tenerife) en ocho o nueve tribus o poblaciones, y cada una de ellas tiene su rey..." (E som VIII ataa nove bandos, e em vada hum teen rev, o qual ham de trazer semipre consigo..." (cap. XXXI).

Azurara nos da cuenta de una costumbre singular: o sea que el rey, ya muerto, acampana al vivo a todas partes, "pues cuando es reemplazado por otro príncipe se encuentran entonces con un rey muerto y otro vivo, V cuando el segundo llega a morir, conducen al primero a un sitio
en donde lo depositan..." (Ibd.)

Un viajero portugués, desconocido por nuestros historiadores, llamado Diogo Gomes, (2) nos proporciona noticias muy interesantes de estas islas, y especialmente de Tenerife, de» la que escribe (1444-1463) lo siguiente: "Y tienen entre ellos tres reyes, y dice que había allí 2'.:.(HK' hombres." (El habent intcr se tres reiges, et dicunt, quod erant ibi 23'.'00 hominum.) Este viajero no estaba muy descaminado en su narración, y haremos observar que no tuvo relación con los Herrera.

El siguiente relato de Diogo Gomes, escrito en latín y traducido por nosotros, es tan nuevo para la historia de esta isla que nos impele a publicarlo antes de dar a luz íntegramente el texto de referencia: Dice así:

"Y tienen la costumbre (en Tenerife) de que cuando muere un rey, le extraen las visceras, y las colocan en una cesta hecha de hojas de palmora.

Y hay allí, en aquel monte, un lugar peligroso cortado a pico que dá sobro el mar, y aceptan que voluntariamente uno de los naturales de la tierra lleve consigo las visceras del rey y vaya a lo más alto que pueda de aquel lugar escarpado, y se arroje al mar, de donde no puede salir más; desde lo alto al fondo hay muy bien 500 pies. Están allí los demás mirando y diciendo algunos do ellos: "Te encomiendo al Rey", otros dicen: "'Te encomiendo a mi padre", otros: "Al hijo", otros, a su ser querido muerto, o no." Y todas las noticias que saben de sus reyes o parientes, las envían a sus reyes y parientes difuntos por medio de aquel que se arroja al mar..."

La tradición recogida por Cadamosto y Azurara adquiere fuerza de hecho histórica con la siguiente acta de Herrera.

El. ACTA DE HERRERA

Ansioso Diego de Herrera de dominar en Tenerife, preparó una expidición de 500 hombres en tres navíos, desembarcando parte de su gente por las playas del Bufadero, pero viendo que los guanches se disponían a rechazarlo, cambió de táctica y envió un mensajero para celebrar"
un tratado de paz con aquellos, de lo cual levantó acta el escribano publico Fernando do Párraga, cuyo documento, fechado el 21 de junio do J464, f3) le sirvió a Herrera para demostrar que los nueve Menceyes le habían prestado obediencia y ejercía dominio en la isla. Dicho instrumento público comienza así:

A todos cuantos esta carta viéredes, que Dios honre y guarde de mal: Yo Fernando do Párraga escribano público, en la isla de Fuerteventura en lugar de Alfonso de Cabrera escribano público en las islas de Canaria por mi señor Diego de Herrera, señor de las dichas islas, con la autoridad y decreto que el dicho señor me dio, vos doy fe y fago saber que en presencia de mí el dicho escribano, e de los testigos que de yuso serán escritos, en como un sábado, veinte y un días del mes de junio, año del nacimiento do nuestro Salvador Jesucristo de mil e cuatrocientos e sesenta e cuatro años, estando en la isla de Tenerife, una de las islas de Canaria, en un puerto que se llama el Bufadero estando ende el dicho señor Diego de Ferrcra señor de las dichas islas, con ciertos navíos armados con mucha gente que traía en los dichos navios, vinieron ende parecieron ante el dicho señor el gran Rey de Imnbach, de Taoro, el Rey de las Lanzadas, que se llama Rey de Oüimar. El Rey de Anaga El Rey do Abona. El Rey de Tacoronte. El Rey de Benicod. El Rey do Adeje. El Rey de Teigueste. El Rey de Dante. E todos los sobredichos
nuevo Reyes, juntamente hicieron reverencia y besaron las manos al sobredicho señor Diego de Ferrera obedeciéndolo por señor; presentes lo Trujomanes, que ende estaban, los cuales eran Rey de armas que  han nombre Lanzarote. e Matheos Alfonso, y otros muchos, que saben
la lengua de la dicha isla de Tenerife..."

En otro pasaje de la citada acta, leemos: "E luego el dicho señor Diego do Herrera dio ende sus navios gente, e decendió, y subió por la tierra arriba, bien cerca de dos leguas, con los dichos Reyes, hollando la tierra con sus pies, en señal de posesión, y cortando ramas de árboles,
que en la dicha isla estaban, e los dichos Reyes metiéndolo en la dicha posesión pacíficamente, non selo conturbando, ni contrallando 'persona alguna; yendo con él por la dicha tierra acompañándole, e faciéndole todo agasajo, e servicio que podían..."

Este documento, como ya hemos dicho, no tiene, a nuestro juicio, mas valor sino el querer demostrar Herrera que la isla de Tenerife estaba sometida a sus armas. Lo único que parece cierto es que Herrera haría algún convenio con un cabecilla del litoral para sacar madera,
especialmente pinos; que es posible levantara una torre donde dejó alguna guarnición, y que pretendió catequizar a los habitantes de la costa, a cuyo efecto trajo la imagen de la Virgen de Candelaria. Muy poco duró ese dominio insignificante: los guanches derruyeron la torre, y expulsaron a los intrusos con harta mengua para sus armas.

Además, se advierte a primera vista que el acta levantada por el escribano Párraga, está redactada a gusto y conveniencia de Herrera, pues no aparece refrendada ni consentida por ninguno de los jefes guanches: también es muy significativo que de los nueve jefes, uno tan
sólo aparezca con nombre propio, el Rey Imobac, de Taoro; al de Guimar se le designa con un sobrenomibre, (4) y a los restantes por el distrito en que ejercían sorberanía. Y es evidente 'que si esos reyes se hubieran presentado ante Herrera, el escribano Párraga habría consignado
sus nombres.

Por último, conociendo el carácter altivo e independiente de los guanches, es imposible aceptar que los nueve Menceyes de la Isla acudieran al solo requerimiento de un extranjero para someterse a su voluntad, el cual apenas contaba con 400 o 500 hombres para hacerse respetar.

Por eso Viera y Clavijo se burla de esa toma de posesión, cuando dice: que sólo se sacó de ella "una gran certificación en pergamino".

ESPINOSA Y GALINDO

El acta suscrita por el escribano Párraga dio la norma para lo sucesivo.

A partir de ese documento, todos los cronistas e historiadores de las islas afirman que en Tenerife existieron nueve reyes o Menceyes que mandaban en un territorio determinado, y que con anterioridad pertenecía a un solo señor. Y tan ciegamente admitieron ese testimonio que en ningún momento se atrevieron a ponerlo en duda o comprobarlo.

Tanto pesaba entonces la tradición.

Nosotros vamos a realizar un estudio crítico sobre esta cuestión, apoyándonos en los cronistas más antiguos, para continuar con los que los siguieron hasta los tiempos modernos, haciendo un cotejo que nos permita conocer las diversas modificaciones ideadas por esos escritores para ajustarse al acta de Herrera.

El P..Espinosa, autor más cercano a la conquista, escribe: Muchos años estuvo esta isla (Tenerife) y gente della subjeta a un solo Rey que era el de Adeje, cuyo nombre se perdió de la memoria, y como llegase a la vejez a quien todo se le atreve, cada cual de sus hijos, que fueron nueve, (5) se levantó con su pedazo de tierra haciendo término y
i reyno por sí. El mayor de los cuales como lo era en edad, lo fué en distinción, fuerza y ánimo, llamábanlo Betenuhya, o Quebehí por excelencia.

Este tiranizó y señoreó el reyno de Taoro, que agora llaman Orota va, cuyo término fué desde Sentejo hasta la Rambla aguas vertientes a la mar, tras del y a imitación suya los demás infantes, tomaron y se levantaron con sus pedazos llamándose Mencey que es Rey. Acaymo  se llamó e intituló Mencey de Güimar; de Abona, Atguaxoña; y Atbitocarpe de Adexe. Los demás Reyes, cuyos nombres se ignoran, reinaron en Naga, en Tegueste, en Tacoronte, en Icod y en Daute..."

Según puede notarse, en el tiempo que escribe el P. Espinosa se ignoraba el nombre de seis menceyes, si seguimos la distribución resultante en  el acta de Herrera y que Espinosa acepta, pero desconociendo ya sus nombres en 1594- Abreu Galindo (6), no es más afortunado que el P. Espinosa. En su historia escrita en 1632, nos dice:

"En esta isla de Tenerife hubo un señor que la mandaba y a quien En Taoro, Bencomo (*) el potentísimo, Pelicar, en Icode, noble reino, En Dante el gran Romen, Rey poderoso,
Del do Abona, Adjoñá, Rey esforzado,
De Adeje, Pelinor, no menos fuerte.
De Teño, Guántacara, bravo y fuerte..."
(Canto I)

Viana llama por primera vez al rey de Taoro, Bencomo, en lugar de Betzonuhya; al de Güiniar, Añaterve, en vez de Acaymo; al de Abona,
Adjona, en vez de Atgnaxoña' y al de Adeje, Pelinor, en vez de Atibitocarpe. Para los demás Menceyes, cuyos nombres fueron desconocidos por Espinosa y Galindo, descubre que se llaman: el de Tacoronte, Acaymo (igual que el Mencey de Güimar, según Espinosa y Galindo); el de Naga Beneharo; el de Icode, Pelicar; y el de Dante, Romen.

Viana, es también el primero que usa el nombre de Tinerfe el Grande, seguramente formado por él, para señalar al primitivo señor de toda la isla, criterio que es seguido por Núñez de la Peña, Viera y Clavijo, Millares Torres, y demás historiadores.

Un solo Rey la isla sojusgaba,
Y el último," llamado el Gran Tinerfe,
Dejó cuando murió, nueve o diez hijos,
Los cuales cada cual reinar queriendo.
Se alzaron cada uno con su término,
Y así fué el Reino en nueve dividido..."
(Canto I.)

Peliear, en Icode, noble reino,
En Dante el gran Romen, Rey poderoso,
Del do Abona, Adjoñá, Rey esforzado,
De Adeje, Peiinor, no menos fuerte.
De Teño, Guántacara, bravo y fuerte..."
(Canto I)

Una innovación del poeta es la de suprimir el reino de Tegueste, En Taoro, Bencomo (*) el potentísimo, de Tacoronte, forja ese nuevo nombre. Por último, como era natural, rechaza el menceyato de Teño creado por Viana, y sigue la nomenclatura tradicional del acta de Herrera con el reino de Tegueste, a cuyo Mencey le da el mismo nombre del territorio.

LAS GENEALOGÍAS DE VIERA
Viera y Clavijo realiza un verdadero sincretismo con las nomenclaturas fiadas por cada autor de los ya citados, confeccionando así una sucesión de Menceyés en cada reino que heredan de padres a hijos, (9) sin tener en cuenta las diversas épocas en que fueron compuestas esas listas,  superchería que encierran, las interpolaciones que contienen,
ni el punto de verdad que pudiera aceptarse.

Veamos su procedimiento: Toma de Viana el nombre del rey que fué de toda la Isla, después compara los nombres de los Menceyés que traen Espinosa y Galindo, si alguno es común apela a Viana, formando así una lista en que entran a formarla dos generaciones de reyes por lo menos. Cuando se le agotan las nomenclaturas de Espinosa y Galindo, entonces el cotejo lo efectúa con Viana y Núñez de la Peña. Viera no
inventa nombres de reyes, forma genealogías que son imaginarias, enlazando los nombres de los Menceyés que traen los historiadores anteriores.

Solamente un detenido estudio de los primitivos cronistas ha podido darnos la clave utilizada por Viera, aunando nombres de Meneyes para formar dinastías evidentemente apócrifas. Veámoslo:

Rey que fué de toda la Isla: Tinerfe el Grande (sigue a Viana, inventor de este nombre).—Reino de Taoro: Bentenuhya (Espinosa), le sucede su   hijo Imobach (Galindo), y le sucede Bencono (Viana).—Reino de Güimar: Acaymo (Espinosa.' Galindo, y Núñez de la Peña), su hijo Añalerve el Bueno (Viana).—Reino de Abona: Atguax(»ia (Espinosa, Gilindo y Núñez de la Peña), su hijo Atxoña o Adjmia (Viana).—Reino de Adeje: Atbitocarpe (Espinosa. Galindo, y Núñez de la Peña);
le sucede Pelinor (Viana).

Aquí terminan las listas de Espinosa y Galindo. Viera continúa en Nuñe de la Peña, .que para el autor de las "Noticias" son los padres (10) de una genealogía imaginaria, y las listas de Viana, que supone son los hijos, a pesar de que este poeta escribe en 1604, y Núñez de la Peña en 1676. Comprobémoslo:

Reino de Tacoronte: Rumen (Núñez de la Peña); le sucede Acaimo (Viana). Téngase presente que Viana designa a Rumen o Romen, como Mencey de Daute, y Núñez de la Peña como rey de Tacoronte, pero Viera no quiso advertir esta contradicción, y prosigue su método. Además,
para Espinosa, Galindo y Núñez de la Peña es Acaimo mencey de Guiñar y no de Tacoronte, como solo indica Viana—.Reino de Naga o Anaga:

Beneharo I; le sucede su hijo Beneharo II. Núñez de la Peña le llama Benecharo, y Viana, Beneharo, Viera forma una dinastía con esos dos nombres iguales, si bien consigna que a Beneharo I otros le llaman Serdeto.—Reino de Icod: Chicanayro, (Núñez de la Peña); su hijo Pelicar, (Viana).—.Reino de Daute: Concanáymo, (Núñez de la Peña); su hijo Rumen (Viana), que Núñez de la Peña lo señala como Mencey de Tacoronte.—Reino de Tegueste: Tegueste I (Núñez de la Peña). Gomo Viera no admite tampoco el reino de Teño, creado por el poeta Viana con su Mencey Guantácara, el autor de las "Noticias" forja un sucesor a Tegueste 1, que es Tegueste II, haciéndole hijo del anterior.

Por último, el señor Millares Torres en su "Historia general de las Islas Canarias", lib. 4.2, páigs. 186-188, copia íntegra la genealogía formada por Viera y Clavijo .que hasta ahora se ha admitido por todos los hisloriadores sin discusión de ningún género.

Después de lo expuesto, si es que el lector ha seguido con atención nuestro análisis, cabe preguntar; ¿Podemos seguir manteniendo la división de la isla en nueve cantones o distritos, y en cada uno de ellos un Mencey o Jefe? Creemos que ya es completamente imposible,
hay tantos elementos de falsedad, es tan enorme la superchería que se advierte, que sostener esa división sería ir contra la verdad, negar la practica y falsear los hechos.

Así, pues, de todo cuanto hemos visto, compulsado y examinado, las únicas nomenclaturas de Menceyes .que podemos considerar como ciertas o posibles son las publicadas por el P. "Espinosa y Abreu Galindo, suprimiendo de la de este último el nombre del mencey Imobac, que lo toma del acta de Herrera y lo consideramos apócrifo. Si atendemos a lo que esos autores primitivos nos dicen, no podemos aceptar sino cuatro reinos o Menceyatos, a saber: el de Taoro, el de Güimar, el de Abona y el de Adeje.

BAUTISMO E IDA A LA CORTE DE LOS MENCEYES

Añadamos a cuanto hemos dicho, que Núñez de la Peña, afirma que los reyes de Taoro, Tacoronte, Anaga y Tegueste (Bencomo, Acaimo, Beneharo y Tegueste) se rindieron a las armas de Castilla en los Realejos el 25 de julio de 1496. Más tarde, el 29 de septiembre del citado año, dice el mismo autor, que los Menceyes del sur de la isla se entregaron a las fuerzas de Lugo. Estos jefes eran: Pelinor, de Adeje; Romen, de Daute: Axoña, de Abona, y Belicar, de Icod. Si a estos ocho reyes se agrega el de Güimar tenemos los mueve Menceyes que la tradición afirma gobernaban la isla.

Los nombres consignados por Núñez de la Peña no pertenecen a la lista de Menceyes que nos da dicho autor en su obra, sino a la confeccionada por Viana, exceptuando al Mencey de Tegueste.

Y ante este hedió nuestro asombro sube de punto. Núñez de la Peña contradice su
propia lista de Menceyes y acude a Viana. Viera y Clavijo, al copiar a Núñez de la Peña, no advierte que sigue al poeta que tanto desprecian ambos, (11) hecho verdaderamente inexplicable.

Más tarde, después de sometidos los reyes, fueron bautizados, según
la tradición, en la iglesia de los Realejos. Dice a este propósito el poeta
Viana:
"Y en un alegre día el gran Bencomo,
Beneharo, Añaterve, Guaeimara...
Recibieron devotos el bautisimo:
El gran Bencomo se llamó Crist^al,
El rey de Naga, Pedro de los Santos;
el de Güimar, Juan de Candelaria..."
(Canto XVI.)

De suerte que, según Viana, sólo tres reyes recibieron el bautismo. Núñez de la Peña pretende seguir la tradición de los nueve reyes, aunque muy poco agrega a lo dicho por el poeta, al que copia. Dice así:
"Bautizáronse los nueve reyes, y sus hijos: el rey Bencomo se llamó Cristóbal; el Rey de Anaga, Pedro de los Santos; el Rey de Güimar, Juan de Candelaria; el Rey de Adeje, Diego; de los nomln'es de los deñc¿ de la Peña solo agrega a los Menceyes citados por Viana, el de
Adeje.

Nuñez de la Peña, el formidable genealogista, el incansable investigador de documentos, confiesa que desconoce los nombres de cinco Menceyes para completar la lista de Herrera, y los que cita, menos uno, los copia de un poeta. De aquí el grave error de los genealogistas al pretender establecer las descendencias de los Menceyes. (12).

Más extraordinario es el caso de Viera y Clavijo. A la lista de los Menceyes bautizados que consigna Viana, ampliada en uno por Núñez de la Peña, agrega los nombres necesarios hasta completar los nueve reyes, sin decirnos de donde los toma ni en que documento los halló.

Dice; "De manera que esta fué la primera Iglesia Parroquial que vio Tenerife (la del Realejo-alto), y la memorable fuente bautismal, es donde recibieron el carácter de cristianos los nueve Reyes Guanches, con los demás neófitos de la nación: Benchomo de Taoro recibió el
nombre de Christoval; Beneharo de Anaga, el de Pedro de los Santos; Añaterve de Güimar. el de Juan de Candelaria; Pelinor de Adeje, el de Diego..." Los nuevos bautizados, según este autor, son: "Acaymo de Tacoronte, toma el de Fernando; Tegueste, el nombre de Antonio; Romen de Dante, el de Gonzalo; Adxoña de Abona, el de Gaspar; Pelicar de Icod, el de Blas Martín... (Tomo II pág. 258).

¡Pero qué paradoja tan enorme! Viana no cita más de tres Menceyes con nombre cristiano, y escribe en 1604; Nüñez de la Peña en 1670 agrega uno más. y confiesa su ignorancia acerca de los restantes, mientras que Viera y Clavijo, sin declarar los datos de que se vale, completa la lista de los nueve menceyes, diciéndonos como se llamaban
después del bautismo, y eso en la segunda mitad del siglo XVllI.

Por último, Núñez de la Peña escribe: "En el año de mil y cuatrocientos y noventa y siete, llevó el Adelantado los nueve reyes a la presencia de los .Católicos Reyes, que se holgaron de verlos y fueron bien recibidos, y sus Majestades les hicieron muchas mercedes." (pég. 63).

Esta afirmación la recoge Viera y Clavijo: "Por este mismo tiempo, dice, si creemos a nuestros historiadores, o poco antes, havia pasado también a España el General y Gobernador Don Alonso Fernández rendidos en la toma de Tenerife, y de hacer personalmente a sus Altezas una relación circunstanciada de la naturaleza de la Isla, y de la serie de sus victorias... A la sazón estaba la corte en la Villa de Almazán.

Don Alonso mereció de los Monarcas una audiencia particular, en que les presenté sus cautivos." (T. II, páig, i2Gv;.

No existen documentos que acrediten la ida de los nueve Menceyes a la Corte, ni es cierta tampoco la fecha que señala Núñez de la Peña para ese (hecho: pero lo que sí existe es una real cédula de lecha 30 de marzo de 1512, firmada por la reina doña Juana, contra don Alonso Fernández de Lugo, a petición de los naturales de Tenerife y la Palma, (13) en que se lee lo que sigue:

"e después desto hecho, estando los sobredichos (naturales) so mi guarda e seguro e defendimiento real diz que al tiempo que. vos venistes a estos reynos truxitste veynte e cinco hijos e hijas de los dichos canarios que  os dieron en rehenes para seguridad de la dicha paz e conordia que con vos ahían concertado e contratado e asy traydos los dichos veynte e cinco hijos e hijas de los dichos canarios que los vendiste; e enajenastes e hezistes dellos lo que quisystes como esclavos a ellos e a otros muchos en gran número dellos que después diz que truxistos  e otros por vuestro mandado todos de los que heran de paz o se avian tornado cristianos dando a entender al Rey mi señor padre e la
Reina mi señora madre que aya santa gloria que heran esclavos de guerra e aun demandándoles merced dellos no los deziendo nin haziendo salier como eran de pazes."

Lugo no llevó los nueve Menceyes ante los Reyes Católicos, poro supo vender los rehenes jóvenes que llevaba.
CONCLUSIONES
Terminamos este trabajo formulando las siguientes conclusiones:

1.- La tradición de la división de la isla de Tenerife en nueve distritos gobernados por nueve jefes o Menceyes, nació de relatos legendarios cuando las correrías de los europeos por nuestras costas, sin poder descriminar hoy la verdad que contengan. En esos relatos se apoyó Diego de Herrera cuando levantó el acta de posesión en 1464.

2.- Ese documento da la norma a nuestros cronistas e historiadores para afirmar unánimemente la división de Tenerife en nueve reinos, aun cuando los primitivos escritores como el P. Espinosa y Galindo no declaran el nomhre sino de cuatro, ignorando los demás.

3.-Viana es el primero que inventa nueve nombres, uno para cada Mencey; Núñez de la Peña forma otra lista de nueve jefes que difiere de la del poeta, y Viera y Clavijo establece una falsa genealogía con ambas, en la cual los padres son tomados de Núñez de la Peña, y los hijos de Viana.

4.- Hemos demostrado que el bautismo e ida a la Corte de los nueve Menceyes, es una fabula de Núñez de la Peña sin fundamento alguno documental y de redacción muy tardía; sólo pudiera admitirse que un número reducido de jefes realiziaron el acto de someterse y bautizarse: y

5.- Que el único testimonio que aceptamos, mientras no se demuestre lo contrario, es el del P. Espinosa, o sea la existencia de cuatro Menceyes en esta Isla, que fueron los de Taoro, Güimar, Abona y Adeje. desechando en absoluto los nueve distritos y reyes señalados por el documento de Herrera.

B. BOÍNNET. Mavo 1988.
En: Revista de Historia, número 42, abril-junio de 198


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(*) Quizá el nombre de Bencomo derive de Benitomo, citado en la información efectuada en 1526 por doña Margarita Guanartcme, hija de don Fernando, Guanartenie de Gáldar, que dice: "E que después, cuando fue el dia del desbarate de los guanches, cuando mataron al Rey Grande, que se llamaba el Rey Benitomo de Taoro, el Adelantado y Capitán, por traer a los guanches al conocimiento de la fe de Cristo, e porque se diesen, sin más riesgo e muerte de gente, mandó ir al dicho Guanarteme al Rey Mentor, hijo de Benitomo a requerir que se diese y tornase cristiano e que le faria toda la cortesía que quisiese, e que el dicho Guanarteme fue al dicho Rey Bentor, entre ios guanches, y le fábló, pues que sabía la lengua de guanches, e volvió con respuesta al Real, diciendo que el dicho Rey Bentor no se quería dar, como pareció después, que no se dio, fasta que la tierra se tomó por fuerza de armas..." (Dr. Chil Naranjo.

"Estudios históricos, climatológicos, etc." Tomo III). Por consiguiente, Bentor y no Bencomo fué el último Rey de Taoro.

Viana nos habla también de un Mencey de Güimar llamado Dadarmo, que reliittba cuando el regreso a la isla de Antón el Guanche, y que no figura en la lista de los nueve reyes formada por el poeta. Este Mencey Dadarmo vivía cuando la apari>ciót' de 1i Virgen de Candelaria, Habla Antón, y dice:
Dadarmo, Rey en Güimar coronado
Supo todo el suceso, y muy gozoso
Mandó le visitase, y su mandado
Cumplí pues siendo Rey, como forzoso..."
Canto VI.

(l), .«queste isóle di Canaria sonó sette, quattró habítate da cliristiani ció *
Lanr.arotta, Porte ventura, la Gomera, il Ferro, tre sonó di idolatri ció e la gran Canftt'ia,
Tenériffe, la Palma, il Bignore di queste habítate da cliristiani ¿ nomlnato FeÍTS?
Kentil'buomo & caualier naturale di Sibilla, & soggreto al Re di Spagna..." L.
'CADA*tOSTO. "Litwo da primera navigationi per l'Oceano."
(2) "De inaulis primo inventis in mari océano occidentis, et primo de Insulis
Fortuiíatis, quaie nunc de Canaria vocantur", por DIOGO GOMES de SINTRIA. Inserta
en el "Abhandlungen der Philos. Philolog, classe der Koeniglich Bayerischen
Akademie der Wissenschaften, München. 1847.


(8) Lo publica íntegro Núñez de la Peña (lib. I cap. IX, pags. 67-70) Este autor
afnma que en Fuerteventura se conservaba el original en pergamino, y un traslado sigjnado de escribano público existía en los papeles de nobleza del Ledo. Armas, oeneiiciado que fué de la iglesia parroquial de la Concepción en La Laguna, por ser aesiendiente de Juan Negrín, que como Rey de armas levantó el pendón en estas paces.
(4) En el tratado de paz se lee: "El Rey de las Lanzadas, que se llama el Rey
de Güimar..." El poeta Viana atribuye ese sobrenombre al Rey de Taoro.
Ahora, pues, el año de conquista,
Fin del florido abril, el gran Bencomo
Señor de los distritos, tierra y término
Mejores y más ricos de la Isla
Que se llamó el gran Rey de las Lanzadas
Y poseedor del Reyno de Taoro "
(Canto lü)


(•) El erudito Serra Ráfols acepta la división de la isla en nueve reinos. Dice así: "En las islas occidentales se vivía en pleno régimen tribal, acaso mejor, de clases; no se contaba menos de cuatro bandos en Gomera; de nueve en Tenerife, de documento la Palma. De todos modos, el poder de aquellos reyes no parece otra cosa que ana extensión de la autoridad patriarcal del jefe familiar, y por tanto bastante análogo
al de los cabezas de los bandos de estas últimas islas..." Cfr. "Incorporación de las Islas Canarias a España" en las publicaciones del "Instituto GALLACH", Barcelona.
(6) Op. cit. lib. III, cap. XI, págs. 191-192. A la dignidad real, dice, llamaban
en su lengua Qaehebf.

(*) Quizá el nombre de Bencomo derive de Benitomo, citado en la información efectuada en 1526 por doña Margarita Guanartcme, hija de don Fernando, Guanartenie de váldar, que dice: "E que después, cuando fue el dia del desbarate de los guanches, cuando mataron al Rey Grande, que se llamaba el Rey Benitomo de Taoro, el Adelantado y Capitán, por traer a los guanches al conocimiento de la fe de Cristo, e porque se diesen, sin más riesgo e muerte de gente, mandó ir al dicho Guanarteme al Rey Mentor, hijo de Benitomo a requerir que se diese y tornase cristiano e que le faria toda la cortesía que quisiese, e que el dicho Guanarteme fue al dicho Rey Bentor, entre los guanches, y le fábló, pues que sabía la lengua de guanches, e volvió con respuesta al Real, diciendo que el dicho Rey Bentor no se quería dar, como pareció después, que no se dio, fasta que la tierra se tomó por fuerza de armas..." (Dr. Chil Naranjo.
"Estudios históricos, climatológicos, etc." Tomo III). Por consiguiente, Bentor y no Bencomo fué el último Rey de Taoro.
Viana nos habla también de un Mencey de Güimar llamado Dadarmo, que relata cuando el regreso a la isla de Antón el Guanche, y que no figura en la lista de los nueve reyes formada por el poeta. Este Mencey Dadarmo vivía cuando la aparicion  de 1a Virgen de Candelaria, Habla Antón, y dice:
Dadarmo, Rey en Güimar coronado
Supo todo el suceso, y muy gozoso
Mandó le visitase, y su mandado
Cumplí pues siendo Rey, como forzoso..."
Canto VI.
(9) Otro enorme error de nuestros historiadores fué el afirmar que los hijos de. los Menceyés sucedían en el trono a sus padres, como en las sociedades modernas.
La filiación uterina o materna estnblecia que los hijos no heredaban sino los soltoinos, hijos de la hermana, a los cuales se llamaba hermanos (Durkein), y ese sistema era seguido en Tenerife, Canaria y la Gomera. Los habitantes de Tenerife practicaban H exogamia (casamiento fuera de la tribu), y por eso decía con razón el P. Espinosa: el modo de suceder que tenían era que la sucesión de los reyes no era de padres u hijos, sino que si el rey que a la sazón reynaba tenía hermanos, aunque tuviera hijos.  no heredaban los hijoa sino su hermano mayor, y este muerto, heredaba el otro hermano, y asi hasta qne no quedaba hermano alguno..." (Op. cit. cap. VIII, página
18.) Se compranderá ahora los yerros en que cayeron nuestros genealogistas»

(10) El único motivo que pudiera tener Viera y Clavijo para tomar de Núñez de la Peña los padres de su imaginaria genealogía, son las siguientes palabras de aquel escritor: "Estos nueve Beyes reinaron en Tenerife, y descendientes de estos eran los que reianaban cuando fué esta isla conquistada..." Ahora que Núñez de la Peña no dice cuales eran los descendientes de aquellos reyes fabulosos. Tampoco Viera y Clavijo nos explica porqué de la lista de Menceyes de Viana hace los hijos.


(1) Escribe Núñez de la Peña: "No trato aquí de los amores, que dice el licencia do Viana tuvo el capitán Castillo con la hermosa infanta Dácil... ni de las finezas del principe Huyman y de la infanta bella Guaeimara... que sin agraviar a este autor más parece comedia que historia verdadera; asi lo dejo a un lado y prosigo mi conquista, sin que el lector se embarace en leer estas historias cómicas..." (Pág. 110.)
Viera y Clavijo, dice en el prólogo del primer tomo de sus "Noticias": "Antonio de Viana, su antecesor (de Núñez de la Peña), y su falso adalid en mucha parte de lu historia, también se había propuesto escribir la historia de nuestra conquista en un Poema que pudiera pasar por épicp si guardara las reglas y principios de la epo

(12) Por «BO dice acertadamente el investigador de genealogías guanches, don Nicolás Diaz Dorta: "En vista de la confusión que existe en las filiaciones de los Menceyes de Tenerife, particularmente de los que reinaban al tiempo de la conquista, ruyoa nombres indigenas y hasta 1M de Pila aparecen con tantas variantei en los documentos antiguos que deagraciadamente han impedido separar, en esta parte, el error
de la verdad deseando nosotros dejar franco el camino del estudio a los sabios que se dediquen al descubrimiento de la verdad histórica de las antigüedades canarias, fornulmos este apéndice insertando en él las noticias más o menos contradictorias que hemos leído en diferentes documento* y que difieren también en algunos detalles de las que tunemos en nuestro pequeño archivo."—Apuntes históricos del p u eblo de Buenavista”
naviíta, Imp. d« A. J. Benitos, 1908.-
(13) Dr. Dominik Wolfel: "La Curia Romana y la Corona de España en la defensa de los aborígenes de Canarias". ANTHROPOS. Revue Internationale d'Ethnologie et de Linguistique. Tomo XXV, pág 1075, separata. Viena, 1930.

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