“Escrito para la Historia”: La independencia de Guinea (Capítulo 12)
Por Blas Piñar (Del libro “Escrito para la Historia”).- Uno de los
episodios de nuestra política exterior para mí más doloroso fue, sin duda, el
de la independencia de Guinea; y no sólo porque, como luego probaré, más que
concesión supuso una condena a ser independiente, sino porque se trataba, como
se demostró enseguida, del comienzo de un camino abandonista de la presencia
española en el continente africano, opuesta a la consigna de Isabel la Católica. Al abandono
de Guinea siguieron la “retrocesión” a Marruecos de Ifni, y el alejamiento del
Sáhara. De esta retrocesión y de este alejamiento me ocupo en los siguientes
capítulos.
De principio, hemos de sentar que la política de
abandono nos fue impuesta. No obedeció, ni a un propósito inicial de España, ni
a un deseo colectivo de las poblaciones autóctonas. La ONU, manejada hábilmente por
los Estados Unidos, planeó, estimuló e impuso la política descolonizadora, que,
en apariencia, y sólo en apariencia, tenía el atractivo de hacer independientes
a los territorios colonizados, y, con ello, la realización por cada país, sin
injerencias, de su propio destino. Pero como he señalado, se trataba de tan
sólo apariencia, porque detrás de la descolonización política se ocultaba un
propósito de colonización económica; y es evidente que un pueblo económicamente
colonizado no puede ser un pueblo políticamente libre. Pero hay más: la
penetración económica, con sus inevitables consecuencias políticas, llevó
consigo una disputa, y en realidad una guerra fría, entre Estados Unidos y la URSS en los países
“descolonizados”, para adueñarse de su riqueza e implantar estructuras
políticas inspiradas en su propia y diferente ideología: democracia liberal o
democracia popular. Muchas de las guerras tribales y civiles, con todo su
dramatismo, son y han sido el fruto caliente de esa guerra fría.
La llamada descolonización fue aplicada, por otra
parte, de un modo muy distinto. Las recomendaciones de la “Comisión de los 24”,
encuadrada en el marco de la ONU,
inoperantes e inútiles -por ejemplo, y en el caso que tan profundamente nos
afectó como el de Gibraltar, que sigue siendo una colonia inglesa en territorio
español- han funcionado como un “ucase” con respecto a Guinea, Ifni y Sáhara.
Por otro lado, la “descolonización”-prematura e
imprudente- ha sido desastrosa para las poblaciones que la han sufrido y la
sufren. El fenómeno de la hambruna y el masivo y preocupante de la inmigración
a Occidente, y en especial a Europa, es el resultado inesquivable del
desmantelamiento del tejido productor y cultural autóctono que en los países
“independientes” habían creado las naciones colonizadoras.
La contradicción entre la política
descolonizadora de los Estados Unidos y la que ha presidido su propia política
exterior, salta a los ojos. Los Estados Unidos no han descolonizado ni Alaska
ni las Islas Hawai. Ambos territorios , que nada tienen que ver, en ningún
aspecto, con la nación “descolonizante”, fueron declarados parte de la misma,
en calidad de Estados, y dos estrellas se añadieron a la enseña norteamericana.
Incluso Puerto Rico, arrebatado a España, y cuya filiación hispánica es
indiscutible sigue -a pesar de esa política descolonizante- vinculado
estrechamente a Estados Unidos bajo la fórmula de “Estado asociado libre”, que,
a cambio de ayudas económicas, nutre en gran medida sus efectivos militares.
Además, muchos de los argumentos que se esgrimen
para justificar la colonización son contradictorios con el ideal que se
propugna de Estados plurinacionales, naciones pluriculturales y paises
pluriétnicos.
Con este preámbulo, que sirve de composición de
lugar, entro en el tema guineano, tema que, geográficamente, afecta a un
enclave insular y otro continental en el Occidente de Africa. El continental-
Rio Muni- comprende un territorio lindante con Camerún y Gabón. El insular, en
el golfo de Biafra, comprende, como isla más grande, Fernando Poo y las más
pequeñas de Corisco, Elobey Grande, Elobey Chico y Annobón. .
Por el Tratado de El Pardo, de marzo de 1778, Portugal,
a cambio de la isla Catalina y la colonia de Sacramento, en América del Sur,
cedió a España la soberanía de Fernando Poo y Annobón y el derecho a comerciar
en la costa africana occidental. Por el Tratado de París, de 27 de junio de
1900, los 200.000 km2 que correspondían a España en la Guinea continental,
conforme al Tratado de Berlín, quedaron reducidos a los 26.000 km2 que hoy
constituyen Río Muni. Fue la tenacidad del diplomático Fernando León y
Castillo, la que consiguió conservar para España este territorio. En
reconocimiento a su titánica labor, fue nombrado marqués del Muni, en ese mismo
año.
En 1843, con la llegada a Fernando Poo de la
expedición de Juan José Llerena da comienzo la enorme tarea de elevar el nivel
de vida de sus habitantes. En Santa Isabel eran entonces unos seiscientos, y de
los mismos solo dos españoles..
Para darnos cuenta del papel no colonialista sino
colonizador que España ha desempeñado en el continente africano, y
especialmente en Guinea, conviene transcribir lo que José Baró Quesada escribía
en Fuerza Nueva (número 47, de 2 de diciembre de 1967)”: La Guinea ecuatorial no es
ningún negocio para España. Nos produce muchos gastos y muy escasos beneficios
económicos; todas las ventajas de orden material y espiritual son para los
guineanos a quienes España ha llevado, como a tantos otros de la tierra, la
civilización cristiana occidental. Fuera del amor hacia ellos, como a una
provincia española más, no tenemos ningún interés traducido en números por esos
fraternos territorios de color”.
El general José Diaz de Villegas, al que cita
Baró Quesada, en una conferencia que pronunció en la cátedra Palafox de la Universidad de
Zaragoza el 31 de enero de 1967, dijo refiriéndose a la obra de España en aquel
territorio: “Nuestra Guinea constituye un óptimo en el mapa de Africa y en toda
la región ecuatorial. En el orden sanitario, Fernando Poo posee una cama
hospitalaria por cada 113 habitantes; Río Muni, por cada 215; el Tchad , por
cada 1410 y Nigeria , por cada 2600. A su vez, hay un medico, en Fernando Poo,
por cada 9600, mientras que en Camarones hay uno por cada 20000 habitantes; en
Nigeria por cada 58.000; en el Tchad por cada 60.000, y en Etiopía, por cada
165.000. Mientras que por cada 100.000 kilómetros cuadrados hay 4,2 kilómetros
de carreteras en nuestra Guinea, en Camarones hay 2,5 ; en el Congo ex francés
, 1,7 ; en el Gabón vecino , 1,5 ; en la República centroafricana , 1,2 y en la del Tchad
, 0,8. Mientras Guinea española cuenta con 12,7 escolares por cada 100
habitantes, y el Sahara español 7,4, en Marruecos hay 7,3; en Senegal 3,7; en
Nigeria 3,3; en Mali 1,4 y en Niger 1,09.
La renta per cápita es también muy superior en
nuestros territorios. Tanto que Fernando Poo dispone de una renta por
habitante, superior, incluso, a la de diez de nuestras provincias peninsulares.
“Tal ha sido y es la obra española en Africa que
a veces se nos niega o no se quiere comprender. España gasta por habitante allí
mucho más de lo que gasta por cada peninsular. En casas, hasta cuatro veces más.
Y es que España colonizó siempre , y no explotó jamás. He aquí lo que , con
frecuencia, parece que no quieren perdonarnos algunos. Aquellos, precisamente,
para los que lo material prima sobre lo espiritual”
Cuando Guinea se separó de España la renta per
cápita a que antes aludíamos estaba por encima de la de algunos países
europeos, y no había un solo desempleado. Dejamos, además , dos hospitales
generales , uno de ellos en Bata , capital de Rio Muni con 500 camas, varios
hospitales menores y dispensarios médicos, en quince puntos de país ; una
Escuela de formación profesional, dos Institutos de segunda enseñanza, ochenta
escuelas de educación primaria, y seis ciudades residenciales con un total de
500 viviendas.
En 1901 comenzó a publicarse el primer periódico
con el título de El Eco de Fernando Poo; en 1904 se inauguró el primer cine; en
1913 el primer ferrocarril de cremallera. España dejó, sin compensaciones, los
edificios del Gobierno General, Correos y comunicaciones, Cuartel, Misión,
Aduana, Jefatura de Obras Públicas y Cámara Agrícola, entre otros, y en pleno
funcionamiento una cadena de Televisión.
Andrés Revesz escribió un artículo en ABC, de 11
de febrero de 1964, que tituló, refiriéndose a Fernando Poo, una isla de
encanto, en el que definía a Santa Isabel como “una ciudad de estilo colonial,
simpática, clara, sonriente, en medio de una lujuriante vegetación. La
impresión no es realmente africana; es mas bien antillana. (España ha
conseguido) elevar a los habitantes de la isla, lo mismo que de Río Muni, a la
civilización cristiana y occidental. Blancos y morenos se mezclan
instintivamente”
El subsecretario adjunto norteamericano para
Asuntos Africanos exclamó en 1963, al conocer personalmente el trabajo de
España en Guinea: “¡Dios bendiga esta obra!”.
Españoles de ÁfricaRamiro Santa
María – con una visión ya retrospectiva -, en el informe que publicó Fuerza
Nueva, en su número 77, de 10 al 17 de octubre de 1981, destacaba la “abnegada labor
de los médicos españoles que ocupan los puestos de sus un día antecesores, que
desterraron la enfermedad del sueño, dejaron en límites ínfimos el paludismo,
acabando con otras epidemias; fomentaron la natalidad infantil y prestaron
servicios en los hospitales y en la leprosería de Micomeseng, que era una de
las mejores del continente africano, llevando la sanidad hasta los más
apartados rincones de la selva. Magnífica la labor de esos maestros que han
recogido la antorcha de la enseñanza y el mantenimiento del idioma español, que
llevaron un día a tierras ecuatoguineanas el explorador Iradier y el brigadier
Conde de Argelejos”.
El proceso de la independencia tuvo, como
“obertura y prólogo”, la autonomía de Guinea. La autonomía -yo al menos lo
comprendí enseguida- no era un fin al que nosotros jamás nos opusimos, siempre
se tratara de una autonomía administrativa, aconsejada y aconsejable, por
muchas razones y, entre ellas, la distancia: cuatro mil kilómetros en vuelo
directo desde la Península
y seis mil por vía marítima.
El proyecto de Ley de Bases sobre el Régimen
Autónomo de la
Guinea Ecuatorial, se publicó en el Boletín Oficial de las
Cortes, de 15 de octubre de 1963. La autonomía, que fue aprobada por las Cortes
el 28 de noviembre de 1963, no era otra cosa que un puente hacia la separación.
Entre los procuradores que juraron su cargo al comenzar el pleno ese día,
estaba el guineano y presidente de la Diputación de Río Muni, Federico Ngomo Nandong.
Leído el proyecto de ley de Bases sobre el régimen autónomo de la Guinea ecuatorial hizo uso
de la palabra, en nombre de la
Comisión que lo había elaborado, don Wilwardo Jones Níger,
alcalde de Santa Isabel. Su discurso, que escuché desde mi escaño con gran
atención, fue magnífico. Suyas fueron estas palabras: “ En el proyecto que hoy
se presenta a la aprobación de las Cortes se plasma y materializa la evolución
iniciada en 1959, al reconocer la condición jurídico- política de las
provincias de Fernando Poo y Río Muni. Esta autonomía no supone ruptura con el poder
central ( y sólo ) registra el reconocimiento de la personalidad de la Guinea ecuatorial”.
La prensa puso de relieve que “los procuradores,
puestos en pie, tributaron al señor Jones una cálida ovación, al afirmar que él
era “un español de África”. Me emocioné profundamente al oírlo. Con Jones,
exiliado en Nigeria, mantuve contacto epistolar después de la independencia.
Es importante, para entender el clima del proceso
que analizamos, recordar lo que cerrando la sesión del 28 de noviembre de 1963,
dijo don Luis Carrero Blanco entonces ministro subsecretario de la Presidencia. Lo
transcribo de la crónica de ABC del día siguiente :
“Lo cómodo para España sería abandonar esos
territorios a su suerte, pero la política cristiana, que forma parte de su
norma, no lo permitirá. Una independencia absoluta sería el hundimiento total
de esos territorios, y a los que lanzan sus campañas en pro de la independencia
yo les pregunto si pretenden que se trate de cometer un crimen más en nombre de
la libertad.
“Para devolverles la tranquilidad perdida, como
un paso más en el proceso normal de su progreso y para que los hombres de buena
voluntad del mundo vean la rectitud de intención de España, el Gobierno
presenta hoy a la aprobación de las Cortes un proyecto de Ley de Bases
estableciendo un régimen autónomo en su gobierno y administración, que ha sido
elaborado de perfecto acuerdo con las representaciones libremente elegidas por
los habitantes de aquellos territorios, aunque otra cosa digan, faltando
descaradamente a la verdad, unos pocos que voluntariamente se fueron al
extranjero a estudiar una independencia que sería una estafa para sus hermanos
de la Guinea
ecuatorial.
“Si esa Ley de Bases merece vuestro voto favorable
será sometida, antes de ser sancionada por el Jefe del Estado, a plebiscito en
el que participarán todos los hombres y mujeres mayores de veintiún años que
reúnan la condición de ser nacionales y vecinos de Fernando Poo y Río Muni. Si
la mayoría dice “si”, será que aceptan el nuevo estatuto; si dijeran que “no”,
será que quieren seguir con el que actualmente está vigente”.
La crónica de ABC concluye así: “con el voto en
contra de don Blas Piñar quedó aprobado el dictamen” .Quedarse solo, y puesto en
pié , ante una Cámara que con esta sola excepción , pensaba o, al menos,
manifestaba una opinión diametralmente distinta, es duro y desagradable. Pero
el imperativo de la conciencia exige la superación de las posturas cómodas e
irresponsables.
El referendum se celebró el día 15 de diciembre
de 1963. Los guineanos con derecho a voto fueron 126.378. Votaron 91.980, un 73
% del censo electoral. A pesar de que en Fernando Poo, de 12.490 votantes, se
pronunciaron para el no 7.150 y por el sí 5.340, ganó el sí, por el apoyo que
el mismo recibió de la mayoría pamúe de Río Muni.
El régimen autonómico entró en vigor el 1 de
enero de 1964, y llevó consigo, lógicamente la constitución de un Gobierno.
Ocupó la presidencia del mismo Bonifacio Ondó Edu. La vicepresidencia
correspondió a un auxiliar administrativo, que no se había destacado como
entusiasta ni de la autonomía, ni de la independencia, Francisco Macías Nguema
Bigoyo, no católico y de familia pamúe. En alguna parte leí que en el curso de
la visita de un grupo guineano al general Diaz de Villegas, director general de
Plazas y Provincias Africanas, Macías, dirigiéndose a él, exclamó: “Usted es mi
padre”.
Suspendido el régimen de autonomía el 17 de
febrero de 1968, para iniciar el proceso de la independencia, se dió paso a los
partidos políticos. Se fundaron, que yo recuerde, MUNGE (Movimiento para la Unidad de Guinea
Ecuatorial); IPGE (Idea Popular de Guinea Ecuatorial); MONALIGE (Movimiento de
Liberación de Guinea Ecuatorial), y Unión Bubi.
El paso siguiente a la autonomía fue la
independencia. Las presiones
“descolonizadoras”, a las que hay que añadir el deseo de Camerún de
incorporar Guinea a su República Federal, consiguieron que, para el logro de su
objetivo deseado y último, se acordara por el Consejo de Ministros celebrado en
San Sebastián el 10 de agosto de 1967, convocar una Conferencia Constitucional,
que abriría sus sesiones el 30 de octubre, con el fin, según el ministro de
Asuntos Exteriores de “poner en manos de vuestro propio pueblo el destino de
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