Josefa Falcón Abreu
Si nos ponemos a observar la
forma de hablar que la mayoría de nosotros los canarios tenemos hoy en día, y
la comparamos con la que hablaban nuestros padres y abuelos, nos damos cuenta
de lo mucho que ha cambiado nuestra habla canaria, de lo poco que va quedando
de nuestro sabor, de nuestra dulce e inigualable forma de hablar, de todas esa
palabras que nos fueron dadas por nuestros antepasados y que pocos ya usamos. Se han ido cambiando por otras más
comunes en todo el mundo y, sobre todo, hay muchos americanismos y voces
inglesas que se han ido introduciendo poco a poco y que han ido sustituyendo a
nuestra habla, a nuestro léxico canario, a nuestras palabras de toda la vida,
las que usaban nuestros abuelos y padres. Aún es frecuente escuchar algunas de
esas palabras nuestras entre la juventud, que son quienes más se han decantado
por otras expresiones, la más corriente y que también yo suelo usar mucho es la
de: ¡chachooo…! Que es una expresión que hallo cariñosa, tierna y muy nuestra,
exclusivamente nuestra porque es cien por cien canaria. Si seguimos buscando
expresiones en nuestra forma de hablar, el canario también solía decir
refiriéndose a alguien que hacía algo mal “cacho rebenque” en lugar de “pedazo
de inepto”, o “guanajo” en lugar de “atontado”, o “ machangada” en lugar de
“payasada” y el famoso ¡chooosss! Que expresiva puede llegar a ser esa
exclamación tan simple, encierra un mundo de expresiones ante algo
sorprendente, o el decir “Ay meria” cuando nos referimos, por ejemplo, a
alguien que presume de hacer algo, pues eso… son parte de esas palabras, de
esas expresiones que solemos decir aquí, que forman parte de nuestra forma de
hablar, y que conste que sabemos que no son vocablos guanches ¡ojalá lo fueran!
¡ojalá conserváramos muchas más expresiones de la lengua guanche! ¡ojalá no nos
hubieran arrebatado esa preciosa y añorada lengua! Aunque sabemos que sigue
estando ahí porque hubo quienes pudieron rescatar mucho de ella, solo que
ahora, muchos como yo, empezamos a conocerla más en profundidad gracias a gente
excepcional que se esfuerza porque todos tengamos esa oportunidad, la de
conocer como hablaban nuestros antepasados, la de poder saludarnos como lo
hacían ellos… Pero volviendo a la forma de hablar del canario si que son
expresiones antiguas, heredadas de nuestras generaciones pasadas y nunca las
deberíamos perder. Y ya, para rematar la faena, vamos con este amasijo de
palabras que he recogido del libro Natura y Cultura de las Islas Canarias:
“A dispués que estuve engoruñado junto a la fogalera, cayó un chaparrón que me dejó enchumbado. Pesqué fuerte costipado que me cambó el espinazo, dejándome petudo.
Tenía
la voz fañosa, me dolía el payo, no podía escarrancharme y con la tontura que
tenía, pisé una bosta y del resbalón fui a parar al entullo, donde de un mal
jeito se me esnuncó la cañota”.
Y bueno, así acabamos por hoy…Tamaragua amigos…
Marzo
de 2014.
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