Josefa Falcón Abreu
San Juan de la Rambla está celebrando
estos días sus fiestas patronales. Desde mi infancia aprendí a querer a este
pueblo y a disfrutar de todas sus celebraciones- principalmente sus fiestas
patronales. La Guancha
y San Juan de la Rambla
son dos pueblos muy especiales para mi, en el primero nací, en el segundo, por
la cercanía que mi barrio tiene con el pueblo de San Juan de la Rambla, era allí donde iba a pasar las tardes de sábados y domingos, donde
compartí amigos y diversiones y entre esas diversiones está la fiesta de San
Juan. Recuerdos de entonces me vienen a la mente y los revivo con nostalgia:
los conciertos, los festivales, el alumbrado del risco, la papada….cuantas
cosas…todo eso sigue celebrándose y desde hace unos años se celebra también el
resonar del búcio, es estremecedor escuchar esos sonidos rompiendo la noche
mágica, la música y la canción por excelencia de la noche: El Sanjuanito que
termina siendo cantado por todo el pueblo. Es increíble el amor que llegamos a
sentir por nuestros pueblos y es que la tierra llama, ata, nos saca lo mejor de
nosotros mismos, esto sobre todo lo saben aquellos que por circunstancias de la
vida han tenido que alejarse de ella. Mi querido pueblo de San Juan de la Rambla y todos los
sanjuaneros o rambleros estos días van a ser felices de manera especial, a ese
pueblo le dedico:
SAN JUAN DE LA RAMBLA
Cual balcón abierto hacia el mar,
a ese Atlántico que nos rodea,
así es San Juan de la Rambla,
con olor a salitre,
con sabor añejo en su “Calle Estrecha” y en su “Plaza Vieja”.
Cuando florece mayo
las rosas engalanan toda la “Plaza Nueva”,
y aroman el entorno, lugares añorados,
mientras se ven los pájaros con sus nidos colgados
en las viejas casonas, de sus viejos tejados.
En junio, por San Juan, cuando la fiesta llega,
El Risco se desborda con resplandor de hogueras,
que desde lo más alto el camino bordean,
bajando hasta el lugar, besando las laderas.
Su larga balaustrada, que desde muy antaño
ha servido de apoyo a los cuerpos cansados,
que desde ella ven como pasan los años,
mientras miran al mar:
si está en calma o enfadado,
mientras esperan a alguien con quien pasar el rato.
Entrañables rincones,
recuerdos del pasado están en ti presentes,
y al pasear tus calles se me antojan latentes:
Infancia, adolescencia y juventud a la vez,
que en San Juan de la Rambla
quiero hoy, otra vez,
revivir y sentir- contemplando a ese mar-
que el tiempo no ha pasado,
que todo sigue igual.(Josefa Falcón)…Buen día amigos…
Cual balcón abierto hacia el mar,
a ese Atlántico que nos rodea,
así es San Juan de la Rambla,
con olor a salitre,
con sabor añejo en su “Calle Estrecha” y en su “Plaza Vieja”.
Cuando florece mayo
las rosas engalanan toda la “Plaza Nueva”,
y aroman el entorno, lugares añorados,
mientras se ven los pájaros con sus nidos colgados
en las viejas casonas, de sus viejos tejados.
En junio, por San Juan, cuando la fiesta llega,
El Risco se desborda con resplandor de hogueras,
que desde lo más alto el camino bordean,
bajando hasta el lugar, besando las laderas.
Su larga balaustrada, que desde muy antaño
ha servido de apoyo a los cuerpos cansados,
que desde ella ven como pasan los años,
mientras miran al mar:
si está en calma o enfadado,
mientras esperan a alguien con quien pasar el rato.
Entrañables rincones,
recuerdos del pasado están en ti presentes,
y al pasear tus calles se me antojan latentes:
Infancia, adolescencia y juventud a la vez,
que en San Juan de la Rambla
quiero hoy, otra vez,
revivir y sentir- contemplando a ese mar-
que el tiempo no ha pasado,
que todo sigue igual.(Josefa Falcón)…Buen día amigos…
Junio de 2014.
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