CAPITULO XIV
Chaurero n Eguerew
INVASIÓN, SAQUEO Y OCUPACIÓN DE LA ISLA CHINECH (TENERIFE) XI
Los Once Menceyes de Chinech (Tenerife) en los años de la invasión española III
BENTOR[1]
Bentor -Ventor, Bentorey, uno de los últimos menceyes que se enfrentó con las armas a la invasión de Chinech (Tenerife) Debió nacer sobre el 1463 y murió en 1496, cuando decidió que su Espíritu Libre viajara al seno de Magek para encontrarse con los de sus ancestros, suicidándose ritualmente arrojándose al vacío desde el Risco de Tigaiga en el lugar conocido como El Lance.
Este, se negó a rendirse ante las tropas invasoras castellanas, pese a que los tabores guanches estaban enfermos de la “modorra” y la sangría que la batalla de Eguerew (La Laguna) había representado para los guerreros, como recoge la declaración de los testigos aportada en la información de Margarita Guanarteme (hija de Thenesor Semidan-Fernando Guarteme) (1526), que indica como en dicha acción: "mataron al Rey Grande que se llamaba el Rey Venitomo de Taoro, y don Alonso de Lugo envió a Fernando Guanarteme para que se viera con el rey Ventor, hijo de Venitomo, para requerirle se diese volviendo con la respuesta que el nuevo rey no se quería dar…"
Guanarteme el pusilamine y converso iba al frente de quienes llevaban clavada en una pica la cabeza de Kebehi Benchomo. La repuesta de Bentor a la embajada de Lugo fue renviarle aquella cabeza a Alonso de Lugo, diciéndole: decid a vuestro general que donde está el cuerpo ponga la cabeza y que cada cual supiese guardar la suya.
Con su pérdida física, se perdió uno de los grandes defensores de la Matria Canaria, pero no puede morir jamás quien de esclavo se libera.
Posiblemente estuvo casado con una hermana del Mencey de Abona, sabemos que tuvo un hijo y una hija, el primero cuyo nombre exacto ignoramos, (pero que seguramente se trata de Derimán, quien fue conocido como Cristóbal Hernández de Tahoro o Tahodio) fue vendido como esclavo por Lugo en dos ocasiones, la segunda llamada Ana Gutiérrez, casó con Juan de Mena y tuvieron los hijos siguientes: Pedro de Mena; fue alguacil del campo de la isla, el 3 de febrero de 1555, en que testificó en informaciones que hizo Hernando del Hoyo, casado con Polonia de Lugo, quienes tuvieron a Ana Bentor de Mena, quien el 28 de junio de 1589, revocó poder que tenía dado a favor de María Sarmiento, otorgando uno nuevo a favor de Andrés de Armas, vecino de la isla del Hierro, para hacerle valer los derechos que pretendía corresponderles de la herencia de su abuela materna. Juan de Mena y Sebastián de Mena, éste último caso con Leonor de Ayllón, y tuvieron a: Antón de Mena Benchorhe; Ana Vélez; Pedro de Mena, quien caso con María de los Olivos; Juan de Mena (el viejo) que casó con Melchora Verde; Sebastián de Mena enlazó con Margarita Hernández, de este matrimonio nacieron: Simón de Mena; María Sebastiana de Mena y Gaspar de Mena. De Juan de Mena (el viejo) y Melchora Verde procrearon a: Juan de Mena Betancort (el mozo), quien casó en la parroquia de San Marcos de Icod, el 14 de octubre de 1604 con Francisca de Carminatis, hija de unos mercaderes milaneses establecidos en Tenerife; Martín de Mena que casó con Isabel Martínez, y tuvieron una hija, María de Mena que casó con Pedro Alonso Berganciano (guanche), en su testamento fechado en 1665 declara haber tenido once hijos, cuatro varones y siete hembras; Melchora Verde, contrajo matrimonio en la Parroquia de Santa Úrsula de Adeje, el 6 de julio de 1619 con Hernán García del Castillo. Mateo De Bentancort; Águeda de Munguía quien casó con Pedro García del Castillo. Diego de Mena, que otorga escritura en Vilaflor en 1674.
En el juicio de residencia que siguió a don Alonso Fernández de Lugo en 1508 el entonces gobernador de Gran Canaria Lope de Sosa, denunció su conducta para con un hijo del rey Bentor. De este proceso sólo conocemos el pliego de descargos que presentó el procurador del Adelantado y el interrogatorio de sus testigos. En uno de los particulares de aquel documento se dice: «No enpece al dicho mi parte lo que algunos testigos quisieron decir que aviendo vendido un hijo del Rey Ventor a una su hermana e rescibido el precio dél, después lo avía tornado a vender a Diego de Llanos, vecino de la Palma. Porque los dichos testigos son solos e singulares, deponen de oidas e vanas crehencias e no dan razones de sus dichos; los más de ellos son guanches, henemigos capitales del dicho mi parte, porque los mató a ellos e a sus padres e hijos e los captivó e tomó sus haziendas e la tierra e no es de creer ni presumir que ellos dixesen verdad en cosa que tocase al dicho señor Adelantado. en especial que ellos andan en la sierra alçados e nunca vienen a oir misa e con juramento ni sin él no son personas a quienes se deva de creher cosa alguna e los unos son intérpretes de los otros e los otros de los otros e ellos son los que an movido los pleitos al dicho mi parte en la residencia por la dicha henemiga. E bien pudo vender al hijo del dicho Rey Ventor, aunque lo oviese vendido a su hermana, pues no le fue pagado cosa alguna del precio dél. E si algo le dieron sería de lo suyo del dicho mi parte e de sus mismos ganados, sobre lo qual se trató pleito en residencia en la isla de la Palma e está pendiente que en su tiempo e lugar se averiguará e provará como hera y es del dicho mi parte e le pertenescía ... D.
Y en el interrogatorio de los testigos del propio Fernández de Lugo, ninguno de ellos contesta a la pregunta que se le hacía: iten si ovieron noticia de un guanche que se llamava hijo del Rey Ventor e si saben que sobre el captiverio e libertad dese dicho guanche ovo e se trató contra el dicho señor Adelantado en la isla de la Palma en abdiencia de residencia” (A. Rumeu de Armas)
Uno de los trabajos mejor documentados en torno a la familia del Mencey Bentor se lo debemos al investigador Leopoldo de la Rosa Olivera, a quien seguiremos en los siguientes párrafos:
[…] Esto es lo que sabemos, porque no ha llegado hasta nosotros el proceso completo. Es, no obstante, sospechoso el silencio de los propios testigos del Adelantado a la pregunta que acabamos de copiar; parece claro que la hija de Bentor creyó pagar la libertad de su hermano en ganados y que Lugo, alegaba que los que eran de guanches de los bandos de guerra le pertenecían. Tampoco tenemos otra noticia del citado hijo de Bentor; ignoramos si quedó en La Palma como esclavo de Diego de Llanos o pudo regresar a Tenerife. Lo único cierto es que el hijo y sucesor de Benitomo había dejado dos hijos, por lo menos.
Antes de seguir adelante interesa señalar la lógica inseguridad en la escritura de nombres indígenas por los castellanos. Por lo que se refiere a Bentor, que así se le llama en la información de doña Margarita Fernández Guanarteme, de 1526; en la citada residencia que tomó al primer Adelantado Lope de Sosa, se escribe Ventor, como también en algunas datas, mientras en otras se le dice Bentore o Bentorey
La lectura de dos documentos de tiempo conocidos, concretamente uno de revocación de poder y otro de otorgamiento de uno nuevo por una Ana Bentor de Mena, de 28 de junio de 1589 lo nos ha hecho prestar atención al uso, casi un siglo después de finalizada la conquista, del nombre Bentor como apellido. A la amabilidad del doctor Alejandro Cioranescu debemos el conocimiento de otro documento, un poder para pleitos, otorgado siete años antes, el 6 de marzo de 1582, por un primo hermano de la anterior, que se firmaba Antón de Mena Benchorhe. Ana Bentor de Mena declara en la segunda de las citadas escrituras, que era hija de Pedro de Mena y Polonia de Lugo y Antón de Mena Benchorhe, a su vez, en el mencionado poder, dice que su padre, ya fallecido, había sido Sebastián de Mena.
La coincidencia expuesta nos condujo a buscar el testamento de la abuela común de los antes citados, Ana Gutiérrez, casada con Martín de Mena, que lo había otorgado en La Laguna, ante el escribano Alonso Gutiérrez, el 18 de abril de 1522. Desgraciadamente el documento se conserva en mal estado y aún le faltan trozos del papel en que fue escrito.
Pero aun así consta claramente del mismo que estaba casada con Martín de Mena; que dejaba tres hijos de su matrimonio Pedro, Juan y Bastián; que debía a su tía “doña Mencía” dos reales y cinco a un sobrino suyo, cuyo nombre no podemos conocer porque falta el trozo del papel en que estaba escrito y que nombra albaceas a su marido y a Gaspar Fernández.
El uso de Bentor y Benchorhe por dos nietos de Ana Gutiérrez no puede ser más significativo. En una época en que raramente se usaba más de un apellido; el llamarse Ana Bentor de nombre de pila como su abuela; el anteponer el Bentor al Mena; el uso por su primo hermano de otra forma, posiblemente más cercana a la de la pronunciación indígena, Benchorhe, no puede tener otra explicación sino la de que conocían y se sentían orgullosos de su ascendencia guanche, sin que parezca dudoso de que lo usaban por que procedían del rey Bentor, y que no cabe lo fueran por otra línea que por la de la citada abuela paterna de ambos
Ha de tenerse en cuenta que aún en aquel momento, fines del siglo xvi, se sentía en la vida isleña la diferencia entre los que descendían de conquistadores o pobladores europeos y aquellos por cuya sangre corrían glóbulos de la raza sometida, a los que despreciaban más o menos abiertamente, como lo prueba el escándalo que se produjo, dentro de la iglesia de Candelaria, el 2 de febrero de 1587, cuando dos regidores de la isla insultaron a descendientes de “naturales”, llamándolos, entre otras expresiones despectivas, “guanches de baxa suerte”. Esta circunstancia refuerza nuestro argumento sobre los sentimientos de los nietos de Ana Gutiérrez.
Y volvamos a su testamento, dejando de momento el referir lo que fuera de sus hijos, para detenernos en la cita que hace de su tía doña Mencía. La única persona de la que tenemos noticia que por aquella época viviera en Tenerife conocida por “doña Mentía” era una indígena, hermana del rey de Abona, como hemos dicho en nuestro anterior trabajo. Ello no solamente confirma la clase de familia a la que pertenecía Ana Gutiérrez, sino también nos hace pensar en la probabilidad de que Bentor hubiese estado casado con otra hermana del citado mencey de Abona. Por otra parte, como hemos dicho, Ana Gutiérrez tenía un sobrino, al que confiesa le debía cierta cantidad y hemos de pensar que pudiera tratarse de un pariente de Bentor.
Hemos de confesar que las conclusiones a que llegamos no pasan de meras deducciones, sin prueba plena, pero también consideramos que los datos conocidos permiten llegar a ellas, fundamentalmente, a que la que en el bautismo se llamó Ana Gutiérrez es más que probable que fuera una hija del rey Bentor, la que intentó liberar a su hermano u otra.
Nos preguntamos el porqué de haber tomado tal nombre y apellido y no podemos por menos de pensar en otra Ana Gutiérrez, hija del conquistador y regidor de Tenerife Guillén Castellano, el que se distinguió por su independencia de criterio y que, es sabido, conocía el habla indígena aun cuando no supiera escribir Cabe en lo posible que Guillén interviniese en favor de los hijos de Bentor, cuyo gesto no podía por menos de reconocer como digno y que su hija fuese la madrina de bautismo de la que llegaría a ser esposa de Martín de Mena.
Como dijimos, la mujer de Martín de Mena designó albaceas a su marido y a Gaspar Fernández. Este último es conocido corno uno de los guanches que mayores repartimientos obtuvo de don Alonso de Lugo, con seguridad en pago a su eficaz colaboración durante la conquista, lo que no es incompatible con que también fuese luego protector y amigo de Ana Gutiérrez. Esta, a su vez, había sido nombrada dos años antes albacea testamentaria por otra Indígena, Francisca de Tacoronte, la viuda del conquistador Gonzalo del Castillo.
Como luego diremos, Gonzalo del Castillo y Martín de Mena realizaban negocios en común, que más tarde continuarian los hijos del uno y el otro. Las esposas de ambos de una misma raza y quién sabe si hasta unidas por parentesco, debían tener estrecha amistad. Mucho en común las unía: para ambas había tenido que serle difícil la adaptación a modos de ser y de pensar tan distintos a los en que habían nacido; hasta la alimentación; ambas habían pertenecido a familias de los bandos de guerra, que sufrieron las consecuencias de la derrota, bien conocidas, y las dos, como fácilmente puede deducirse, murieron en plena juventud.
Por esta época Martín estaba casado con Teresa Gómez, de la que hay noticia que no le quedaron hijos. A su fallecimiento, en fecha que ignoramos, contrajo segundo matrimonio con Ana Gutiérrez, la que, como hemos dicho, otorgó testamento, muy posiblemente poco antes de morir, el 18 de abril de 1522.
Martín tuvo también una hija natural, María de Mena, a la que hizo donación de unas tierras en Adeje, el 5 de julio de 1548, ante el escribano Juan del Castillo la
Que Martín de Mena había obtenido del primer Adelantado en repartimiento un solar en La Laguna, el 24 de septiembre de 1517 y adquirió terrenos en Abona y Adeje y una participación en una fuente en Vilaflor.[…] (Leopoldo de la Rosa Olivera, 1977)
[1] Bentor. Citado en: J. de Bethencourt, Datas de Tenerife IV amn. 9, Antonio Rumeu de Armas, Cipriano de Arribas y Sánchez, Leopoldo de la Rosa Olivera. (MMM)
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