1932 enero 4.
Los caciques locales instan al Ayuntamiento de Garachico (Tenerife) la
instalación de un cuartel de la guardia civil.
“Son varios
los vecinos de Garachico que recuerdan los numerosos inconvenientes
que hubo necesidad de vencer para situar en la Villa un destacamento de la Guardia Civil. No
puede olvidarse que Buenavista e Icod tenían ya
implantado el servicio con acuartelamientos propios, por lo que en algunos
sectores se estimaba innecesario organizar un nuevo puesto si Los
Silos, El Tanque y Garachico podían ser atendidos por los dos existentes
en la comarca.
Sin embargo,
las gestiones llevadas a cabo en Garachico por influyentes vecinos —no siempre
secundadas por el Ayuntamiento— hicieron posible la
creación del puesto, siendo trasladados a la localidad los componentes
del Cuartel de San Miguel de Abona, sin duda por entenderse
que sería más útil su presencia en la villa norteña.
Los primeros
pasos de la petición y las incidencias surgidas quedan explicadas
con cierta amplitud en los libros de actas del Ayuntamiento garachiquense,
donde no se señala, sin embargo, la fecha del comienzo de la
actividad, ni el día de la llegada de los componentes de la plantilla, ni los
actos que se llevarían a cabo por la inauguración del servicio.
Pero hay en
las actas consistoriales algunos datos que merecen ser conocidos
porque ponen de manifiesto las principales incidencias desarrolladas
antes de la creación definitiva del destacamento.
En la sesión
del 4 de enero de 1932 estudia el Ayuntamiento, en reunión
extraordinaria, un único punto en el orden del día:
Dar
conocimiento de una solicitud de varios vecinos de esta localidad ofreciendo
al Ayuntamiento una casa en condiciones para Cuartel del Cuerpo de la Guardia Civil.
La citada
comunicación, que fue leída en su totalidad por orden del alcalde, don Eugenio
Hernández Bravo, estaba firmada por los siguientes vecinos: don Atilano de la Torre Cáceres, don
Conrado Brier y Ponte, don Donato Pérez, don Fermín
Méndez, don Eugenio Hernández Bravo, don Melchor de la Torre Cáceres, don
Carmelo Mascareño, don Luís López de Ayala, don Ernesto de León-Huerta, don
Domingo Velázquez de la Cruz,
don Teodoro Velázquez, don Juan Pérez Díaz, don José Bravo del Pino.
don Antonio
Páez, doña María Pérez Díaz, don Ezequiel González, don Francisco
Rolo, don Juan Díaz Jiménez, don Aniceto Mansito, don Joaquín Martínez
del Pino, don Adolfo Rodríguez, don José María Adán, don José Rodríguez y don
Gregorio Fleytas, quienes dicen ser sabedores de los propósitos del Ministerio
de la Gobernación
de dotar a Garachico de un puesto de la Guardia Civil,
propósito que estiman plausible, puesto que ello ayudaría a obtener
una vigilancia de los intereses públicos y privados, así como
la tranquilidad y la paz de los ciudadanos.
Solicitaban
los firmantes la colaboración del Ayuntamiento y ofrecían el
edificio de la Casa
de Gallos, debidamente acondicionada para Cuartel-residencia
de los componentes de la plantilla que en su día se designase.
El Ayuntamiento acordó aceptar
el ofrecimiento de los vecinos y solicitar
se agilizaran trámites para conseguir que el Ministerio llevara a cabo
la implantación del servicio.
Pero las
cosas se complican y los ánimos se enfrían. La sesión que el
Ayuntamiento celebra 16 meses después es bien diferente. Ya no está al frente
de la Corporación
don Eugenio Hernández Bravo, quien, además, figuraba
como firmante de aquel primer escrito, sino don
Antonio González Velázquez, quien parece ver las cosas de otro
modo. Además la situación financiera del Ayuntamiento es deficitaria, por lo
que el Cuerpo Consistorial acuerda por mayoría dirigirse a
los señores firmantes de aquel escrito del 4 de enero del año
anterior y les invita a que
contribuyan
a toda clase de gastos que proporcione el establecimiento del ya
repetido puesto, su entretenimiento y conservación interior y exterior de la
casa ofrecida para Cuartel de la Guardia Civil.
En este
acuerdo, que se toma el día 3 de mayo de 1933, se exige a los firmantes
que contesten a la comunicación, antes del miércoles de la semana
entrante. Algunos concejales, como no podía ser menos,
encuentran el acuerdo exageradamente negativo, a pesar de lo cual
se acepta por mayoría.
Una
semana después se celebra nueva sesión en la que se lee un
oficio de don Atilano de la Torre, primer firmante del
anterior escrito. Están de acuerdo los firmantes en abonar todos los
gastos que se ocasionen por un período que ellos estimen oportuno, pero este apartado
no se acepta...
...en
atención a que el compromiso a que se contrae el oficio referido no concreta
plazo determinado.
En vista de
ello se acuerda hacer una nueva invitación a dichos señores,
encaminada a conseguir que los gastos de entretenimiento del puesto que
se pretende sean de cuenta de ellos durante los diez años que se fija en
el ofrecimiento de la
Casa-cuartelpara el ya aludido Instituto, agradeciéndoles
su contestación antes del miércoles próximo, para adoptar, en su insta,
la resolución que proceda. (El acuerdo tiene fecha 10 de
mayo de 1933).
Como han
transcurrido dos semanas sin que los firmantes de la petición hubieran
contestado al acuerdo consistorial, vuelve el Ayuntamiento a
oficiar a don Atilano de la
Torre Cáceres para recordarle el contenido de aquella
comunicación y el plazo que se había fijado. Se exige otra vez una respuesta
pues, de lo contrario, se tomaría otra resolución, según se estimara
pertinente.
En la sesión
del día 31 de mayo se vuelve a tratar el tema sin que se vislumbren
soluciones. Los firmantes de la petición inicial no han vuelto a dirigirse al
Ayuntamiento, mientras el Ministerio de la Gobernación tampoco
ha vuelto a pronunciarse sobre el tema. Pero, mientras dura este pequeño
enfrentamiento entre las dos posturas, el Ayuntamiento ha seguido abonando
el importe de varias facturas por los gastos que ha ocasionado la
presencia de la Guardia
Civil de Icod, a la que se ha de ofrecer alojamiento y
comida cada vez que se presenta en el pueblo a cumplir una misión, Así, el 23
de diciembre se abonan las correspondientes al trabajo de una pareja de
la Guardia Civil
que el pasado Noviembre estuvieron en esta localidad
con motivo de las elecciones de Diputados a Cortes.
Así
continuaron las cosas hasta 1935. En los libros de actas no hay aclaración a
situaciones posteriores, pero hemos tenido acceso a algunos libros
del actual cuartel de la
Guardia Civil de Garachico, donde se nos ha informado,
además, de fechas exactas y datos precisos sobre el tema que nos
ocupa.
Este Puesto
fue creado por Orden del Ministerio de la Gobernación con fecha
de 20 de marzo de 1935 con la dotación de un cabo y seis guardias.
Luego, con
fecha 19 de septiembre del mismo año, el destacamento quedó integrado por un
cabo y cinco guardias.
En
la memoria de los vecinos de cierta edad figuran los nombres de los
primeros números llegados a la
Villa: don Manuel Delgado, don Juan Trescastro, don Benedicto
Silván, don Juan Lago y don Francisco Rodríguez,
ocupando la titularidad como comandante de puesto el cabo Barce-ló,
como se le conocía popularmente.
En el Libro
de Providencias, que nos ha sido mostrado, se pone de manifiesto
que el destacamento garachiquense procede de San Miguel de Abona,
cuya dotación pasó a la Villa
y Puerto posiblemente por necesidades de servicio. En el libro de
referencia, número 3 de registro y único que se
conserva de aquella época, se pueden leer datos de las visitas llevadas
a cabo en la localidad sureña entre el 23 de noviembre de 1928 y el 21
de marzo de 1935. Luego, unos días después, concretamente el 27 de marzo,
aparece ya constancia de la primera visita en Garachico, en el mismo
libro, lo que evidencia la continuidad de un servicio por un mismo grupo de
personas, aunque en puesto diferente.
Pero el
cuartel garachiquense no es precisamente un hotel de cinco estrellas;
no puede olvidarse que la edificación nació como casa de gallos.
De ahí que
en agosto del mismo año volviera al Ayuntamiento una comunicación
de don Atilano de la Torre,
como primer firmante, solicitando permiso para reformar un tanto el inmueble —parte
de la fachada principal, por el lado Oeste (sesión del 21 de agosto de
1935— y que fue concedido a los peticionarios.
En la vieja
Casa de Gallos residió la guardia civil hasta fechas bien recientes.
En 1975
decidió el Ayuntamiento ceder al Estado el antiguo cuartel y la finca
colindante para la creación de un nuevo edificio. Pero hubo necesidad de dar
muchos pasos para conseguir los propósitos. Hasta 1981 no
dieron comienzo las obras, después de una serie de iniciativas tendentes
a superar una interminable cadena de inconvenientes. Durante el tiempo
que duraron las obras estuvieron las oficinas de la Guardia Civil en local
provisional (calle Esteban de Ponte, núm. 5) para regresar de nuevo al
anterior domicilio, ya con nueva edificación, el 14 de febrero de 1986.
El edificio
cuenta con 15 pabellones familiares, locales para guardias solteros,
oficinas, garajes y diversas dependencias. Casi tres años duraron las obras, en
las que se emplearon cien millones de pesetas; pero el resultado ha sido
altamente positivo. Cierto que no es una edificación que encaje
con su entorno arquitectónico, pero cumple a plena satisfacción el cometido
que se le señaló cuando fue erigido.
Destacamento
de tráfico
Una vez
levantado el edificio todos los pasos van encaminados hacia la
consecución de un Destacamento de Tráfico, dependiente también de la Dirección
General de la Guardia Civil. La
iniciativa provoca reacciones negativas en
otras localidades, interesadas también en el tema. Ello supone una serie de
enfrentamientos que están a punto de paralizar las gestiones iniciadas. Después
de un período de desorientación, Garachico pone a disposición
de la
Comandancia Provincial parte del edificio finalizado, cuya
amplitud permite la concordancia de ambos servicios. Las condiciones
son inmejorables por lo que la autoridad pertinente se decidió por Garachico,
desestimando otras propuestas por inviables.
Así, en marzo
de 1986 llegan los nuevos números, acompañados de sus
familiares.
El
Ayuntamiento ofrece una recepción a los nuevos inquilinos, que van a comenzar
una nueva andadura. Hubo discursos alusivos, palabras de
bienvenida, buenos deseos, ofrecimientos recíprocos. Pronto se comienza
la tarea encomendada, que habría de tener un amplio radio de acción:
entre Puerto de la Cruz
y Buenavista, por el Norte; hasta Guía de Isora, por
el Sur. La presencia de la
Guardia Civil de Tráfico en Garachico ha
venido a significar una eficaz ayuda para hacer más fluida la circulación
de vehículos en la amplia comarca en la que desarrolla su actividad, colaborando
eficazmente para la evitación de situaciones conflictivas y en favor de la
seguridad vial en la zona geográfica que tiene por centro a Garachico.
(Carlos Acosta García, 1994:515 y ss.)
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