viernes, 16 de noviembre de 2012

HISTORIAS INMORALES COLONIALES EN CANARIAS (III)




 
Chaurero n Eguerew

 
 
   Estos días navegando por Internet me encontré con uno de tantos artículos ciertamente desinformadores en torno a la Historia colonial en nuestra Nación de los que habitualmente circulan en la misma, tanto de autores criollos desinformados o desinformantes como de otros foráneos que juegan con los acontecimientos históricos coloniales de este país como si de un simple pasatiempo se tratara.
 
   En esta oportunidad es una página web cordobesa[1] la que publica un artículo cuyo mensaje central nos presenta una hipotética reina de Canaria en “pelotas” ahonda en el supuesto estado de  atraso cultural en que los invasores europeos han venido encasillando a la ancestral cultura del pueblo guanche, cuando la realidad es que en los aspectos morales espirituales y sociales, la antigua cultura canaria estaba a años luz de la bárbara europea, aunque cierto es que esta ultima en los aspectos tecnológicos y armamentísticos estaba mucho más avanzada en función del uso de la metalurgia, recurso este ausente en la islas.
 
Para una mejor compresión por parte del posible lector reproduzco algunos párrafos de dicho artículo titulado “La Reina de Canarias” y que trata sobre una escultura en bajo relieve del escultor awuara Facundo Fierro:
 
“Esta realizada por el artista palmero Facundo Fierro se encuentra en un lateral del patio del Alcázar de los Reyes Cristianos de escultura Córdoba.
 
Habla de la Reina de Canarias que estuvo durante dos años en Córdoba,   bajo la protección de Isabel la Católica, mientras que su padre Fernando Guanarteme negociaba la paz de súbditos guanches.
Este hecho histórico no está claro en ningún sitio habiendo mucha y confusión leyenda.
Datos a investigar:                       
Thenesor Semidan (bautizado como Fernando Guanarteme) era hijo del guanarteme (rey en guanche) Soront Semidan, hermano del rey Guanache Semidan. A la muerte de su tío subió al trono con 24 años de edad, se casó con Abenehara, de la que tuvo a la princesa Guayarmina , llamada después de bautizada Dª Margarita que casó con Miguel de Trexo Carvajal.
Tenesor Semidán, guanarteme de Gáldar, fue hecho prisionero por parte de Alonso Fernández de Lugo y es llevado en 1482 (para asombro de todas las gentes que salían al paso de la comitiva) desde Cádiz, Sevilla, Córdoba, etc. hasta Calatayud dónde se encontraba en ese momento la las Cortes. Allí se firma acuerdo entre los Reyes Católicos y el Rey de Canarias Thenesor.
Deja a su hija y su sobrina Masequera bajo la tutela de Isabel La Católica que según la leyenda al verlas desnudas (al parecer en las islas no vestían ropas) les regala la mitad de su vestuario, de ahí la imagen desnuda y vestida de la misma joven).
Durante su "cautiverio" tuvo una hija (supuestamente Guayarmina tuvo una hija llamada María y tres varones de nombres Bernardino, Alonso y Hernando).
La cuestión es que en la placa se dice que en Córdoba estuvo la Reina de Canarias cuando en todo caso fue Princesa como hija de Rey, pero que no llegó nunca a ser reina.”
Aceptado la invitación del articulista vamos a tratar de dar algunos datos aclaratorios referentes a los personajes tratados y a algunas de las circunstancias recogidas por el mismo.
Según el articulista en la mencionada página se recoge que: “Habla de la Reina de Canarias que estuvo durante dos años en Córdoba, bajo la protección de Isabel la Católica, mientras que su padre Fernando Guanarteme negociaba la paz de sus súbditos guanches en Canarias.”
Efectivamente, Thenesor Semidan (bautizado como Fernando Guanarteme) era hijo del guanarteme (rey en guanche) Soront Semidan, hermano del rey Guanache Semidan.
Este pusilámine Guanarteme consorte cuya dignidad ostentaba en función de su matrimonio con Benehara autentica reina de Canaria (no de Canarias, como recogen algunos avispados autores) de quien era viudo en el momento de su entrega o apresamiento, posiblemente previamente pactado con los invasores, hecho que tuvo lugar el 12 de febrero de 1482 según Millares Torres.
En todo caso, la mayoría de los cronistas que se ocupan del suceso no recogen el hecho de que en el viaje de Thenesor Semidan a Castilla le acompañase mujer alguna, veamos algunas referencias a dicho evento:
[...] trajéronle nuevas al Alcaide Lugo que junto al pueblo de Gáldar, en una cueva que mira al nacer el sol habían entrado ya cerca de noche quince hombres que allí han de dormir; y fueron tres cuadrillas con la espía, rodearon la cueva y entraron donde estaban dormitando que sin poderse menear ni aun rodear fueron presos y atados, y algunos dormían con mujeres, y la espía dijo que el uno de ellos, que tenía una mozuela, era el Guadartheme de Gáldar que por sus amores vino allí... (Marín de Cubas, [1694]
 
[...] Con la prisa que se pudo, en un buen navío bien pertrechado, envió a España Pedro de Vera remitido a sus Altezas al Rey Guayedra con cuatro de sus camaradas, encargado al cuidado del factor Miguel de Mujica con otros hidalgos aventureros... (Marín de Cubas, [1694]
 
[...] Volviendo a Canaria con felicidad de viaje Miguel Mujica y D. Fernando Guadartheme al Puerto de la Isletas, jueves 24 de octubre del mismo año…(Marín de Cubas, [1694]
 
[...] caminando hacia el pueblo de Gáldar, al amanecer entraron en el pueblo donde prendieron al Guanarteme de Gáldar, Guanachesemeden, que aquella noche se había venido a su casa con quince canarios; los cuales se entregaron a los cristianos con algunas mujeres y niños que estaban en su compañía; que, como estaban atemorizados andaban repartidos en cuadrillas por las cumbres y lugares ásperos: con esto no hubo resistencia en la prisión del Guanarteme de Gáldar... (Abreu Galindo, 1977:223)
 
[...] Y trató y dio orden como mandarlo a Castilla, a los Católicos Reyes, entregándoselo a Miguel de Moxica, con otros cuatro canarios gayres de los más principales que habían preso, para que los llevase con los demás a Sus Altezas, a Castilla. Dióle a Juan Mayor por acompañado, por saber la lengua canaria para interprete... (Abreu Galindo, 1977:223)
 
[...] Era Thenesor un hombre fornido, de buena estatura, de regulares facciones y revestido de cierto aspecto de dignidad que la costumbre del mundo había, por decirlo así, impreso en su semblante. Contaba entonces treinta y cuatro años y se le consideraba dueño absoluto del país. Sus cualidades morales no eran en verdad muy relevantes. Carecía de aquel valor cívico que tanto distinguía a los canarios y no sabía elevarse a esas alturas del patriotismo y abnegación, donde se olvida de sí mismo para escuchar sólo la voz del deber, ni en la defensa de su reino ni en los diversos combates que se habían sucedido desde la invasión castellana, vemos aparecer el nombre de Thenesor como jefe militar... (A. Millares Torres, t.2, 1977:180)
 
[…] Siendo peligroso que Thenesor permane­ciera en la isla, decidió Vera enviarlo a España con cuatro de guayres en cuyo número iba Adargoma restablecido ya de sus heridas, y eligió para tan honrosa comisión al capitán Miguel de Mujica asistido del dicho intérprete Juan Mayor.   
 
Alistóse a los pocos días una carabela que estaba en el puerto y embarcándose en ella las personas designadas, llegaron sin contratiempo a Cádiz, desde cuya ciudad, después de un breve descanso, se trasladaron a Sevilla, Jerez y Cór­doba, acudiendo en el tránsito mucha gente a visitarlos, atraídos por los extraños vestidos y arrogante postura e los cautivos. (A. Millares Torres, t.2.1977:181)
 
Como queda dicho no se registra la presencia de mujeres en el cortejo de Thenesor Semidán en su viaje a Castilla, otro párrafo del mencionado artículo que contiene una gran carga de desconocimiento y desprecio hacía la cultura sometida es el siguiente:
 
Deja a su hija y su sobrina Masequera bajo la tutela de Isabel La Católica que según la leyenda al verlas desnudas (al parecer en las islas no vestían ropas) les regala la mitad de su vestuario, de ahí la imagen desnuda y vestida de la misma joven”.
Así tenemos que según recoge el mencionado artículo, los y las guanches y especialmente la supuesta reina de canaria andábamos desnudos, lo que conmovió el “sensible” corazón de su homónima castellana induciéndola a ceder la mitad de su vestuario a la despelotada reina de Canaria. Afortunadamente el relato no pasa de ser una de tantas falacias históricas creadas por el colonialismo para justificar su bárbara invasión, pues me imagino el enorme sufrimiento que pudo haber supuesto para la hipotética reina el verse obligada a vestir unos trajes  procedentes de alguien como la reina Isabel de Castilla que según recogen algunos historiadores españoles solamente se baño dos veces en su vida,  por lo que es de suponer que dicha vestimenta sería el paraíso de millones de parásitos chupópteros dado lo poco proclive que eran los castellanos de la época a la higiene personal.
Pero siguiendo con nuestra intención, vamos a continuar ilustrando al autor del susodicho artículo mediante el testimonio de un clérigo invasor y uno de los primeros cronistas de la conquista de Tamarant quien no describe algunos aspectos de la sociedad y de la vestimenta de nuestros ancestros de la manera siguiente:
[…] Observaron entre sí estos gentiles canarios buena orden y: admirable disposición de gobierno en su república. Tenían trato y contrato de todas las cosas para su menester, tanto en ganados como cebada, pieles para sus ropas y otras cosas nesesarias, trocando unas por otras, remediando a los pobres huérfanos, viudas; y otras obras de piedad usaban con grande amor, y caridad. Tenían pesos para unos, medidas para otras; los granos que tuvieron fueron cebada, habas, y una cebada sin aristas que llaman cebada pelada o ramana. Tuvieron trigo, pero algunos años primero que los españoles la conquistasen a Canaria porque antes no lo tuvieron; los ganados que primero tuvieron fueron cabras, ovejas rasas [que no tenían] lana, y después muchos puercos blancos. La mayor cantidad era de cabras mansas de que hacían mante­ca, que la guardaban en ollas por mucho tiempo, y se les hacía rancia.
 
   Las pieles adobaban a modo de gamuzas de que hacían su vestido. El primero y más pulido era una tuniceta con medias mangas cerradas hasta la sangra­dera y por bajo de la cintura, era en nombres y mujeres principales. En las mujeres ponían encima como naguas de faldellón otro atado a la cintura y después otra ropa que las cubría todas como casacón o sobretodo. En los hombres eran tres, el primero del modo que dijimos a modo de justa cor [... roto] la rodilla el último de pieles más gruesas y largo hasta los pies.
 
Tenían calzado a modo de sandalias y medias de borceguíes. Los plebeyos andaban descalzos de pie y pierna y trasquilados barba y cabello y con un zamarrón de pieles sin costura por los hombros, los brazos de fuera y algunas veces con media manguilla y en lo interior tenían por la cintura cubierta sus partes. Los nobles tenían cabellos largos, mayormen­te en lo alto de la cabeza le dejaban bien crecido, y al rededor lo quitaban. La barba era larga y el bigote sobre la boca era quito.
 
El vestido le cosían con nervios y correítas hechas de tripas de animales, y con espinas de pescados y agujones de palo y tenían por leznas y eran costuras muy finas y excelentes las gamuzas eran muy buenas adobaban…  con [...] caras de pino primero hervidas y hecha tinta. Tenían mujeres dedicadas para sastres…  (A.Cedeño, 1993:14-16)  
Por su parte, el historiador criollo Marín de Cubas cuando nos narra la entrega a los invasores de la Princesa Arminda y con ella la soberanía de Canaria a los mercenarios castellanos, nos describe la vestimenta de la princesa y de algunos de sus parientes y  Guayres: “Después del mes de junio envió Pedro de Vera recado a D. Fernando Guanartheme, que hiciese venir á su sobrina (Arminda) con los demás nobles sus parientes, al Real, a entregarse como estaba pactado; y luego dieron orden de traerla desde Tirajana por Telde, sin que viniese con ella ningún cristiano español, traíanla en hombros cuatro capitanes nobles, de cabello largo rubio, en unas andas de palo a modo de parihuelas, sentada, vestida de gamuza a  modo de badana o pieles adobadas, de color acanelado; venían delante de las andas cuatro capitanes con capotillo de badana llamados tamarcos, braguillas de junco, majos en los píes y guapiletes en la cabeza, y lo demás desnudo; al lado de las andas, algo hacía atrás, dos tíos suyos Faisajes, y después se seguía un grande acompañamiento de hombres, todos que servían de traer las andas a remuda. Salió Pedro de Vera con mucha gente al recibimiento, y ellos hicieron su entrega por medio de la lengua o intérprete, diciendo que allí venía la Señora de toda la tierra, heredera única y legítima hija de su señor Guanarthemy Guanachy Semidan, legítimo dueño y señor de la verdadera línea y sucesión de dominio y señorío de la tierra; y que ella entrega voluntaria, y todos sus tíos y parientes que allí venían, gobernadores de la tierra, en nombre y debajo de la palabra de su señor el muy poderoso y católico Rey D. Fernando entregaba su persona y personas al Capitán Mayor de los cristianos que allí presente se halla, que es Pedro de Vera, del Rey de Castilla y León. Pedro de Vera y demás caballeros la recibieron a píe, fue abrazando a todos con mucho cariño; traían todos los canarios el cabello suelto por las espaldas, y la Señora Arminda, que los españoles llamaron Almendrabella, traía vestido un ropón de gamuza con medias mangas hasta la sangradera y largo hasta los píes, y zapatos de lo mismo pespuntados, y vestía una tunicela debajo de la ropa con cuerpo de jubón a modo de justillo, de más delgada badana; era el cabello largo y rubio, aderezado con arte, y en él puestas algunas cosas de tocado que le habían dado a uso de España; y el faldellín pintado á colores; tendría veinte años, era gruesa y más de mediano cuerpo, robusta, el color algo moreno, ojos grandes y vivos y el rostro algo alegre y celebrada hermosura, la boca algo larga, la nariz pequeña, algo anchas las ventanas, el cuello redondo y crecida de pechos.” (Marín y Cubas) [1694]
Tal como se desprende de lo expuesto por este y otros autores la soberanía de la isla Tamarant la ostentaba la Princesa Masequera (Arminda) quien había liderado con Bentejui la defensa de la isla ante los ataques de Pedro de Vera y había rehusado las ofertas de sometimiento propuestas por Fernando Guanarteme, en todo caso, la isla no se consideró sometida hasta tanto no se entregó la princesa, entrega que además se había pactado meses atrás, cesando durante el tiempo transcurrido  entre la aceptación del pacto y la entrega de Masequera las actividades bélicas por parte de ambos bandos.
Durante este proceso el papel de Thenesor Semidán fue el de un simple mensajero o intermediario al cual ni siquiera se le permitió estar presente en acto de la entrega de su sobrina a los invasores.
Por otra parte si bien Marín de Cubas nos dice que la Princesa Masequera era hija de Guanachy Semidán y sobrina de Thenesor Semidán, según recoge el investigador Manuel Lobo Cabrera, Masequera bautizada por el rito católico como Catalina Hernández Guanarteme, falleció en total pobreza en la villa de Agüimes en el mes de febrero de 1526, en casa de su sobrina doña Catalina Garra de Urúspuru Guanarteme. Esta enterrada en la ermita de San Sebastián de Agüímes, ya que en aquella villa la sorprendió la muerte.
Su tercer marido, Blas Rodríguez, cumpliendo el mandato dado por su fallecida mujer, registra su última voluntad en la Villa de Gáldar, el 10 de abril de 1526, ante el escribano Alonso de Sanclemente. En dicho testamento ordenado por su tercer marido este hace a doña Catalina  hija de Fernando Guanarteme.
Debemos tener en cuenta que la sociedad canarii (como las del resto del archipiélago) era una sociedad de constitución matrilineal. Es la que posee un sistema de descendencia que se define por la línea materna. En éstas, el individuo pertenece al grupo por su vinculación con las mujeres del mismo.
En esta organización, generalmente la autoridad es ejercida por el tío materno o avúnculo, el cual es el centro del grupo, su varón principal. El marido no pertenece al grupo.
El conjunto matrilineal incluye a la madre, la abuela materna, la madre de ésta, etc., y a sus descendientes por línea femenina.
En la sociedad matrilineal, forman parte del grupo los hermanos y hermanas de la madre de una persona. Los hijos de la mujer son miembros del grupo de la mujer (no del grupo del padre).
Finalmente, si una mujer quería el divorcio, ésta dejaba las pertenencias de su esposo en la puerta de su casa. En caso de separación era ella quien mantenía a sus hijos y disponía los matrimonios de estos. En el caso de la Princesa Masequera o Catalina Hernandez Guanarteme,  casada por tres veces sin haber sido viuda de ninguno de ellos. A su muerte y estando casada como queda dicho con Blas Rodríguez, también le sobreviven sus ex-maridos, el castellano Pedro de Vega y el vasco Adán de Acedo, por lo que algunos investigadores ven ante la facilidad de casarse y descasarse el respeto a las costumbres guanches:
[…] cumplir e pagar este dicho mi testamento e las mandas e cláusulas en él contenidas e conplido e pagado lo suso dicho mando en el dicho nombre que todo lo que fincare e remanesçiere de los bienes de la dicha mi muger los ayan y ereden la dicha Bastiona Mayor e María Azado e Violante Azedo e Juan e Pedro, hijos legitimos de la dicha mi muger e de mi e de otros sus primeros maridos... (En: Manuel Lobo Cabrera, 1980:148)
En cuanto a los supuestos hijos de la Princesa Guayarmina habidos en su supuesta estancia en la corte castellana, por absurdo pasamos de comentarlo, pero no deja de ser humillante y lacerante para cualquier canario con un mínimo de dignidad, que atropellos como el que hemos tratado en este artículo, sean institucionalizados con la presencia de esa caterva de descerebrados canarios de servicio fieles servidores del colonialismo incluso de algún intelectual también de servicio como es el caso del nacionalcatolicoimperialista Antonio Rumeu, según quedó reflejado en una crónica publicada por el periódico El Día de fecha    28 de noviembre de 2001 dedicada a la colocación de dicha escultura[2], la cual reproducimos en su totalidad:
“Inauguran una ESCULTURA conmemorativa Córdoba-Canaria en el Alcázar de los Reyes
EL DÍA, S/C de Tenerife
Promovido por la Casa de Canarias en Madrid, tuvo lugar en el Alcázar de los Reyes Cristianos de Córdoba el descubrimiento de una escultura bajorrelieve conmemorativa de homenaje a Isabel la Católica y la Reina de Canaria.
El acto corrió a cargo de la alcaldesa de Córdoba, Rosa Aguilar, y la consejera del Cabildo Insular de Gran Canaria Inés Jiménez. Asistieron, entre otras autoridades, la diputada al Congreso Bernarda Barrios; la presidenta del Patronato de Turismo de Gran Canaria, Concepción de Armas; el alcalde de Gáldar; el primer teniente de alcalde de Telde; concejales del Ayuntamiento cordobés, dirección de Patrimonio y de la Academia de la Historia y directora de los museos Mercedes Valverde, así como el presidente de la Casa de Canarias de Madrid, Ángel Hernández. Inició el turno de intervenciones el artista Facundo Fierro, como autor de la obra, que destacó su simbolismo.
Acto seguido, Antonio Rumeu de Armas describió los pormenores del encuentro de las dos reinas y resaltó la importancia del momento histórico para Canarias. La consejera del Cabildo elogió la iniciativa.
La alcaldesa de Córdoba aludió al marco histórico del Alcázar en una ciudad patrimonio de la cultura mundial, que un día acogió a una reina canaria y a partir de ahora acoge a Canarias entre sus murallas y su historia.
Antonio Rumeu de Armas, en uno de sus artículos, señala que "de los abundantes pormenores recogidos en la prosa vil de las cuentas de la conquista de Gran Canaria, ninguno puede parangonarse, en cautivadora sugestión, a la captura de la reina de Canaria, esposa del celebérrimo don Fernando Guanarteme". Añade que dicha mujer fue hecha prisionera por el ejército conquistador, mandado por el capitán Pedro de Vera, en el verano de 1482, siendo trasladada inmediatamente a la corte para ser presentada a los Reyes Católicos.
El acto concluyó, en el salón de los Mosaicos, con un espectáculo poético musical a cargo de Fabiola Socas y Elsa López, y el timplista Domingo Rodríguez "El Colorao", y se sirvió un cóctel en el patio Mudéjar junto al monumento escultórico que ya forma parte del itinerario de visitas del patrimonio del Alcázar, donde el nombre de Canarias se incorpora a su historia.”
 
En fin, en todos los pueblos invadidos Tamarant (1483) Córdoba (1492) los conquistadores siempre han contado con el apoyo de naturales desnaturalizados y carentes de dignidad dispuestos a servirles fielmente a cambio de algunas dádivas. ¡ASÍ NOS VA!
 
 
 
Septiembre de 2009.
 
Fuentes consultadas:
La Reina de Canarias
www.wiknadia.cordobapedia.es
Tomás Marín de Cubas, [1694]
Historia de las siete islas de canarias
Editorial Globo. La Laguna-Tenerife. Islas Canarias, 1993.
 
Agustín Millares Torres
Historia General de Las Islas Canarias
Edirca. Las Palmas de Gran Canaria, 1977.
Antonio Cedeño
Costumbres de la Nación Canaria
Edi. Benchomo, Colección Tagorin.
ISBM: 84-85896-59-9
La Cuesta-Tenerife. Islas Canarias 1993.
Abreu Galindo, Fray.
Historia de Las Siete Islas de Canaria
Ediciones Goya, Santa Cruz de Tenerife 1977.
Manuel Lobo Cabrera
Nuevos datos sobre la descendencia de don Fernando Guanarteme
Boletín Millares Carlo, Vol. I. Nº I, pags. 139-148
Las Palmas de Gran Canaria 1980.
 
Capitulos publicadoss:
 
 

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