Cada fin de semana los mercados
del agricultor de la isla cobran vida, se llenan de nuestros productos, de lo
que producen nuestros campos, de todas las maravillas de la que es capaz de
producir una semilla puesta en tierra, y la gente lo agradece y acude en masa a
estos sitios. Gracias a estos mercados del agricultor, estos pueden vender sus
productos directamente al consumidor, sin que tengan que pasar por las manos de los intermediarios que son los
que terminan haciendo su agosto mientras que al agricultor se le pagan precios
irrisorios que apenas le dan para cubrir gastos y poco más. El sacrificado
trabajo del campo es para el agricultor motivo de alegría y optimismo cuando ve
que sus cosechas son productivas y pueden ser vendidas a precios, cuando menos,
razonables. Siempre expuesto su trabajo y sus cosechas a las inclemencias del
tiempo que puede hacer desaparecer sus ilusiones con un temporal de viento o
con una sequía extrema es, llegado el momento de la recolección y si todo ha
ido bien, razón para sentirse feliz y satisfecho de la labor hecha con la
tierra, la semilla y sus cuidados. Las grandes superficies o centros
comerciales han ido a dar al traste con las ventitas de pueblo, aquellas donde
antes se podían vender estos productos que ahora, a falta de ellas, ya se
pueden vender en estos mercados. Aún quedan algunas de esas ventitas en los
pequeños pueblos de las islas y pienso que nunca deberían desaparecer, que no
es lo mismo salir a la calle y acercarnos a la ventita más cercana del pueblo
que tener que coger el coche o la guagua e irnos hasta el hipermercado más
próximo que además será, con seguridad, una multinacional que se ha ido
tragando la economía de los pueblos, esos nuestros pueblos que, en lo
comercial, están en decadencia por culpa de esos centros comerciales. La gente
se deja llevar por el deslumbramiento de esos lugares y abandonan sus comercios
de toda la vida. Competir con ellos en estos momentos de crisis es imposible.
Nunca un pequeño comercio podrá competir con los precios de las grandes
superficies y la gente busca economizar al máximo. Y es una pena que tenga que
ser así porque nuestros pueblos se mueren, apenas tienen actividad comercial y
la necesitan para crecer, para prosperar, la economía es imprescindible para
todo ello….Tifawin amigos…
Septiembre
de 2014.
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