viernes, 6 de junio de 2014

Las añoranzas imperialistas de la derecha española-I




“Escrito para la Historia”: La independencia de Guinea (Capítulo 12)


El 12 de octubre de1968 se proclamó la independencia de Guinea Ecuatorial. El entonces ministro Manuel Fraga acudió en representación española.
Por Blas Piñar (Del libro “Escrito para la Historia”).- Uno de los episodios de nuestra política exterior para mí más doloroso fue, sin duda, el de la independencia de Guinea; y no sólo porque, como luego probaré, más que concesión supuso una condena a ser independiente, sino porque se trataba, como se demostró enseguida, del comienzo de un camino abandonista de la presencia española en el continente africano, opuesta a la consigna de Isabel la Católica. Al abandono de Guinea siguieron la “retrocesión” a Marruecos de Ifni, y el alejamiento del Sáhara. De esta retrocesión y de este alejamiento me ocupo en los siguientes capítulos.
De principio, hemos de sentar que la política de abandono nos fue impuesta. No obedeció, ni a un propósito inicial de España, ni a un deseo colectivo de las poblaciones autóctonas. La ONU, manejada hábilmente por los Estados Unidos, planeó, estimuló e impuso la política descolonizadora, que, en apariencia, y sólo en apariencia, tenía el atractivo de hacer independientes a los territorios colonizados, y, con ello, la realización por cada país, sin injerencias, de su propio destino. Pero como he señalado, se trataba de tan sólo apariencia, porque detrás de la descolonización política se ocultaba un propósito de colonización económica; y es evidente que un pueblo económicamente colonizado no puede ser un pueblo políticamente libre. Pero hay más: la penetración económica, con sus inevitables consecuencias políticas, llevó consigo una disputa, y en realidad una guerra fría, entre Estados Unidos y la URSS en los países “descolonizados”, para adueñarse de su riqueza e implantar estructuras políticas inspiradas en su propia y diferente ideología: democracia liberal o democracia popular. Muchas de las guerras tribales y civiles, con todo su dramatismo, son y han sido el fruto caliente de esa guerra fría.
La llamada descolonización fue aplicada, por otra parte, de un modo muy distinto. Las recomendaciones de la “Comisión de los 24”, encuadrada en el marco de la ONU, inoperantes e inútiles -por ejemplo, y en el caso que tan profundamente nos afectó como el de Gibraltar, que sigue siendo una colonia inglesa en territorio español- han funcionado como un “ucase” con respecto a Guinea, Ifni y Sáhara.
Por otro lado, la “descolonización”-prematura e imprudente- ha sido desastrosa para las poblaciones que la han sufrido y la sufren. El fenómeno de la hambruna y el masivo y preocupante de la inmigración a Occidente, y en especial a Europa, es el resultado inesquivable del desmantelamiento del tejido productor y cultural autóctono que en los países “independientes” habían creado las naciones colonizadoras.
La contradicción entre la política descolonizadora de los Estados Unidos y la que ha presidido su propia política exterior, salta a los ojos. Los Estados Unidos no han descolonizado ni Alaska ni las Islas Hawai. Ambos territorios , que nada tienen que ver, en ningún aspecto, con la nación “descolonizante”, fueron declarados parte de la misma, en calidad de Estados, y dos estrellas se añadieron a la enseña norteamericana. Incluso Puerto Rico, arrebatado a España, y cuya filiación hispánica es indiscutible sigue -a pesar de esa política descolonizante- vinculado estrechamente a Estados Unidos bajo la fórmula de “Estado asociado libre”, que, a cambio de ayudas económicas, nutre en gran medida sus efectivos militares.
Además, muchos de los argumentos que se esgrimen para justificar la colonización son contradictorios con el ideal que se propugna de Estados plurinacionales, naciones pluriculturales y paises pluriétnicos.
Con este preámbulo, que sirve de composición de lugar, entro en el tema guineano, tema que, geográficamente, afecta a un enclave insular y otro continental en el Occidente de Africa. El continental- Rio Muni- comprende un territorio lindante con Camerún y Gabón. El insular, en el golfo de Biafra, comprende, como isla más grande, Fernando Poo y las más pequeñas de Corisco, Elobey Grande, Elobey Chico y Annobón. .
Por el Tratado de El Pardo, de marzo de 1778, Portugal, a cambio de la isla Catalina y la colonia de Sacramento, en América del Sur, cedió a España la soberanía de Fernando Poo y Annobón y el derecho a comerciar en la costa africana occidental. Por el Tratado de París, de 27 de junio de 1900, los 200.000 km2 que correspondían a España en la Guinea continental, conforme al Tratado de Berlín, quedaron reducidos a los 26.000 km2 que hoy constituyen Río Muni. Fue la tenacidad del diplomático Fernando León y Castillo, la que consiguió conservar para España este territorio. En reconocimiento a su titánica labor, fue nombrado marqués del Muni, en ese mismo año.
En 1843, con la llegada a Fernando Poo de la expedición de Juan José Llerena da comienzo la enorme tarea de elevar el nivel de vida de sus habitantes. En Santa Isabel eran entonces unos seiscientos, y de los mismos solo dos españoles..
Para darnos cuenta del papel no colonialista sino colonizador que España ha desempeñado en el continente africano, y especialmente en Guinea, conviene transcribir lo que José Baró Quesada escribía en Fuerza Nueva (número 47, de 2 de diciembre de 1967)”: La Guinea ecuatorial no es ningún negocio para España. Nos produce muchos gastos y muy escasos beneficios económicos; todas las ventajas de orden material y espiritual son para los guineanos a quienes España ha llevado, como a tantos otros de la tierra, la civilización cristiana occidental. Fuera del amor hacia ellos, como a una provincia española más, no tenemos ningún interés traducido en números por esos fraternos territorios de color”.
El general José Diaz de Villegas, al que cita Baró Quesada, en una conferencia que pronunció en la cátedra Palafox de la Universidad de Zaragoza el 31 de enero de 1967, dijo refiriéndose a la obra de España en aquel territorio: “Nuestra Guinea constituye un óptimo en el mapa de Africa y en toda la región ecuatorial. En el orden sanitario, Fernando Poo posee una cama hospitalaria por cada 113 habitantes; Río Muni, por cada 215; el Tchad , por cada 1410 y Nigeria , por cada 2600. A su vez, hay un medico, en Fernando Poo, por cada 9600, mientras que en Camarones hay uno por cada 20000 habitantes; en Nigeria por cada 58.000; en el Tchad por cada 60.000, y en Etiopía, por cada 165.000. Mientras que por cada 100.000 kilómetros cuadrados hay 4,2 kilómetros de carreteras en nuestra Guinea, en Camarones hay 2,5 ; en el Congo ex francés , 1,7 ; en el Gabón vecino , 1,5 ; en la República centroafricana , 1,2 y en la del Tchad , 0,8. Mientras Guinea española cuenta con 12,7 escolares por cada 100 habitantes, y el Sahara español 7,4, en Marruecos hay 7,3; en Senegal 3,7; en Nigeria 3,3; en Mali 1,4 y en Niger 1,09.
La renta per cápita es también muy superior en nuestros territorios. Tanto que Fernando Poo dispone de una renta por habitante, superior, incluso, a la de diez de nuestras provincias peninsulares.
“Tal ha sido y es la obra española en Africa que a veces se nos niega o no se quiere comprender. España gasta por habitante allí mucho más de lo que gasta por cada peninsular. En casas, hasta cuatro veces más. Y es que España colonizó siempre , y no explotó jamás. He aquí lo que , con frecuencia, parece que no quieren perdonarnos algunos. Aquellos, precisamente, para los que lo material prima sobre lo espiritual”
Cuando Guinea se separó de España la renta per cápita a que antes aludíamos estaba por encima de la de algunos países europeos, y no había un solo desempleado. Dejamos, además , dos hospitales generales , uno de ellos en Bata , capital de Rio Muni con 500 camas, varios hospitales menores y dispensarios médicos, en quince puntos de país ; una Escuela de formación profesional, dos Institutos de segunda enseñanza, ochenta escuelas de educación primaria, y seis ciudades residenciales con un total de 500 viviendas.
En 1901 comenzó a publicarse el primer periódico con el título de El Eco de Fernando Poo; en 1904 se inauguró el primer cine; en 1913 el primer ferrocarril de cremallera. España dejó, sin compensaciones, los edificios del Gobierno General, Correos y comunicaciones, Cuartel, Misión, Aduana, Jefatura de Obras Públicas y Cámara Agrícola, entre otros, y en pleno funcionamiento una cadena de Televisión.
Andrés Revesz escribió un artículo en ABC, de 11 de febrero de 1964, que tituló, refiriéndose a Fernando Poo, una isla de encanto, en el que definía a Santa Isabel como “una ciudad de estilo colonial, simpática, clara, sonriente, en medio de una lujuriante vegetación. La impresión no es realmente africana; es mas bien antillana. (España ha conseguido) elevar a los habitantes de la isla, lo mismo que de Río Muni, a la civilización cristiana y occidental. Blancos y morenos se mezclan instintivamente”
El subsecretario adjunto norteamericano para Asuntos Africanos exclamó en 1963, al conocer personalmente el trabajo de España en Guinea: “¡Dios bendiga esta obra!”.
Españoles de ÁfricaRamiro Santa María – con una visión ya retrospectiva -, en el informe que publicó Fuerza Nueva, en su número 77, de 10 al 17 de octubre de 1981, destacaba la “abnegada labor de los médicos españoles que ocupan los puestos de sus un día antecesores, que desterraron la enfermedad del sueño, dejaron en límites ínfimos el paludismo, acabando con otras epidemias; fomentaron la natalidad infantil y prestaron servicios en los hospitales y en la leprosería de Micomeseng, que era una de las mejores del continente africano, llevando la sanidad hasta los más apartados rincones de la selva. Magnífica la labor de esos maestros que han recogido la antorcha de la enseñanza y el mantenimiento del idioma español, que llevaron un día a tierras ecuatoguineanas el explorador Iradier y el brigadier Conde de Argelejos”.
El proceso de la independencia tuvo, como “obertura y prólogo”, la autonomía de Guinea. La autonomía -yo al menos lo comprendí enseguida- no era un fin al que nosotros jamás nos opusimos, siempre se tratara de una autonomía administrativa, aconsejada y aconsejable, por muchas razones y, entre ellas, la distancia: cuatro mil kilómetros en vuelo directo desde la Península y seis mil por vía marítima.
El proyecto de Ley de Bases sobre el Régimen Autónomo de la Guinea Ecuatorial, se publicó en el Boletín Oficial de las Cortes, de 15 de octubre de 1963. La autonomía, que fue aprobada por las Cortes el 28 de noviembre de 1963, no era otra cosa que un puente hacia la separación. Entre los procuradores que juraron su cargo al comenzar el pleno ese día, estaba el guineano y presidente de la Diputación de Río Muni, Federico Ngomo Nandong. Leído el proyecto de ley de Bases sobre el régimen autónomo de la Guinea ecuatorial hizo uso de la palabra, en nombre de la Comisión que lo había elaborado, don Wilwardo Jones Níger, alcalde de Santa Isabel. Su discurso, que escuché desde mi escaño con gran atención, fue magnífico. Suyas fueron estas palabras: “ En el proyecto que hoy se presenta a la aprobación de las Cortes se plasma y materializa la evolución iniciada en 1959, al reconocer la condición jurídico- política de las provincias de Fernando Poo y Río Muni. Esta autonomía no supone ruptura con el poder central ( y sólo ) registra el reconocimiento de la personalidad de la Guinea ecuatorial”.
La prensa puso de relieve que “los procuradores, puestos en pie, tributaron al señor Jones una cálida ovación, al afirmar que él era “un español de África”. Me emocioné profundamente al oírlo. Con Jones, exiliado en Nigeria, mantuve contacto epistolar después de la independencia.
Es importante, para entender el clima del proceso que analizamos, recordar lo que cerrando la sesión del 28 de noviembre de 1963, dijo don Luis Carrero Blanco entonces ministro subsecretario de la Presidencia. Lo transcribo de la crónica de ABC del día siguiente :
“Lo cómodo para España sería abandonar esos territorios a su suerte, pero la política cristiana, que forma parte de su norma, no lo permitirá. Una independencia absoluta sería el hundimiento total de esos territorios, y a los que lanzan sus campañas en pro de la independencia yo les pregunto si pretenden que se trate de cometer un crimen más en nombre de la libertad.
“Para devolverles la tranquilidad perdida, como un paso más en el proceso normal de su progreso y para que los hombres de buena voluntad del mundo vean la rectitud de intención de España, el Gobierno presenta hoy a la aprobación de las Cortes un proyecto de Ley de Bases estableciendo un régimen autónomo en su gobierno y administración, que ha sido elaborado de perfecto acuerdo con las representaciones libremente elegidas por los habitantes de aquellos territorios, aunque otra cosa digan, faltando descaradamente a la verdad, unos pocos que voluntariamente se fueron al extranjero a estudiar una independencia que sería una estafa para sus hermanos de la Guinea ecuatorial.
“Si esa Ley de Bases merece vuestro voto favorable será sometida, antes de ser sancionada por el Jefe del Estado, a plebiscito en el que participarán todos los hombres y mujeres mayores de veintiún años que reúnan la condición de ser nacionales y vecinos de Fernando Poo y Río Muni. Si la mayoría dice “si”, será que aceptan el nuevo estatuto; si dijeran que “no”, será que quieren seguir con el que actualmente está vigente”.
La crónica de ABC concluye así: “con el voto en contra de don Blas Piñar quedó aprobado el dictamen” .Quedarse solo, y puesto en pié , ante una Cámara que con esta sola excepción , pensaba o, al menos, manifestaba una opinión diametralmente distinta, es duro y desagradable. Pero el imperativo de la conciencia exige la superación de las posturas cómodas e irresponsables.
El referendum se celebró el día 15 de diciembre de 1963. Los guineanos con derecho a voto fueron 126.378. Votaron 91.980, un 73 % del censo electoral. A pesar de que en Fernando Poo, de 12.490 votantes, se pronunciaron para el no 7.150 y por el sí 5.340, ganó el sí, por el apoyo que el mismo recibió de la mayoría pamúe de Río Muni.
El régimen autonómico entró en vigor el 1 de enero de 1964, y llevó consigo, lógicamente la constitución de un Gobierno. Ocupó la presidencia del mismo Bonifacio Ondó Edu. La vicepresidencia correspondió a un auxiliar administrativo, que no se había destacado como entusiasta ni de la autonomía, ni de la independencia, Francisco Macías Nguema Bigoyo, no católico y de familia pamúe. En alguna parte leí que en el curso de la visita de un grupo guineano al general Diaz de Villegas, director general de Plazas y Provincias Africanas, Macías, dirigiéndose a él, exclamó: “Usted es mi padre”.
Suspendido el régimen de autonomía el 17 de febrero de 1968, para iniciar el proceso de la independencia, se dió paso a los partidos políticos. Se fundaron, que yo recuerde, MUNGE (Movimiento para la Unidad de Guinea Ecuatorial); IPGE (Idea Popular de Guinea Ecuatorial); MONALIGE (Movimiento de Liberación de Guinea Ecuatorial), y Unión Bubi.
El paso siguiente a la autonomía fue la independencia. Las presiones  “descolonizadoras”, a las que hay que añadir el deseo de Camerún de incorporar Guinea a su República Federal, consiguieron que, para el logro de su objetivo deseado y último, se acordara por el Consejo de Ministros celebrado en San Sebastián el 10 de agosto de 1967, convocar una Conferencia Constitucional, que abriría sus sesiones el 30 de octubre, con el fin, según el ministro de Asuntos Exteriores de “poner en manos de vuestro propio pueblo el destino de

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