lunes, 12 de marzo de 2012

UNAS PALABRAS



Compañeras y compañeros, en esta Cueva Santa de Añaco y con el permiso de los Espíritus  Vitales de las Maguadas que la habitaron en  vida -y conste que no es una licencia literaria-, queremos rendir homenaje a la mujer canaria ancestral y actual, personificada en nuestra compañera  Josefina Fuentes Tabares, para los amigos y compañeros FINA.

De las cualidades humanas y espirituales así como de su total entrega en la lucha por las causas de la libertad y la justicia social en nuestra Nación Canaria llevada a cabo por  la compañera Fina durante toda su vida podríamos escribir varios libros, pero necesariamente, debemos ser breves en nuestra intervención para dar paso a los compañeros que desean participa de este modesto pero justo y merecidísimos homenaje de reconocimiento a nuestra compañera.

 El ejemplo vital de la compañera Fina nos traslada mental y anímicamente a otras épocas en la antigua sociedad guanche donde la mujer mantenía un rol de igualdad con el hombre e incluso en algunos aspectos destacaba sobre este en función de su status como trasmisora de la pertenencia en aquella sociedad matrilineal.

Pero, un funesto día llegaron a nuestras costas con ánimos de invasión y conquista unos tenebrosos y depredadores europeos, portadores de unos principios humanitarios, filosóficos, morales y espirituales ciertamente inferiores a los que animaban a la antigua sociedad guanche pero, portadores de una tecnología más avanzada y con las más potentes máquinas de guerra conocidas en la época, y tras cruentas batallas, falacias y engaños, la sociedad guanche fue sometida, sufriendo ésta un profundo trauma social, moral y espiritual del cual aún no nos hemos recuperado.

A partir de ese momento, con la imposición de las normas sociales, morales y espirituales impuestas por los invasores, la tradicional situación preponderante de la mujer canaria en la sociedad guanche cambió drásticamente, de mujer libre con capacidad de decisión y guardiana de los fundamentos sociales y espirituales de la comunidad, pasó a ser esclava  objeto de comercio como una cabra u oveja; de compañera fiel; a instrumento sexual de los invasores; y, de  amantísima y sacrificada madre; fue convertida por estos en animales reproductores; pues era conveniente para los conquistadores aumentar sus rebaños de esclavos como medio de poder económico.

De depositaria de la milenaria espiritualidad guanche; pasó a ser  para la nueva religión impuesta un demonio; de conocedora de las ancestrales plantas  medicinales, pasó a ser perseguida como Bruja; de ser preponderante en la vida de la sociedad guanche, pasó a ser la encarnación del diablo judéo-cristiano.

Pero a pesar de esta nueva situación humillante y denigrante impuesta por los invasores, éstos jamás pudieron ni han podido doblegar totalmente el espíritu vital que siempre ha animado los sentimientos más profundos de la mujer canaria, tanto de las ancestrales como de las actuales, dignas herederas y continuadoras de innumerables hechos de abnegación y amor a la  Matria (patria) y a la libertad que nos han trasmitido las antecesoras, hechos que nos han sido trasmitidos  por la Tamusni y recogidos por los cronistas, muchos de los cuales permanecen reflejados en la toponimia actual, no en vano, la mujer guanche fue Reina, Sacerdotisa y Guerrera, además de ser la trasmisora del linaje.

Perdura en la memoria colectiva actos heroicos como los protagonizados –entre otros muchos-, en Tamaránt (Gran Canaria) por una madre y su hija que prefirieron arrojarse al vacío antes que ser esclavizadas por los invasores, o la madre de familia de Tegueste en Chinech (Tenerife) que optó por emparedarse viva con sus hijos y su anciano padre por no entregarse a los conquistadores.
En Erbania (Fuerteventura) tenemos los ejemplos de Tibiabin y Tamonante. Tibiabin era considerada una “mujer fatídica y de mucho saber, quien, por revelación de los demonios (según la óptica etnocristiana) o por juicio natural, profetizaba varias cosas que después resultaban verdaderas, por lo cual era considerada por todos como una diosa y venerada; y [...] gobernaba las cosas de las ceremonias y los ritos, como sacerdotisa”.
Tamonante “regía las cosas de la justicia y decidía las controversias y las disensiones que ocurrían entre los duques y los principales de la isla, y en todas las cosas era superior en su gobierno” [Torriani (1590) 1978: 75].
Para Benahuare (La Palma) “Se suele señalar que en esta isla había mujeres amazonas, es decir, mujeres guerreras y valientes o que llegaban a detentar un poder político.
Veamos algunos ejemplos: a la hermana de Zuguiro y Garehagua, apresada en el término de Tigalate (Mazo) por los herreños, tuvieron que apuñalarle los pechos y darle muerte para defenderse de su bravura. Otro tanto pasó con Guayanfanta, en Aridane, mujer hermosa, de cuerpo gigantesco y de gran bravura, que se enfrentó con los cristianos herreños cuando trataban de acosarla, derribando a uno que le perseguía y tomándolo bajo el brazo, estuvo dispuesta a arrojarse con él al precipicio, pero los otros herreños lo impidieron rompiéndole ambas piernas” (Abreu Galindo).
Azurara también comenta cómo en una captura de palmeros como esclavos llevada a cabo por portugueses, se apresó a una mujer “que era de talla extraordinaria para una mujer y de la cual se decía que ella era la reina de una parte de esta isla”.  Torriani también indica que “las mujeres iban por delante de los hombres en los combates y peleaban virilmente, con piedras y varas largas”).
Refiriéndose a las guanchas de Chinech (Tenerife) Espinosa nos dice: “…iban también sus mujeres con ellos, que les llevaban la comida, y para si morían, que los trajesen a sus entierros y cuevas y, aunque fuesen venci­dos, no hacían daño alguno los vencedores a las mujeres ni hijos de los vencidos, ni a los viejos y hombres que no fue­sen de guerra, antes los dejaban en paz volver a sus casas.” (Alonso de Espinosa)
Compañera Fina, en ti se refleja el espíritu indómito de la mujer canaria forjadora de pueblos, la que al frente de sus familias emigraron a tierras lejanas para ser la simiente de nuevos canarios en el exterior fundadores de naciones, de pueblos y ciudades, de las cuales por las razones anteriormente apuntadas nos limitaremos a dar un breve resumen:

En 1545 se funda un pueblo en el lugar de Montecristi,  de la isla de la Española, con 30 vecinos casados de las Islas Canarias.

En 1659, para evitar la pérdida de Jamaica, “nada mejor que una armada despachada de la península ibérica cargada de gentes que han de ser de trabajo y provecho, como lo es la de las Canarias”.

En Venezuela entre otras poblaciones fundan San Antonio de Los Altos, Hoyo de La Cumbre y San Diego, en la que sus habitantes actuales portan un 84% de genes guanches
En Puerto Rico, especialmente en el recinto Mayagüez y de Hatillo, en la República Dominicana, municipio de Las Lagunas de Nisibón, son poblaciones que tiene a orgullo el alto porcentaje de genes guanches de sus habitantes.
En 1684 fundan en las afueras de Santo Domingo  San Carlos de Tenerife. En 1690 25 familias canarias fueron agregadas a la población de la segunda ciudad del país, Santiago en el fértil valle norteño del Cibao. En 1704 fue la fundación con familias canarias de la villa de Hincha. En años anteriores había tenido lugar la de Banica. A ella se le uniría en 1733 la de San Juan de la Maguana.
Las canarias y canarios en Cuba tenemos en nuestro  historial ser promotores de la fundación de Matanzas (1693), Sagua, San Carlos de Nuevitas, Manzanillo y Santiago de las Vegas, además de un gran aporte poblacional en  Camaguey.
Entre el 6 y 8 de abril de 1729, treinta familias canarias fundan Montevido. En 1731 diez familias canarias fundan San Antonio de Texas. Entre 1778 y 1783 unos 2.500 mujeres hombres y niños canarios que fueron llevados a Luisiana.
También fue la sangre de la mujer canaria la que dio vida a grandes luchadores por la libertad e independencia de los pueblos hermanos de América, entre ellos: Juan Francisco de León, José Gervasio Artigas, Francisco de Miranda, José Martí, Secundino Delgado Rodríguez  y,  toda una pléyade de canarios luchadores.

También la mujer canaria vio partir a su compañero en busca de la libertad el pan y la sal que en su Matria (patria) le era negado por un sistema colonial y opresor, ella se quedó aquí al frente del fisco de tierra  o labrando las del criollo cacique de turno y, luchando en un mar de adversidades con penurias sin cuento para sacar adelante a unos hijos y en ocasiones también a unos padres ya ancianos y, con las esperanzas puestas en el retorno de un marido portador de un deseado bienestar económico que en muchos casos, jamás se produjo.

Hoy en pleno siglo XXI somos testigos de cómo  la mujer canaria continua viéndose obligada a luchar con uñas y dientes para  arañar a la sociedad actual algunos espacios de la dignidad y  libertad de la que sus ancestros disfrutaron y que les fue arrebatadas por un sistema injusto, deshumanizado y machista, que si bien ha cambiado un poco en las formas, no así en el fondo que continua invariable.

Lamentablemente, también somos testigos de cómo por  parte de un sector enfermo de esta sociedad, los  dignos herederos ideológicos de aquellos bárbaros invasores, continúan denigrando, apaleando y asesinando a la mujer canaria.

Hacemos votos por la pronta liberación de la mujer canaria en el plano de igualdad que tuvieron sus ancestros, pero esta libertad sólo la conseguirá plenamente si viene indisolublemente aparejada con la de la Matria (patria).

Esto y mucho más compañera Fina, es lo que vemos reflejado en tu indomable espíritu de lucha y entrega por la consecución de la libertad y la justicia social en nuestra Matria.


Compañera Fina, gracias por permitirnos compartir contigo este momento, gracias por ser quien eres y, sobre todo…,  ¡Gracias por ser como eres!

Eduardo Pedro Garcia Rodriguez

Abril 5 de 2009.

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