Capitulo V-II
A los muchos cuidados se siguen sueños, y en el mucho hablar no
faltarán sandeces
Eclesiastés.
Chaurero n Eguerew
1490 (s.d.). Córdoba (f.50). Orden a
Pedro de Vique, vecino de Jerez de la Frontera, para que
informe a quienes y a qué precio vendió
los esclavos y esclavas que Pedro de Vera, gobernador de Gran Canaria,
trajo de la Gomera,
y a los que vendió por doña Beatriz de Bobadilla, emplazándole para que
presente ante el Consejo los libros y escrituras que sobre ellos tuviere.
1492 13 de julio. En Valladolid,
los reyes católicos extienden albalá a favor de Alonso de Lugo, vecino
de Sevilla, asegurándole que si en el término de un año, a contar desde primero
de Octubre de 1492, da por terminada la conquista de La Palma, le libraran, de las
rentas de 1494 y en el lugar que él determine, los 700.000 maravedís que con él
asentaron. Además en la misma fecha los reyes le prometen en concepto de ayuda
para la conquista de la isla de La
Palma, la mitad de los quintos que a la Corona pertenecen de cautivos, ganados y bienes de los
canarios:
1493. Alonso Fernández de Lugo y sus tropas de mercenarios y
excarcelados, desembarcan en el puerto de Tazacorte, en la isla Benahuare… A
partir de este momento, comenzó el saqueo inmisericorde de la isla capturando y
esclavizando a los nativos tanto de los
bandos guerra como de paces, los cuales fueron remitidos a los mercados
esclavistas de España, conjuntamente con las pieles de los ganados depredados,
orchilla y demás despojos.
Los continuos desmanes que los
invasores conquistadores que quedaron en la isla, cometían en los atribulados
hawaras, acabaron por agotar la proverbial paciencia de éstos, quienes
decidieron alzarse contra el férreo dominio de los extranjeros. Estando Lugo,
enfrascado en la invasión de la isla de Chinech (Tenerife), recibió noticias de
la rebelión de los benahoritas o hawaras y no queriendo ausentarse de esta
isla, envío como su lugar teniente a la de Benahuare (La Palma) a Diego Rodríguez de
Talavera con una partida de treinta mercenarios. Llegados a la isla reunieron a
un contingente de palmeros de los bandos de paces y con el resto de la
guarnición, inició una operación de “castigo,” consiguiendo reducir a los
alzados más que por las armas, por la argucia y engaños. Una ves cautivos, Talavera ejecuto ejemplar y “cristiana
justicia” en los por segunda ves sometidos awaras, pasándolos a cuchillo,
ahorcándolos y, quemándolos vivos.
1493. El mercenario y esclavista Alonso de Lugo solicita a los
Tenancas awuaras un grupo de jóvenes como rehenes. Suponiendo que serían
educados en la corte, para ser exportadores de la lengua y hábitos de la
metrópoli, a la colonia, buscó “22
mochachos e muchachas”, hijos de nobles locales. Embarcados en compañía del
conquistador, arribaron a Puerto de Santa María en febrero de 1493, siendo vendidos de inmediato, mientras
los padres hacían la guerra, al servicio de Castilla.
1493. Alonso de Lugo urdió una patraña, que le permitió
comercializar masivamente a los awuaras. Les acusó de traición abortada. Según
Lugo: Tras prometer convertirse a la “santa fe católica”, se confabularon a sus
espaldas, para “dar en el real” de los castellanos, “e lo desbaratar”. Enterado
Lugo por sus espías, lo impidió, absteniéndose de castigarlos, a la espera de
reales instrucciones. Interesada la reina Isabel la catolica en el negocio, dio
crédito al infundio, haciendo regalo sustancioso a su capitán, para abrir la
veda de awuaras: “nos le hezimos merced
de ciento cincuenta cautivos, de los que fueron en la dicha traición”.
A este cúmulo de atrocidades el cantor de las católicas
glorias de Isabel I de Castillas y sus capitanes mercenarios, Andrés Bernáldez
cumple su deber, al decir que la isla de Palma, (Benahuare) habitada por gente
“bestial”, no fue “señoreada” ni pacificada, “de otra nación” ni persona, hasta
que la conquistó Alonso de Lugo, consiguiendo “despojo” de 1.200 “ánimas de varones e mujeres, chicos e grandes” y
20.000 cabezas de ganado, ovejuno y cabruno.
1493 Febrero 28. Barcelona (f. 28). Incitativa al conde de
Cifuentes don Juan de Silva, alférez mayor, miembro del Consejo y asistente de
Sevilla, para que entienda en la petición de Alonso de Lugo sobre los quintos de esclavos y otras
cosas de La Palma
concedidos por el rey para la conquista de dicha isla…
1493 mayo 1. En la rada de Añazu n Chinech (hoy Santa Cruz de
Tenerife), con el ánimo de saquear la isla tal como había hecho con la de
Benahuare (La Palma),
siguiendo el “concierto” que a tal fin había suscrito el 28 de diciembre de
1493 con la corona castellano-aragonesa, respaldado económicamente por los
comerciantes de esclavos, Niculido Angelat, Guillelmo Blanco, Francisco Palomar y Mateo Viña, armadores de
la armada para la invasión y conquista de Tenerife.
Desesperado Alonso de Lugo tras
la derrota de Acentejo más que por los resultados de la batalla, por la
imposibilidad de hacer frente a sus acreedores al no haber botín de guerra que
comercializar, urdió la manera más infame para hacerse con 300 cautivos.
Tal como recoge el frayle
Espinosa: […] Este fue el fin de la primera jornada que los españoles hicieron
en esta isla; y aunque fue afrentoso, fue suceso de guerra y cosa que pudo ser
sin culpa de los hombres, faltándoles la fortuna. Ruin dejo fue, pero más
ignominioso lo dejaron a su parada de infidelidad con sus amigos; y fue que,
enviando a llamar a sus aliados y amigos los del Reino de Güímar, con engaño y
doblez dándoles a entender que era para dar orden de que el rey de Taoro no les
hiciese daño en sus tierras, por estar confederados con ellos y haberles
ayudado en la batalla, mientras volvían a rehacerse creyendo ellos ser así,
vinieron de paz muchos, condoliéndose de su pérdida.
Y convidándoles los españoles para que
entrasen en sus navíos a verlos, estando dentro, alzaron velas y llevaron a
España gran cantidad de ellos, para
venderlos por cautivos, pensando restaurar su pérdida con este inhumano
hecho y fuera de toda razón. Algunos déstos que fueron vendidos para
esclavos…(Fray Alonso de Espinosa, 1980:103).
1494.
Benahuare (La Palma) Francisca de Gazmira (Francisca
palmense, S. XV y XVI).
Las promesas realizadas por el futuro Adelantado
Alonso de Lugo a los awaras (palmeros)
que hubiesen ayudado en la conquista, asegurándoles vida y haciendas, son rotas
sistemáticamente por la parte invasora, que llevada de su codicia requisa ganados y esclaviza a pàlmeros,
empleando como excusa falsas rebeldías, a numerosas personas de los bandos de
paces. La actividad de Francisca de Gazmira está documentada a partir de 1494,
denunciando ante la Corte
los abusos de que era objeto la población hawara. Entre los hechos denunciados
destaca la selección entre los distintos bandos de 25 muchachos de ambos sexos
para enviar como rehenes a los Reyes católicos y más tarde vendidos como esclavos; grupo al que seguiría, cinco
meses más tarde, otro compuesto por más
de cien personas que sigue idéntico fin, sin mencionar los constantes robos
de ganados de que son objeto estos bandos…
1494 abril. Alonso Fernández de Lugo, antes de iniciar la invasión
reglada o conquista formal de la isla de Tenerife, decide llevar a cabo uno de
los actos de piratería a los que tanta afición tenía, para ello desplaza una
escuadrilla de navíos piratas hacia la costa norte de la isla, y amainan velas
a la vista remota de los dominios del gran Kebehi Benchomo. Al anochecer ordena
que la flota se aproxime a la costa y, amparándose en la oscuridad, desembarca
hombres y caballos. Al amanecer inicia la razzia por los poblados y auchones de
la zona, cuyos habitantes, tomados por sorpresa, se vieron imposibilitados para
la defensa. El botín obtenido por el
pirata fue cuantioso; 140 mujeres y niños que fueron remitidos a la isla de La Gomera, y de allí a los
mercados esclavistas de España. Además se apoderaron (según Marín de Cubas) de
veinte mil cabezas de ganado (cabras, ovejas y cerdos) que fueron destinadas al
consumo del ejército invasor, pero la operación no estuvo exenta de algunos riesgos,
la carabela la Garrida,
encalló en las rocas de la costa hundiéndose irremisiblemente.
1494 24 de enero. El esclavista Ibone de Armas se querella contra
el pesquisidor Francisco Maldonado por causa de las extorsciones de que fue
víctima en 1492 en diversas entradas que tuvieron por escenario las islas de La Palma y Tenerife… él diz que
fue por capitan de un navío, por mandado del dicho pesquesydor, e fizieron
presas en las dichas yslas… e tomaron
treynta canarios, e diz que vinieron con los dichos canarios a la dicha ysla de
la Gran Canaria,
donde quintaron al dicho pesquesidor; e el restante diz que lo tomó e ocupó e
dio sus partes a los otros…
1494 24 de enero. El colono y esclavista portugués establecido en
Titoreygatra (Lanzarote) Lope de Salazar, se querella contra el pesquisidor
Francisco Maldonado ante el Consejo de Castilla: … y que podría aver seys
meses, poco más o menos, quél avia ydo a saltear, e que tomó fuera de los
dichos límites tres canarios del grand
rey, el qual tiene la dicha isla por enemigo e contrario sin tener con él
consideración alguna de paz, e dis que los dichos canarios pudieron ser tomados
dentro de los dichos límites, pues no eran del vando de Anaga”…
1494.
Francisco Palomar mercader genovés y “vecino de la ciudad de Valencia”, que se
encontraba en Gran Canaria, amigo y socio del mercenario Alonso Fernández de
Lugo, al que compró 87 esclavos guanches
capturados en Güimar, y que serían vendidos luego en la referida ciudad del
levante español.
1494. Febrero 12. Valladolid (f. 85). lncitativa al asistente de
Sevilla don Juan de Silva, conde de Cifuentes, para que dé cumplimiento de
justicia a Juanoto Berardi y Francisco de Riberol, estantes en dicha ciudad,
que dicen haberse concertado con Alonso de Lugo, vecino de Gran Canaria, para
la conquista de La Palma,
por lo que debían ir a tercios en los 700.000 maravedís que recibirían por los
gastos de la conquista, a pesar de lo cual cuando Alonso de Lugo concertó la
conquista de Tenerife renunció dicha cantidad en la Corona y se quedó, además, con 150 esclavos de un bando de paz que
les habían sido concedidos por los reyes católicos, porque a pesar de que
estaban en seguro se descubrió que intentaban asaltar el real y de los que
también les correspondían los dos tercios. (E.Aznar; 1981).
1494 junio 25. El baile de Valencia comisionaba a
un alguacil para
que se presentara en
el puerto de la
ciudad de Denia y
se incautara del
timón y las
velas de la nave de un
mercader que había traído de Canarias 45 esclavos, de los cuales había
vendido ya algunos
sin pagar los impuestos requeridos. No es difícil
identificar a este aprovechado mercader con Benavides (pues no hay en todo
el año una presentación
de tal cuantía), que tres
días más tarde comparecía
ante la corte de la bailía para pagar el tributo
acostumbrado, del que no había conseguido escapar. (Vicenta Cortés)
1494, junio 28.
Valencia.-Benito de Benavides,
mercader del Puerto, presenta 42
cautivos: Alganaxsega, de
28 años; Beneyguay,
de 28; Beneygacim, de 12; Sosala,
de 6; Algaratia, de 12; Algayaguar, de
10; Agalaf, de 10; Mode, de 8; Tenaro, de 7; Nast, da 13; Benonar, de 8;
Facu., de 13; Vhoim, de 13; Gurfe,
de 13;
Besay, de 7;
Beseloh; de 18: todos ellos
varones; Cachiney, de 25 años; Cachina,
de 30; Attenagasi, de 20; Argayagada,
de 20; Benafoho, de 30; Attagaregui, de 40; Tagatay, de 20; Tagayacte, de 22; Atenayoctno, de 25;
Attanatda, de 35; Adiisoda, de 30; Achordue,
de 25; Atocatnagui,
de 25; Atantanam, de
22; Atanasguguga, de
22; Actanistaya, de
24; Tentagays, de 20;
Tetagursa, de 25; Attissa, de 20;
Atenata, de 25; Amhmatisa, de 30, todas
hembras. Alguaseiga, de
26 años, natural de La Palma, soltero, presos por
Alonso de Lugo,
capitán del rey,
fué llevado a
Lanzarote, donde lo recoge
Benavides, factor y procurador del
gobernador de las islas,
para venderlo. (A. R. V., B. G.,
194, fols. 133-137.)”.
1494 agosto 12 Comparecía en el mercado de esclavos de Valencia
Miguel Sanz Escuder, factor y
procurador del lugarteniente
del tesorero del rey, Alfonso Sanchís, para presentar un
lote de 65 guanches que habían sido apresados en su tierra, trasladados
desde allí a La Gomera y
remitidos al oficial real
por medio de un
mercader genovés. Si unimos
este caso al
anteriormente referido de Alonso de Lugo y su procurador Benito de Benavides, podemos observar que la corona y altos funcionarios
no eran ajenos, a los pingüe beneficios y
provechos que de la
conquista de la esclavitud de los guanches se
desprendieron. La mayoría de los esclavos
eran menores, de ocho a doce
años, apresados en las
cabalgadas.
1495. Se vendieron solamente en Valencia 109 esclavos canarios, de los cuales
40 consta que
eran de la
isla que se estaba
conquistando (Chinech); 13 aparecen sin
procedencia determinada y 56 forman una
partida que el mercader de la
ciudad Juan Viño presentaba en nombre de Alfonso Sanchis.
1495 febrero.
“Don Fernando e doña Ysabel, etc.
A vos el nuestro govemador de la Grand Canaria, salud e gracia. Sepades que Diego
Garrido e Christóval Garrido, vecinos de la villa de Palos, nos fizieron
relación por su peticion, deziendo que este verano pasado, yendo con un navío
llamado Garrida e con cierta ropa de Mateo Viñán, como capitán que era de dicho
navío, en conpañía de Alonso de Lugo e de otros conpañeros suyos… el qual dicho
su navío entró en una peña e se perdió, de manera que ellos quedaron perdydos e
syn nyngún remedio; e como quiera que de aqueste saltos, que fizieron, sacaron ciento e quarenta esclavos e XX
mill caveças de ganado,…
1495 Febrero 28. Madrid (f. 49). Orden al bachiller Fajardo,
gobernador de Gran Canaria, para que informe al Consejo sobre la demanda
presentada por la canaria Francisca de La Palma, vecina de la isla de igual nombre, que por
mandato de Francisco Maldonado, pesquisidor de Gran Canaria, asentó paces con
dos bandos de La Palma,
que se sometieron y colaboraron en la conquista de dicha isla con Alonso de Lugo, quien acabada ésta vendió
sus rehenes y obtuvo, alegando una ficticia sublevación, merced real para
esclavizarlos, apoderándose además de sus ganados y prendiendo ala dicha
Francisca de La Palma,
para evitar que fuera a quejarse al rey…
1495 marzo 4. Real Cédula. Don Fernando e doña Ysabel, por la gracia de
Dios rey e reyna de Castilla, de León etc.… Sepades que Alonso de Lugo, nuestro capitán de la conquista
de la ysla de Tenerife, y Niculido Angelat y Guillelmo Blanco y Francisco
Palomar y Mateo Viña, armadores de la dicha armada y conquista de Tenerife,…
”otrosí es nuestra merced que non se pague alcavala alguna de los dichos
cabtyvos y de los ganados y otras cosas qualesquier que qualesquier personas, asy
de cavallo como de pie, sacaren de tierra de moros, en tienpo de guerra, y las
vendieren en estos nuestros reynos, de la primera venta que dellos hisieren…
sygund que en ella se contiene, asy en lo que toca a los dichos esclavos y
cabtyvos, que los susodichos enbiaren a vender o para sus casas de los de la
ysla de Tenerife, como sy fuesen de cavalgadas que se hisiesen en tierra de
moros…
1496 enero 2. En Valencia, Melchor Codo vendió dos cautivos, y el día 4, Gaspar Rull subastó nueve esclavos guanches.
1496. En la primavera, el duque de Medinasidonia remitió un segundo
navío desde Sanlúcar al campamento de Añazu, con harina, bizcocho, aceite y
vino, sumando 748.840 maravedís, a la ya extensa deuda que Alonso de Lugo tenía
contraída con dicho duque. Como parte del pago entregó una carabela confiscada
a no se sabe a quien, valorada por el propio Alonso de Lugo, en 200.000
maravedís y 280 esclavos canarios,
que mandó al Guzmán, en diferentes partidas. Además en el posterior reaparto
del botín de guerra le adjudicó al Duque de Medinasidonia cuatro leguas
cuadradas, entre los “ríos” de Abona y Abades, con 1.500 fanegas de sembradura
y agua para regarlas.
1496 octubre 12.
Alonso de Lugo suscribe un nuevo contrato con un grupo de mercaderes de
esclavos entre los cuales se contaba el clérigo católico Nicolas Angelate,
quienes a cambio de sus aportaciones económicas serían los encargados de
introducir en los circuitos comerciales ibéricos a los guanches una vez
esclavizados.
El punto más delicado del concierto era
el relativo al reparto del botín, porque se
prestaba a ocultaciones y escamoteos. La redacción de estos capítulos está
presidida siempre por una desconfianza absoluta en los procedimientos del conquistador. Alonso de Lugo había
de dar peder a sus socios, en
presencia de escribano público y testigos —con objeto de que “non haya frabde nin engaño”—, para que éstos
personalmente o aquellos que fuesen sus mandatarios pudiesen “pedir et demandar
en juisio o fuera de él e rescibir, e
recobrar, en su nombre e para ellos, qualesquier esclavos e ganados e otras cosas pertenescientes a la dicha
conquista.
Otro extremo que le interesó a Alonso
de Lugo dejar bien claro era el referente a ciertos esclavos que había “gastado” en pagar determinados servicios preparatorios de la
conquista o en recompensar ayudas extraordinarias en el desarrollo de la misma. A Gonzalo Suárez de
Quemada le había dado “catorze
o quince esclavos” por haber acudido a Castilla “a conçertar la venida de la gente del duque
de Medina Cidonia”.
1496 Noviembre 21. Burgos. Carta de comisión para que se resolviese
por arbitraje las diferencias surgidas entre Alonso de Lugo y los socios
armadores el reparto del botín de la invasión y conquista de Chinech
(Tenerife.)… que los dichos mercaderes hizieron ciertos asyentos e
capitulaciones sobre la conquista de la dicha ysla de Tenerife, de quel dicho
Alonso de Lugo tova cargo, e cierta forma e conciertas condiciones contenydas
en los dichos asyentos e capitulaciones; e que as y sobre las cosas que se hizieron
en la dicha conquista como en los
esclabos e ganados e otras cosas…
Vamos a concluir
estas notas en torno a las tropelías cometidas por los católicos invasores
contra el pueblo guanche las cuales alcanzaron tal magnitud que incluso el
conocido cantor de las nostálgicas grandezas imperiales españolas y convencido
católico practicante, el profesor don Antonio Rumeu de Armas exclamó: “El
trato dispensado por Alonso de Lugo a los indígenas merece la repulsa
general. Esta desatentada
conducta tenía a la fuerza que provocar una corriente de opinión favorable a
los mismos, cuyo eco se dejó sentir inmediatamente en la corte, promoviendo las
consiguientes medidas protectoras”.
(A. Rumeu de Armas,
1975: 403-4)
Y continua narrándonos algunos hechos relativos a la
esclavización de nuestros ancestros guanches pertenecientes tanto a los bando
de guerra como a los denominados de laces:
“Las víctimas legales
del conquistador fueron los guanches de los bandos de guerra, reducidos masivamente a esclavitud y desterrados a la
metrópoli para su
venta en los mercados públicos. Varios
miles de indígenas nativos de Tegueste, Tacoronte. Taoro. Icod y Daute tuvieron esta
triste suerte. Las víctimas arbitrarias
fueron múltiples guanches de los bandos de paces, capturados como represalia por supuesta deslealtad o
infidencia. Esta medida afectó en mayor escala a los indígenas de Anaga, Abona
y Adeje, y en número mucho más
reducido a los de Giiímar. (A.Rumeu de Armas, 1975:404)
“Una vez finalizada la conquista, los atentados contra la
libertad de los guanches
de las paces fueron reiterados. Véanse como ejemplo las denuncias que formula contra esta censurable
actuación Francisco de Albornoz, «para guardar su ánima y conciencia» de los remordimientos que le embargaban: “Se le acuerda al tiempo
que se ganó la isla, él fue conquistador, y después de ganada, el gobernador hizo llamar y traer
ante sí algunos clérigos,
estando en el reino de Taoro, hasta cien
almas de guanches de esta isla, los cuales eran del reino de Tegueste, y estaban
subidos en un risco de la sierra diciendo que querían ser cristianos. Venidos
ante el gobernador y los clérigos, los bautizaron y tornaron cristianos, y, después de bautizados, los hicieron embarcar forzosamente y los llevaron a vender, y algunos de ellos vendieron en la isla. Esto parece al testigo contra razón,
porque decían que querían
ser cristianos y vivir en su tierra, y no les fue hecha justicia.” (A.Rumeu de
Armas, 1975:404)
“En cambio, lo que no tiene perdón fue la fechoría
cometida con los guanches
de Abona, Adeje y Anaga, por la triple circunstancia de pertenecer a los bandos de las paces, la ocultación
perpetrada al obispo de Ruhicón-Canaria de
las perversas intenciones de captura a traición, y, lo que es aún más grave, la artera y sacrilega maniobra de
utilizar un siniestro sicario disfrazado
de prelado para sucios fines de lucro a costa de indefensos seres-humanos.
En 1497 había estado en Tenerife, en visita pastoral —como
acabamos-de referir—, el obispo de
Rubicón-Canaria don Diego de Muros, circunstancia que aprovechó para impartir personalmente el
bautismo a infinito número
de guanches. Pues bien, véase ahora lo que nos revelan dos testigos de cargo.
El primero, Alonso de las Hijas, confiesa “que... los
canarios de Abona e
Adexe... heran de paçes, e avían servido a Sus Altezas al tiempo de la conquista... contra los otros canarios
que heran en deservicio de Sus Altezas; e el obispo asimesmo los mandó venir diziendo que se viniesen a
tornar christianos, y
ellos vinieron a la iglesia seguramente, en que serían más de doscientas ánimas, y el obispo los tomó christianos; y a
la ora después de ser
christianos, el dicho adelantado [Alonso de Lugo] los mandó encerrar en una casa, donde los cautivó e los vendió, los quales davan vozes e
reclamaban diziendo que
heran christianos servidores de Sus Altezas, que cómo hera aquello que los vendían, e los llevaron a
Valencia e a Barcelona e a
otras partes...”
Más repugnante es la declaración de Francisco de Albornoz.
Este destacado milite
atestigua: “Después no se ha guardado justicia; especialmente otra vez, al dicho tiempo, el
adelantado [Alonso de Lugo] hizo traer ante sí a los guanches del reino de Anaga, unas doscientas ánimas entre hombres y mujeres, los
cuales eran de paces, y en la conquista ayudaron a conquistar a los otros en favor de Sus
Altezas. No se acuerda sí los tornaron cristianos o no, pero vio cómo los cautivaron y enviaron a vender. Y asimismo al dicho tiempo, el
adelantado hizo parecer ante sí hasta doscientos guanches del reino de Adeje y de las paces,
que asimismo ayudaron a conquistar los otros. En esta manera y con tal engaño que como
estaban escarmentados de lo pasado, pusieron en un corral, cercado de piedra,
un hombre (que se dice
Sepúlveda) y cubriéronlo de ropa y dijeron que el adelantado les llamaba para
que viniesen a tomar cristianos, que estaba allí el obispo, y al momento que los
tuvieron dentro en el corral, los cautivaron y los repartieron y embarcaron por cautivos”.[1]
Hoy sabemos, por las denuncias que luego se formularon,
que el número de los cautivos de
los reinos de las paces pasaron de mil de los cuales permanecían
en Tenerife, en 1498, unos trescientos. Otro importante grupo de
guanches horros los tenía ocultos, en sus posesiones de Sanlúcar de Barrameda, don Juan Alfonso de Guzmán, duque de
Medina Sidonia; era parte del precio
de la colaboración prestada en la conquista de la isla.” (A.Rumeu de Armas, 1975:404-6)
Ante los desmanes del
Adelantado y sus correligionarios la metrópoli decide poner coto y encomienda
al gobernador colonial de
Gran Canaria Lope Sánchez de Valenzuela, recién designado para dicho cargo, tomó posesión del mismo en mayo de 1498.
“Poco tiempo más tarde, en el mes de
julio, se trasladaba a Tenerife para dar cumplimiento a su comisión, siendo recibido por el teniente Fernando de
Trujillo, durante una momentánea ausencia en La Gomera de Alonso de Lugo. La cédula real de que era portador fue pregonada
por los cuatro confines de la isla,
alcanzando con ella la libertad (secuestración) buen número de esclavos
indebidamente sojuzgados.
De cómo y con qué seriedad se llevó a efecto esta
importante comisión tenemos pruebas en las
propias lamentaciones de Lugo: «Que Lope Sánchez trajo una carta del Rey y Reina, y la hizo apregonar en la isla de Tenerife. Que traía consigo un guanche canario,
que andaba de casa en casa de los
vecinos alborotando el pueblo y diciendo que todos los guanches eran horros, así los que venían en la carta
como todos los otros.” (A.Rumeu de Armas, 1975:408).
Es evidente Sr. Baez que el
“contacto” entre religiones a que alude en su escrito ha enriquecido-y no
espiritualmente precisamente-, a la religión contactante, en nuestro caso la
católica con la guanche, a costa de la esclavitud, el total sometimiento y
depredación, cercenacion de las raíces espirituales y culturales de de la
religión contactada.
El poseer una licenciatura en
historia-o en cualquier otra especialidad-, no presupone un marchamo de calidad
y mucho menos una patente de corso en la Historia colonial de Canarias, actitud adoptada
por ciertos círculos académicos dependientes y autoerigidos en únicos
detentadores de nuestro devenir histórico, ocultando, ninguneando o
tergiversando la realidad histórica colonial de nuestra matria con lo que han
hecho posible que en pleno siglo XXI, en la era de las comunicaciones de masas,
esta sociedad canaria continúe comulgando con ruedas de molino.
No hay comentarios:
Publicar un comentario