Cuales dioses del Olimpo,
menceyes y guanartemes,
reyes guanches de Canarias,
poderosos y valientes,
que lucharon sin temor por su raza, siempre al frente,
defendiendo , y hasta entregándose
por defender a su gente.
En Tenerife (Achined),
se extendían los menceyatos,
-desde el de Anaga hasta Adeje-
por el sur, más seco y cálido.
Destacando entre valientes
está en Mencey Beneharo,
el que llegó a la locura
cuando se vio acorralado,
el que se lanzó al abismo
antes que ser apresado,
mientras gritaba: “¡Achamán!”
y un “¡Guañoth!” desgarrado
le salió de la garganta
pidiendo a su dios amparo.
Pero fue en el verde norte,
con todos su menceyatos,
donde había mejores pastos
para pacer los rebaños.
Desde Tegueste hasta Daute
no hubo, como Tahoro,
un menceyato más rico,
ni un mencey como Bencomo .
Aquel mencey generoso
que, tras ganar la batalla de Acentejo,
sintió lástima, y con afabilidad
dio alimentos, prestó ayuda
a aquellos conquistadores
y les dejó en libertad.
La Palma, Hierro y Gomera
también guardan en su historia
sus reyes guanches valientes.
Tanausú, el de Benahoare,
era el rey de Taburiente.
hombre fuerte y valeroso
y de nobles sentimientos
que, para alcanzar la paz
se fio del invasor
quien le tendió una vil trampa
para poderlo apresar.
Preso Tanausú lloraba,
ya no comió ni bebió,
exclamó un “¡ vacaguaré!”
y su boca más no abrió.
Armiche, era el rey de Hero,
la isla del Garoé,
y fue también muy valiente
más, su noble corazón,
todo bondad y sentimiento,
le hizo creer en promesas
hechas con mala intención,
y acabó siendo esclavo
de Bethencourt, su traidor.
Amaluige, en La Gomera,
-quien se enfrentó al invasor,
y les obligó a rendirse
y luego les perdonó-
fue en único rey guanche
que, junto a los invasores,
sin ser esclavo ni preso,
convivió hasta que murió.
Los otros reyes canarios,
príncipes y guanartemes,
gobernaban las tres islas
situadas al oriente.
En Tamarán destacó
por su arrojo y valentía
Doramas (narices anchas),
quien siendo un simple plebeyo
llegó a ser un guanarteme,
que defendió con su sangre
a su raza y a su pueblo.
A manos del invasor
llamado Pedro de Vera,
murió Doramas, valiente,
no se rindió, le hizo frente.
Otros muchos guanartemes
reinaron en Tamarán,
algunos pertenecieron a la saga Semidán:
Thenesor, Guanache, Artemi,
Bentaguaire y Taghoter
fueron de esos guanartemes
que supieron defender
la isla de Tamarán
con arrojo y valentía,
como el bravo Bentejui
quien de rabia incontenida
lanzó al abismo su cuerpo
mientras gritaba: “¡Atis Tirma!”.
Zonzamas, en Lanzarote,
fue el padre de Timanfaya
y también de Guanareme
y este lo fue a su vez
de otro rey insigne y fuerte,
Guadarfía, era su nombre,
quien permitió a Bethencourt
convivir bajo su mando,
pero nunca como súbdito,
fue así como Lanzarote
quedó bajo protección
del invasor extranjero.
En la isla majorera
Los reyes Ayoze y Guise,
gobernaban los dos reinos
de Maxorata y Jandía,
reyes que para evitar
derramamientos de sangre,
se entregan al invasor
venido de Normandía.
Fue un día que Ayoze y Guise,
acudieron a una fiesta
y escucharon sonar
una dulce melodía
de unas flautas que tocaban
una música divina.
Era la primera vez que aquello les sucedía.
Sus mentes, nobles y buenas,
no dudaron en pensar y decir a Bethencourt,
lo fácil que le sería
conquistar el mundo entero
sin luchas y sin torturas,
solamente con tocar tan hermosas melodías.
Eran así de sencillos,
de gran bondad y corazón,
menceyes y guanartemes,
coraje, amistad y perdón
se aunaban en sus personas.
Raza Guanche
¡Orgullo de mi nación! (Josefa Falcón)
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