sábado, 13 de octubre de 2012

“Kanaria, Euskadi, Cataluña y la UE.”





Honorio Marichal Reyes
Director de: El Guanche.net

No caben mimetismos
¡Qué más quisieran Euskadi y Cataluña que tener las alternativas de Kanaria en sus relaciones con la Unión Europea (UE)!. Para las citadas naciones ocupadas por España es imprescindible su integración en la Unión Europea y así lo reconocen las organizaciones vascas y catalanas que defienden la independencia. Pero su separación de España implica automáticamente la salida de la UE y engrosar la lista de Estados aspirantes a la integración, para la que necesitarían además el imprescindible voto favorable de España.

Si Euskadi y Cataluña quieren ser Estados Independientes para integrarse inmediatamente en la UE, están en un callejón sin salida. Sin embargo, Kanaria es inmune a este chantaje por no necesitar la integración en la UE para desarrollarse como Nación, es más, sólo puede lograrlo si modifica sus relaciones con la UE y establece un Acuerdo o Tratado de Asociación. Tampoco necesita integrar la Zona Euro ya que puede tener su propia política monetaria, moneda y Banco Central, compatible con el euro y otras divisas internacionales.

El mareo de los “instrumentos de Estado” o la “ampliación interna”
Por eso los dirigentes políticos catalanes hablan de “instrumentos de Estado” refiriéndose realmente a un Estado federal español, todo lo asimétrico que se quiera, con más o menos café para todos, pero Estado español al fin, como lo son Alemania, EE.UU o, tal vez, la Bélgica federal y monárquica. Mientras, en Euskadi, se apuntan a la llamada “ampliación interna” de la UE para tratar de superar la contradicción.
Su tesis se basa en que al tener los vascos actualmente la Ciudadanía de la Unión, la seguirían teniendo automáticamente al configurarse en un nuevo Estado europeo. Esta “ampliación interna” se promueve ya desde otras naciones europeas sin Estado, como Iniciativa Ciudadana Europea, un invento ideado para dar ciertas esperanzas a sus seguidores y mantener viva la llama de la independencia sin tener que salir de la UE, aunque sí les puede servir para copar el máximo de poder político atribuido a sus instituciones autonómicas o federales, que es lo que en el fondo están buscando las organizaciones políticas “independentistas” de Euskadi y Cataluña, por mucho que en la calle sus pueblos pidan otra cosa.
Porque en la Europa de los Estados la “ampliación interna” no tiene ninguna posibilidad de prosperar y ellos lo saben. La actual legislación europea es clara: el Art. 49 del Tratado de la Unión Europea (TUE) establece que la admisión de nuevos Estados miembros debe ser aprobada, una vez el aspirante solicite el ingreso, por unanimidad (los Estados miembros tienen Derecho de Veto) del Consejo Europeo, máxima autoridad de la UE, previa consulta a la Comisión Europea y aprobación del Parlamento Europeo, que sí puede ser por mayoría. Además, la aprobación del Consejo debe ser ratificada por todos los parlamentos nacionales, con lo que el expediente termina en el Congreso de los Diputados de España.
La Ciudadanía de la Unión se regula por el Art. 20 del Tratado de Funcionamiento de la UE: “Será ciudadano de la Unión toda persona que ostente la nacionalidad de un Estado miembro y dicha Ciudadanía se añade a la nacional sin sustituirla”. Por tanto, al renunciar a la ciudadanía nacional española, se renuncia también a la de la Unión y sólo puede recuperarse siendo nacional de un Estado miembro, en los términos recogidos en el citado Art. 49 del TUE.
Los estados europeos no van a hacerse el harakiri permitiendo la pretendida “ampliación interna”, ya que casi todos tienen sus propios “esqueletos nacionales” escondidos en sus armarios. Argumentar que la Ciudadanía de la Unión, por ser los ciudadanos los titulares de la misma, es una “pasarela” para que un nuevo Estado constituido por dichos ciudadanos se integre automáticamente en la UE, sin el acuerdo unánime del Consejo Europeo, es totalmente irreal y sólo puede servir como “consumo interno” para retro alimentar determinadas posiciones políticas, por muy legítimas que estas sean.
Euskadi y Cataluña sólo tendrían una hoja de ruta, constituirse en estados independientes y ponerse en la cola tras Croacia, Serbia, Kosovo, etc… para solicitar su ingreso en la UE y la Zona Euro, sorteando todos los obstáculos que España le pondría en el proceso negociador del nuevo Tratado de adhesión. Otra cosa es que en Vitoria y Barcelona no interese contarlo así, sino seguir mareando con los “instrumentos de Estado” y las “ampliaciones internas”.
Adelanto político, fueros e independencia
Lo que sí quisiéramos en Kanaria es tener el adelanto político de Euskadi y Cataluña, porque a nosotros sí que nos ayudaría para llegar a ser un Estado independiente, no integrado sino asociado a la UE. Pero los niveles de conciencia nacional en estas naciones sin Estado se corresponden con su evolución histórica, muy diferente de la nuestra, basada en fueros históricos también muy diferentes, aunque de mayor fundamento y legitimidad internacional en nuestro caso.
Los condados catalanes se incorporaron a la Corona de Aragón en el Siglo XII mediante una unión dinástica, formando parte así de la unión de los reinos de Aragón y Castilla a finales del Siglo XV. Por aquéllos tiempos también se incorporan libremente a Castilla los feudos y hermandades de Euskal Herría. Mientras Kanaria era sometida militarmente a la fuerza por la Corona de Castilla, tras una larga guerra contra los antiguos canarios que resistieron la invasión castellana hasta 1496.
Nuestros fueros históricos no provienen de regímenes preexistentes similares a los antiguos feudos o reinos peninsulares incorporados a la Corona española, porque la ocupación militar castellana y posterior pacificación produjo la destrucción de la organización social pre-colonial, su aculturación y asimilación forzada, de forma similar a las sociedades precolombinas americanas.

No caben por tanto mimetismos, ni paralelismos, entre nuestros fueros históricos y los de Euskadi o Cataluña, al no partir de circunstancias históricas homologables. Ni siquiera a la luz del Derecho Internacional, que reconoce a Kanaria como valor añadido, en tanto que antigua colonia de ultramar, su estatus de territorio no autónomo y Derecho de autodeterminación, si una mayoría de la población así lo solicitara, mientras que las naciones sin Estado europeas deben constituirse primero como Estados independientes para aspirar después a cualquier reconocimiento internacional.
Kanaria, al no interesarle ser Estado miembro de la UE, no sólo es inmune al chantaje europeista que sufren Euskadi y Cataluña, sino que cualquier reivindicación soberanista desde las Islas contaría con suficiente cobertura política y jurídica internacional, sólo debemos demostrar nuestra voluntad de querer ser independientes. Y a la vista está que para vascos y catalanes o escoceses tal voluntad acreditada no significa reconocimiento internacional alguno.
Ya Kanaria intentó en 1978 su reconocimiento como Territorio No Autónomo en la ONU, a través del MPAIAC y con el apoyo de bastantes países soberanos, lo que pudo haberse producido si el Estado español no hubiera cometido un execrable atentado de terrorismo de Estado contra Antonio Cubillo en Argel, un día antes de que viajara a Nueva York acompañado del Secretario General de la OUA. Crimen de Estado que España no hubiera perpetrado si no existiera para Kanaria la cobertura jurídica internacional mencionada, en tanto que territorio colonial no europeo.
Cuando las mareas humanas de Cataluña o Euskadi en favor de su independencia tengan lugar en Kanaria, no habrá lugar a debates, tertulias, ni amenazas constitucionalistas. Será entonces el Gobierno español quien nos ofrezca pactos fiscales e instrumentos de Estado federado, como ya hicieron en todas sus colonias de ultramar cuando la independencia era ya inevitable. Cuando sobrevengan las mareas soberanistas canarias, en Madrid ya saben que sólo cabe sentarse a negociar sobre un calendario de descolonización. Y a los nostálgicos del imperio colonial español sólo les cabría el consuelo de exclamar: “Fue bonito mientras duró”…


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