TACORONTE: MISCELANEA PARA UNA HISTORIA
DEL MUNICIPIO
CAPITULO VII
Eduardo Pedro Garcia Rodríguez
Museo Casilda
Juan
Megliorini y Espínola, capitán del regimiento de Ultonia, en las primeras décadas
del siglo XIX, creó en su domicilio de Santa Cruz de Tenerife, un museo de
historia natural, ampliada con una importante colección de materiales
antropológicos y objetos arqueológicos cuyo
material principal se cree procedía de un panteón Real del pueblo de El Sauzal.
A su muerte sobre 1837-1839, todas sus pertenencias se pusieron a la venta.
Al
parecer don Sebastián Pérez Yanes, hacendado de Tacoronte y más conocido
por Sebastián Casilda, compró la mayoría de los objetos, consolidando lo que
posteriormente sería el Gabinete o Museo de Tacoronte. (Fariña-Tejera,
1998: 17)
Este
museo se incrementa con donaciones, algunas oficiales como las de las momias de
Araya.
Sebastián
Pérez Yanes, nombra heredero universal y albacea testamentario en 1865 a Don Diego Lebrun, a su muerte en 1868,
se hicieron a la familia Lebrun varias ofertas de compra, como las de Manuel de
Ossuna, en nombre del Instituto de Canarias, Chil y Naranjo en nombre del Museo
Canario y más tarde lo intenta la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Santa
Cruz para el Ayuntamiento de esa ciudad, sin llegarse nunca a un acuerdo.
El 20 de
julio de 1889 sale para Buenos Aires la colección, destino La Plata: “He
visto el Museo Casilda y es muy bueno…hay cinco momias, magníficas en la conservación,
curiosísimas al extremo, pues el sistema de momificación es completamente
diferente del Canario (Víctor Grau)
Para
saber cual era el inventario de momias que existían en su época en el Museo
Casilda de Tacoronte, hemos consultado: “Historia del Pueblo Guanche” T. II. (1994) Apéndice documental Nº
2. El Museo Casilda de Tacoronte: Una pérdida irreparable. de Juan Béthencourt Alfonso. En
M. A. Fariña (ed.) Francisco Lemus editor. La Laguna: 519-565. “La Memoria Recuperada” (1998) de Manuel Fariña González y
Antonio Tejera Gaspar. Edición de Caja Canarias. Tenerife. “Tenerife y sus seis satélites” (1995) de Olivia Stone Vol. 1:
493-499. Edición del Cabildo
de Gran Canaria. Y del texto de Sainte-Marie, (Sainte-Marie, E. de: 1899. Catálogo de los objetos contenidos
en el Gabinete del Sr. Casilda, de Tacoronte, en las distintas secciones
existentes en el día 17 de agosto de 1887). En: Boletín de la Real Sociedad de Amigos del País de Tenerife. Año I,
nº 8 y 9: 62-70.
Del
inventario de Eugenio de Sainte-Marie: “Catálogo de los objetos contenidos en el
Gabinete del Sr. Casilda, de Tacoronte, en las distintas secciones de
Pintura, Escultura, Numismática, Cerámica, Etnografía, Antropología e Historia
Natural, existentes en el día 17 de agosto de 1887, en cuya fecha pasó una
comisión del Instituto Provincial, presidida por el Director, a visitar dicho
museo con el fin de adquirirlo para el referido establecimiento”, hemos extraído la Sección Antropológica (Sala Cuarta): “Cuatro
momias en bastante buen estado de conservación, de guanches, tales como se
encontraron en sus cuevas de sepultura, envueltos en pellejas; descollando
entre todos la de una reina, notable por la perfección de sus facciones que se
pueden aún apreciar a pesar de los años transcurridos, lo abundante y sedoso de
su cabellera, la completa blancura y limpieza de sus dientes y la sonrisa y la
resignación que se nota en su semblante, pareciendo como se quiere escaparse de
la mortaja que la sujeta.
Veinte y más fragmentos de guanches, cráneos,
tibias, fémures, diseminados, más o menos desprovistos de sus tegumentos
capilares” (…)
De la
obra de Olivia Stone: “Una es de un hombre guanche, no muy bien conservada,
de cinco pies y ocho pulgadas de largo. Otra está envuelta en cuero todavía,
tal como la encontraron, rodeada y cosida con tiras de cuero de una pulgada de
ancho, más o menos, con la funda de cuero atada en la parte alta de la cabeza
como se haría con la boca de un saco. (...)”
“Otra momia, de una mujer, que, según dicen, se
encontró a medio camino de la cima del Pico, tenía las piernas dobladas hacia
atrás por las rodillas hasta tocar las caderas y, en esa posición, medía tres
pies y cuatro pulgadas (...)”
“En total hay siete momias en Tacoronte (...)”
Del
inventario realizado en 1884 por Juan Béthencourt Alfonso extraemos:
IV-7-1.- Esta
momia está en la alhacena, como la anterior (está incompleta) que dicen
haberlas encontrado en la Orotava. No es posible
estudiar sus envolturas sin destrozarla por el estado en que se encuentra. Lo
primero que llama la atención es que se la ve doblada por las rodillas, e
inclinada las piernas (sic). El pie derecho está debajo del izquierdo, como se
ve en algunos Stos. Cristos; y la mano izquierda está como tapando la derecha,
como hacia la mitad de los muslos. La cabeza y cuerpo según se ve; la cabeza
caída sobre el hombro izquierdo; y el eje del cuerpo como doblado lateralmente
sobre el mismo lado.
Algunas de las correas con que le aseguran sus
envolturas son del ancho de dos dedos.
La capucha que cubre la cabeza tiene seis
envolturas; y una de ellas sale como la forma de un abanico abierto, por uno y
otro lado, con lo más delgado buscando la parte inferior de la barba, donde se
anuda; también tiene algunas correas circulares en derredor del cuello, como
para ajustarle las pieles al pescuezo.
Los dedos de la mano están como ríspidos. Todo es
de color de chocolate.
El aspecto del semblante y el desarrollo orgánico
hacen creer que es hombre.
IV-7-2.- Está
como doblado por el espinazo hacia adelante; y la cabeza caída atrás y como
sobre el hombro derecho. Fue encontrado en el Sur de Tenerife. Esta momia le
envuelven pieles que indudablemente le fueron puestas hace muy poco tiempo,
del cráneo le falta una gran parte por la parte posterior (occipital).
Es de cabello rubio, y la cara lampiña; pero debajo
de la barba se observan pelos rubios tirando a negro o rojizo, son ralos y
escasos.
Por el esquema anterior se observara que el
nacimiento del cabello en la frente, es más bajo, como aproximándose al arco
superciliar, en la mitad izquierda del frontal que en la derecha; como si
fuera un lunar.
El aspecto de mujer, por más que tenga algunos
pelos de barba, bajo la barba. Lo demás desnudo. Casi toda la momia es
artificial, por más que las partes esenciales del cuerpo pertenecen al mismo
individuo. El ropaje y manufactura pertenece al arte.
IV-7-3.- Momia
encontrada en el barranco de Badajoz (Güímar). Esta momia está completamente
restaurada en sus envolturas; y no es posible estudiarla sin descoserla.
También se conoce que la mano del restaurador
alcanzó algo el interior. Está tendida (sic) y que se ve de costado.
IV-7-4.- Esta
momia que dice haberse encontrado en la Isleta (de Canaria), la creo completamente
restaurada. Está cubierta o mejor envuelta en pieles, pero no sé si como está
hoy estaría anteriormente. No ofrece ninguna garantía; si bien puede afirmarse
en absoluto que las pieles, cráneo, etc., pertenecieron a los primitivos moradores
de las islas Canarias. ¿Pero las pieles, son verdaderamente de la Isleta? Por el aspecto de la cara y oreja, etc.,
es de mujer.
Aparte habla de que había una “pierna forrada con
piel y con correas liadas y una calavera con parte del cuero cabelludo con
cabello, color rojizo, parece de mujer”
Grabados rupestres procedentes de Belmaco [La Palma], vasijas
y gánigos de barro y madera, pintaderas de Gran Canaria, añepas, cuerdas y
tejidos, etc.
Béthencourt
Alfonso habla de 4 momias, el Vizconde de San Javier de 6, Sainte-Marie de 4,
Olivia Stone de 7, Chil y Naranjo de
10 y Víctor Grau Bassas de solo cinco que llegaron a la Argentina. El dilema
es preguntarnos realmente ¿Cuántas momias había en el Museo Casilda? Si nos
llevamos por la declaración de Grau Bassas, alguna pudo haber sido vendida para
alguna colección particular o extranjera antes de su partida para La Plata.
Una de las salas se exponían “...Algunos de los arcabuces y
lanzas que se usaron en la conquista del país”.
Según
carta que se encuentra en el archivo del Museo Canario, las cinco momias fueron
adquiridas por Fernando Cerdeña, pasando luego a don Luís Cerrano y
posiblemente una de ellas (La que se encuentra en el Museo de La Plata) a don Ramón Rabanaque, cuyos herederos la
donan al Museo de Ciencias Naturales de La Plata.
Recuperación de dos de las momias del
Muso Casilda por el Cabildo de Tenerife
En 1987, el Museo Arqueológico de Tenerife inicia un
rastreo de las momias y restos momificados pertenecientes a la Cultura Guanche de
la isla y que por uno u otro motivo terminaron fuera del archipiélago.
Así, en la primavera de 1988, investigando en la
biblioteca de la Real
Sociedad Económica de Amigos del País se obtienen los
detalles de la venta para el traslado a Argentina de la llamada Colección,
Gabinete o Museo Casilda de Tacoronte.
Ya en pleno siglo XX, las momias guanches fueron
trasladadas al Museo de Ciencias Naturales de Necochea, provincia de Buenos
Aires (Argentina) sin que se lleguen a
conocer las razones y allí han permanecido hasta su recuperación por el Cabildo
Insular de Tenerife, mediante su Organismo Autónomo de Museos y Centros.
Los dos cuerpos momificados
de nuestros ancestros llegan a la isla el 2 de septiembre de 2003. Se trata de
los cuerpos de un hombre y una mujer, ambos envueltos en fardos de pieles, uno
de los cuerpos, el de sexo femenino, que mide 158 centímetros de largo, está en
un estado de conservación "bueno o regular".
El del hombre presenta un
deterioro mayor y está fragmentado, pues hace tiempo la cabeza fue separada del
tronco con el fin de que en un centro de investigación de La Plata, capital de la
provincia de Buenos Aires, se investigara su origen.
Según los especialistas
estos cuerpos difuntos de nuestros ancestros han sido catalogados desde la
frialdad de la ciencia de la siguiente
manera:
Momia Nec-1
Individuo adulto joven (20-24 años en el momento de la muerte), de sexo femenino, con una estatura de 137 cms en vida (inferior a los 159 cms de media para la mujer guanche) y muy grácil con un índice de robustez muy bajo. Restos muy fragmentarios de órganos internos. Existen signos evidentes de stress metabólico expresado por la presencia de una marcada hipoplasia del esmalte dental que, junto con esa reducida estatura y la gracilidad general del cuerpo, inclinan a pensar que esta mujer sufrió diversos episodios de tipo nutricional o de enfermedades crónicas durante su infancia y adolescencia (período de desarrollo) y que a la larga supondrían un hándicap para su salud, aunque los estudios paleopatológicos no revelan ninguna condición específica. A nivel de variabilidad anatómica se aprecia la presencia del cóndilo occipital derecho dividido (rara variación presente en menos del 1% en la población Guanche). La dieta consumida no se aleja del patrón general para la población momificada del Tenerife prehispánico: alto consumo proteico-calórico (carne, leche, y derivados lácteos) y bajo consumo de carbohidratos (cerales, plantas, etc.). Ello se corrobora por la ausencia de caries y el bajo grado de atrición dental.
Momia Nec-2
Individuo adulto (25-29 años de edad en el momento de la muerte), de sexo masculino, de estatura aproximada de 173 cms en vida (ligeramente superior a la media de la población masculina Guanche) y relativamente robusto. En las cavidades torácica y abdominal se han encontrado restos de diferente tamaño de diversos órganos internos (pulmón, bolsa pericárdica, y otros procedentes de hígado e intestinos más pequeños), igualmente se ha observado la presencia de elementos vegetales (hierbas diversas, polvo de corteza, etc.) utilizados en el proceso de momificación. Existen signos de un ligero stress metabólico durante el período de desarrollo que no afectaron al mismo de modo notable. Al igual que en el caso anterior, la dieta consumida no se aleja del patrón general para la población momificada del Tenerife prehispánico y también se corroba por la ausencia de caries y el bajo grado de atrición dental.
Llama la atención la flexión extrema de las rodillas sin que exista una flexión de caderas (por tanto, no se trata de la posición fetal típica de otras culturas) pero no existen signos de corte tendinoso sino ligeros arrancamientos de fibras y de ligamentos por lo que el mecanismo de flexión fue hecho a presión con el cadáver aún fresco.
Esperamos
y deseamos que tanto la sociedad como
los estamentos científicos y académicos coloniales, tomen conciencia de que
estos cuerpos mirlados de nuestros antepasados, no son simples objetos de
curiosidad, son los cuerpos difuntos de unos seres humanos que en vida
estuvieron dotados de una espiritualidad muy superior a la que portaban quienes
se dedicaron a profanarlos en nombre de una mal entendida curiosidad
científica, por ello, es de desear que en un día no lejano, estos cuerpos y los
otros muchos que fueron secuestrados y están depositados en varios museo del
mundo, retornen a su matria y puedan reposar en un gran panteón nacional
canario.
En
la actualidad existen medios y técnicas reproductivas mediante las que se
pueden crear reproducciones exactamente iguales para ser expuestas a la
curiosidad publica en los museos.
Hotel Camacho:
Un edificio de estilo angloluso en el que tomó parte como constructor el
tacorontero Juan Fariñas bajo las órdenes de su promotor, el madeirense Louis Gomes
Camacho, hospedando a gente de paso y los pocos turistas que visitan los
alrededores, ocasionalmente los montes de laurisilva de Agua García, siendo
aliciente notable el clima bonancible del lugar. El hotel trajo consigo que se
instalara el teléfono en Tacoronte mucho antes que en otros pueblos
importantes de la Isla
gracias a los buenos oficios del señor Camacho.
La primera noticia que se tiene
sobre el proyecto de construcción del Hotel Camacho en Tacoronte es de
fecha 23 de junio de 1894, cuando en la sesión municipal de este día se ve la
instancia de Louis G. Camacho solicitando la cesión en venta de 941'25
metros cuadrados que mide el sobrante de camino existente junto a una casa y
sitio propiedad de su esposa, Rosa González, en el punto denominado Hoya
Machado, el cual le es necesario como ampliación de superficie para edificarlo.
El Ayuntamiento actúa con rapidez a través de la Comisión de Caminos y
siete días más tarde aprueba la enajenación del terreno convencido de la
utilidad que reportaría al municipio la instalación de dicho establecimiento.
El citado solar fue tasado en 84'75 pesetas y el hotel aparece ya construido en
1896. En los dos años siguientes el industrial Camacho tramita licencias
pidiendo autorización para instalar una línea telefónica que conecte con el
hotel que posee en Santa Cruz de Tenerife, solicita el justiprecio de un solar
anexo al establecimiento para su parcelación y obtiene permiso para pasar una
tubería de hierro por el Camino Real al objeto de conducir agua al edificio. En
1899 consta que la comunicación telefónica es operativa. (Bruno Juan Álvarez Abreu).
Estación del Tranvía en Tacoronte:
El
primer director de Tranvías Eléctricos de Tenerife fue un tal Sr. De Massy
quien desempeño con plena eficacia su cometido de primer Director de la
compañía de tranvías eléctricos de Tenerife, la incorporación del nuevo
director, Sr. Rensonnet, en 1909 da un nuevo impulso a la empresa. La
experiencia acumulada por el nuevo director, que anteriormente había
desempeñado la subdirección en los tranvías de Barcelona, le permite convencer
a los accionistas de la empresa para que se acometa una nueva fase de
inversiones: nueva estación en Tacoronte
y un nuevo coche construido en sus propios talleres en 1911 así como la compra
de dos nuevas unidades de tranvías procedentes de Bélgica en 1912.
En
1911 abril 13 se crean las nuevas cocheras y depósitos de mercancías y
materiales en Tacoronte, una
estación de hierro, el 26 de diciembre comienza a prestar servicio un nuevo
coche construido en los talleres de La Cuesta de Arguijón.
La
línea de tranvía entre Tacoronte y La Laguna estuvo activa entre
1904 y 1956 y constituyó un importantísimo enlace entre la ciudad de Aguere y
el municipio de Tacoronte. El centro y principal zona comercial de este último
recibe aún hoy el nombre de “La
Estación” porque allí era donde se situaba la estación del
tranvía y muchos vecinos lo recuerdan aún con añoranza.
La Alhondiga:
En
tiempos pasados Tacoronte dada su
riqueza agrícola y especialmente cerealistica contó con dos Alhondigas, una de
las cuales desapareció victima del desarrollo que en esta sociedad nuestra
nunca ha sido bien interpretado, así en 1947 el edificio situado próximo al que
suscite fue victima de la piqueta.
El edificio que se conserva es
de líneas graves y austeras, construido en 1685 como granero público para
custodiar las fanegas de trigo con las que contribuían los vecinos del lugar,
para remedio de las necesidades comunes del pueblo de Tacoronte, de conformidad con las ordenanzas del Pósito,
institución benefactora que se fundó en 1618.
El Pósito o Alhóndiga fue una
entidad piadosa y de crédito para administrar los bienes comunales, institución
que tuvo una función como una auténtica administración municipal, desde la que
emanaban las mandas para el buen gobierno de la vecindad.
En la actualidad, la Alhóndiga se destina a
fines culturales y, especialmente, en beneficio de todo lo que concierne a la
agricultura.
Singular relevancia ha tenido el
vetusto granero desde la década de 1970, pues desde allí se inició un
movimiento significativo, fomentando e impulsando la actividad vinícola del
pueblo de Tacoronte y de la comarca
de Acentejo, logrando tal proyecto
una dimensión regional inusitada, despertando el interés de los agricultores e
instituciones públicas y privadas, alcanzando el vino canario las mayores cotas
de su historia, a partir de las Semanas Vitivinícolas Alhóndiga que se
desarrollan desde 1978.
El Calvario:
En Tacoronte está situado en la calle del mismo nombre la cual es
considerada la calla más larga de Canarias.
Es posible que en tiempos del
menceyato este fuese un lugar sagrado de la población guanche del lugar, y que
como es habitual en estos casos la iglesia católica se viera obligada a
respetar el entorno sincretizando el lugar. Es significativo la conservación de
los pino centenarios, como es sabido el
pino es árbol sagrado para el pueblo
guanche, otro detalle a tener en cuenta es que encontrándose este grupo de
pinos justamente en el centro de la vía, se optara por bifurcar la misma
dejando el actual Calvario en una isleta.
Se conoce la existencia de este
calvario, posiblemente el más importante de Canarias, desde marzo de 1674, con
motivo de una procesión católica con Jesús El Nazareno que salió del Convento
Agustino.
El recinto, cerrado con gruesos
muros y arbolado con recios pinos centenarios, está enclavado en la calle del
mismo nombre, lugar de belleza natural y de gran tradición, pues fue la vía más
importante de la llamada calle que va a
la ciudad (La Laguna).
Contiene un pavimento de piedra
rústica y con expresión cruciforme.
En la hornacina encristalada se
guarecen las imágenes de San Juan, la Magdalena y Ia Dolorosa, acompañados de una gran
cruz de madera.
El Calvario ha sido y es punto
de encuéntro y retorno en las procesiones católicas de Semana Santa que salen
de la iglesia de Santa Catalina. Singular prestancia y sabor costumbrista tiene
este lugar evocador, más aun cuando tiempo atrás formaba un conjunto de bella
planta histórica, junto a las dos alhóndigas de Tacoronte, hasta que en 1947 como hemos dicho desapareció una de
ellas.
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