s preguntar por las cosas que no conocemos, aun ahora de mayores porque, aunque hayamos crecido y madurado, siempre encontramos algo nuevo, desconocido por lo que preguntar. Es un derecho querer saber, conocer y hay tantas cosas desconocidas, tantas preguntas sin respuesta…La vida está llena de incógnitas y cuando ya creemos saberlo todo aparece algo que nos hace dar cuenta de que no es así, a mí me pasa, a mí las preguntas me surgen, preguntas como estas:
PREGUNTAS
¿A dónde van los recuerdos
que se marchan de mi mente?
¿A dónde se fue el amor
que sentiste y ya no sientes?
¿A qué lugar de mi mente
mis recuerdos marcharían?
¿En qué lugar de tu pecho
el amor se perdería?
¿A dónde se van las olas
que tras llegar a la playa
retroceden hacia el mar?
¿A que playa, a qué nueva orilla irán?
¿A dónde se van las nubes
que anuncian el temporal
y visten de negro el cielo
y tras la lluvia se van?
¿A dónde se van los sueños
cuando llega el despertar?
¿A dónde se va la vida
cuando del cuerpo se va?
El cuerpo se va a la tumba
¿Y la vida? ¿A dónde va?
¿Por qué se mueren las flores
sin apenas despertar
a ese mundo de bellezas,
perfumes y vanidad?
¿Por qué es tan breve lo efímero
y tan larga la eternidad?
¿Y esa cosa tan lejana
que dicen es otro mundo
que llaman el más allá,
dónde, dicen, que las almas
se van y no vuelven más?
Las almas que aquí se amaron
¿De nuevo allí se amarán?
¿O acaso serán extraños
que ni se conocerán?
Preguntas…cuántas preguntas.
Las respuestas ¿Dónde están? (Josefa Falcón)…
Septiembre de 2015.
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