miércoles, 1 de mayo de 2013

HISTORIA DE GRANADILLA DE ABONA CAPITULO I





EL MARCO GEOGRÁFICO
El término municipal de Granadilla de Abona se encuentra al sur de la isla de Tenerife y ocupa una superficie de 155 km2, por lo que es el tercero en extensión.
Granadilla se extiende desde el mar hasta la cumbre, que culmina con la montaña de Guajara de 2.718 metros de altitud; ésta es la segunda mayor de la isla y de Canarias. Aunque la pen­diente es igual de pronunciada que la de otros municipios en la cumbre, se atenúa mucho en la medianía para formar un paisaje abierto y despejado, con suave inclinación en la zona costera.
Al este limita con el municipio de Arico por el profundo barranco de El Río. Por el oeste con el municipio de Vilaflor y con el de San Miguel de Abona, marcando el linde municipal el tam­bién profundo barranco de La urchilla. Por el norte limita con Las Cañadas y por el sur con el Océano Atlántico.
Granadilla conforma, junto con Fasnia, Arico, Vilaflor, San Miguel y Arona, la comarca de Abona, homónima al antiguo menceyato o reino aborigen guanche existente en esta zona de la isla en el momento de la conquista.
1. GEOLOGÍA
Su conformación geológica es bastante regular, aunque con muestras diversas que van desde el apilamiento de coladas traquíticas de gran potencia (como la de Guajara), hasta las are­nosas playas que ocupan El Médano y gran parte de su costa.
En su mayor parte, el terreno está formado por coladas piroclásticas, basálticas y sálicas (traquitas y fonolitas) geoló­gicamente más recientes que las del resto de la isla; éstas confor­man un manto de piedra pómez que abarca toda la comarca en forma de elipse desde la cumbre hasta adentrarse en el mar, ocu­pando una superficie de unos 800 km2, y que adquiere un grosor de hasta 10 metros en la franja desde Charco del Pino hasta Chimiche1.
El término municipal de Granadilla forma parte de uno de los tres ejes o vértices estructurales de la isla de Tenerife (junto con los más antiguos de Anaga y Teño); en él se cuentan más de veinte conos volcánicos, en su mayoría de la serie III, con mues­tras de vulcanismo subreciente desde la cumbre, en la precaldera, hasta la misma costa como las montañas de Pelada y Rojas.
El resto pertenece al segundo ciclo volcánico (Plioceno-Cuaternario), que va desde hace sólo miles de años hasta los 5 millones2.
Las erupciones de estos conos volcánicos han dado lugar a extensos campos lávicos, que por su fluidez propiciaron el avance de la costa y conformaron una plataforma litoral bastante plana, originando con frecuencia formas curiosas como las de los entran­tes de la playa de D. Leocadio Machado o Los Abrigos, con can­tiles que no sobrepasan normalmente el par de metros.
Sin embargo lo que más destaca de sus costas son las pla­yas de arena, haciendo honor al topónimo de la localidad costera por excelencia del municipio, El Médano, que con amplias playas a ambos lados de la localidad convierten a este paraje como el de mayor atractivo paisajístico costero.
El relieve es bastante homogéneo, con lomas que forman ondulaciones relativamente suaves flanqueadas por barrancos poco profundos por la escasa erosión hidrológica debido a infre­cuentes y débiles lluvias, con excepciones como el barranco del Río, el de las Animas, el de la Fuente del Lugar o el de La urchilla.

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