TACORONTE: MISCELANEA PARA
UNA HISTORIA DEL MUNICIPIO
CAPITULOX
Eduardo Pedro García Rodríguez
El Monte de Agua García
Tras la
conquista española de Chinech (Tenerife), el colono García
Morales recibió como pago por sus favores a la Corona en la invasión de la
isla un repartimiento que constaba de un territorio de abundante y buena agua,
en la espesura de una selva de laurisilva, conforme a la siguiente data:
“264-21.-García de Morales. Un agua q. en unas tas. q. se dicen las de Garcia
q. es encima de la cruz camino de Taoro,
la cual agua vos do con la ta. q. pudieres aprovechar con tal q. deis lugar en
q, beban los ganados de alrededor. 11-X-1503. [Todo autógrafo]. Reverso: “En XXV
de agosto 1506 ante el señor Reformador la presentó Gracia de Morales e pidió
le fuese confirmada, e los buenos hombres pidieron la dha. agua para el bueblo
(sic) el dcho. Sr. R. dixo q. la vería y faría lo q. fuse justicia”].”
Esta joya de la
naturaleza canaria es conocida, desde entonces, como bosque de Agua García,
cuyo reducto sobrevive en el municipio de Tacoronte.
El bosque de
Agua García es el último reducto de la gran selva de monteverde que dominaba el
norte de Tenerife, que entre los siglos XVI y XIX sufrió unas talas masivas
destinadas a
los ingenios azucareros, la contracción naval, edificaciones, exportación de
maderas y al consumo domestico que casi
lo hacen desaparecer.
Entre los
caminos de Agua García destaca el que hace el recorrido de los espectaculares
viñátigos de cientos de años (uno incluso es milenario),
denominado sendero de los Guardianes Centenarios. Saliendo del Centro de
Información Patrimonial subimos por la pista de la izquierda hasta llegar a la
primera curva, donde un camino a la derecha (cerrado al paso de vehículos y
bicicletas por una barrera) da inicio al sendero propiamente dicho (un cartel
sobre dos postes de madera lo señala, situado justo debajo de un laurel Novo
canariensis, el árbol que da nombre a esta formación vegetal: la laurisilva), y
llegamos al primero de los grandes viñátigos centenarios, que destaca por su
gran porte con un tronco que es de enormes proporciones y sirve de base a otros
troncos (tocones) y tallos (chupones) que son sus hijos: nombrada la “caoba de
Canarias” por su excelente madera, se empleaba para fabricar muebles nobles.
Las cuevas
de Toledo, también llamadas cuevas del Vidrio porque en ellas se extraía,
todavía a mediados del siglo XX, traquita o “arena blanca”, materia prima para
la elaboración de vidrio (en el bosque hubo un horno para tal fin en el siglo
XVI; más recientemente se hacían botellas y otras piezas en una vidriera que
había en la ciudad de La Laguna).
Junto a las cuevas se yergue el más imponente de los viñátigos de Agua García:
se estima su edad en unos mil años.
Alberga
especies arborescentes de la laurisilva como laureles, brezo,
mocanes, viñatigos, madroños entre otras especies. Musgos,
ranúnculos, siemprevivas, freseras, violetas e
innumerables helechos crecen por todas partes a la sombra de estos
grandes árboles. En medio de esta vegetación, habitan pájaros
como mirlos, palomas rabichi y turqué, pinzones,
tintillones, así como currucas, canarios y muchos otros.
En la
actualidad Tacoronte en zona de Las
Lagunetas cuenta con un sendero adaptado para personas con movilidad reducida e
invidentes, pionero en la isla de Tenerife. La ruta tiene una longitud de 860
metros.
Lugar de culto guanche:
En este bosque
nuestros ancestros tuvieron un lugar de culto a nuestras deidades, como sabemos
la espiritualidad de nuestros antepasados giraba en torno a la Naturaleza, por ello en
estos lugares generalmente se encuentran situados en lugares recónditos, muchos
de ellos en los claros de los bosques. Hoy en día en el bosque de Agua García,
entre Tacoronte y El Sauzal, en el lugar conocido como Las
Crucitas o Bailadero de Las Brujas, existe un claro cuyo centro está
ocupado por un antiquísimo aceviño, el círculo está formado por pinos
visiblemente más antiguos que los Insignes, los cuales fueron replantados en
los años cuarenta del pasado siglo y, curiosamente, respetaron a los primitivos
que conforman dicho círculo, este hecho en si no tendría nada de particular si
no fuera por dos detalles significativos; el primero es que, al replantar los
pinos respetaron el gran círculo que forma la guaracha o bailadero; ocupando el
centro del círculo está un aceviño en el cual hay dos cruces
colocadas de manera desordenadas y que suelen estar “boca a bajo”, en el suelo
están otras dos fijadas a unos soportes y que, como las del árbol están
descuidadas durante todo el año hasta la llegada del primero de mayo, en esta
fecha alguien limpia el entorno pinta de blanco las peanas de las cruces y el
círculo de piedras que rodean al árbol, colocan debidamente las
cruces y las adorna con flores, así como el entorno. Hasta aquí todo normal si
quienes se toman tantas molestias año tras años en adornar el entorno
pretendiesen rendir culto a las cruces. El ya mencionado investigador Javier
García Miranda y quien estas líneas escribe, hemos intentado hallar una
explicación a tan peculiar manera de mantener y cuidar el bailadero de Las
Crucitas o de La Brujas,
iniciamos una visita a dicho lugar un tres de mayo, si bien encontramos el
entorno limpio y adornado de flores no había quien supiera darnos una
explicación razonable sobre tal hecho, pero Javier más tenaz que yo, volvió al
año siguiente y recogió de unos ancianos la siguiente
información: “...Venimos aquí porque éste lugar trae buena suerte, desde
siempre nuestros padres y abuelos lo han hecho. Dicen que aquí quiso morir un
“hombre santo” hace muchos años y dejo encargada a su familia, que hoy viven en
La Esperanza,
que cuidaran de este lugar. Antes, se dice que venían a bailar aquí las brujas,
pero ahora ya no hay.
Ante la
pregunta ¿Por qué se decía que era un santo? Responde la informante “lo que se
dice santo; en realidad no lo era (en el sentido del santoral
católico) pero, según le oía hablar a los viejos era una persona que hacía
el bien y curaba a las gentes”.
“Pasamos la
víspera la noche aquí rezando, pero la del propio día de la cruz no, porque
entonces vienen los curanderos a hacer sus cosas y la gente no puede estar.”.
Otro informante
Braulio de la Paz,
natural de Ravelo, nos cuenta: “Donde hoy están las crucitas, decía mi
abuela que antes estaba el bailadero de las brujas.
Yo recuerdo
ver, al anochecer del día de la cruz, a los viejos bailando como locos; Antes
se enramaba la entrada de la cueva La Labrada, que decían que era una cueva
santa”.
“En el último
año del pasado siglo, (XX) pudimos recoger el testimonio de Doña Concepción
Suárez (1906-2001) natural de del Puerto de La Cruz, pero que desde joven vivió en La Matanza (La Resbala) quien a pesar de
sus 94 años de edad tenía una mente lúcida y excelente memoria, nos dijo que en
sus años mozos (allá por los años 30 del siglo XX) en un barranco de La Matanza existía un lugar
llamado el convento, a este lugar acostumbraban ir en romería cierta noche del
año hombres y mujeres y, todos aportaban comida y bebida con la cual
hacían una guatativoa (fiesta). Sobre la media noche los hombres se separaban
de las mujeres y éstos se ponían a bailar “como locos” hasta el amanecer,
creemos que con la expresión “como locos” pretendía decirnos que no bailaban
las danzas habituales, y ésta era desenfrenada, quizás en estos dos ejemplos
que hemos reseñados estamos asistiendo a la pervivencia en nuestros días de las
danzas rituales de los sacerdotes Kankos, dedicadas al Luna y a la Sol, ya que las danzas se
mantenían hasta el amanecer, como era habitual para dar la bienvenida al astro
reina naciente, tal como se hacía hasta tiempos relativamente recientes en
Arafo, en que todos los días los Kankus iban en precesión acompañados de
tambores y flautas a dar la bienvenida al sol es decir iban a buscar al
sol, al Pino (Hoy el lugar está ocupado por una pequeña ermita situada a
la entrada del casco del pueblo). En cuanto la Sol despuntaba se retiraban. Así mismo iban todos
los días con idéntico ceremonial desde Chinguaro a la Montaña Grande, en
la costa a buscar la Sol.”
(Eduardo Pedro García Rodríguez).
Área recreativa de Lomo La Jara:
Esa área recreativa se encuentra en Agua García, al inicio de la carretera entre Agua García y La Esperanza viene indicado un desvío a la derecha como “Lomo la Jara”, siguiendo las indicaciones llegamos a una pista forestal que se adentra en el monte de Agua García y tras 1 km de pista (que se puede realizar con automóvil) llegamos al área recreativa.
Un área
recreativa que se encuentra entre un pinar de pino insigne el cual están
sustituyendo gradualmente por laurisilva. En esta área recreativa podremos
disfrutar del ocio junto al bosque de Agua García, que como queda dicho es
uno de los reductos de laurisilva que quedan en nuestra isla.
El área
recreativa cuenta con varios grifos de agua potable, parque infantil y baños.
Parque de La Libertad:
Situado en la
zona del Peñón próximo al campo de Golf. Esta localizado al final de la calle
del mismo nombre.
Parque Hamilton
Situado en la
calle El Calvario, frente a la
Alhondiga y El Calvario, es un parque urbano muy agradable y
de reciente construcción.
Parque público:
Ubicado en la
calle Las Llaves Rep. Olsen
Miradores:
Mirador
Carretera El Pris. Mirador Carretera
de Mesa del Mar.
Mirador
Carretera La Esperanza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario